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Fin del estado de alarma, el momento de la "responsabilidad individual"

SAMUEL A. PILAR
7 min.

El final del estado de alarma, previsto para este 9 de mayo, dará paso a un nuevo escenario legal en el que las comunidades autónomas ya no podrán decretar normas como los toques de queda, aunque no tendrán completamente las manos atadas para controlar la transmisión del coronavirus, ya que podrán imponer otras como limitaciones de horarios o control de aforos.

Los servicios jurídicos de las comunidades autónomas han apurado hasta el último momento para definir las medidas que aplicarán a partir de ahora sin chocar de nuevo con los tribunales, algo que ha ocurrido de manera habitual siempre que no ha estado vigente el estado de alarma. Sin embargo, cualquier escenario anterior no es comparable con el que se prevé para las próximas semanas, debido a un factor decisivo: el avance de la campaña de vacunación. El horizonte inmediato se presenta más favorable, pero los especialistas alertan del peligro de caer en triunfalismos y bajar la guardia ante el virus.

"Es muy importante entender que mientras exista una incidencia alta en el entorno comunitario, y una cobertura baja de vacunación, no debemos relajar las medidas individuales, incluso en las personas que han sido vacunadas", expresa a RTVE.es Daniel López Acuña, epidemiólogo y exdirector de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, quien recuerda que en España "acabamos de superar solo el 12% de la población vacunada con dos dosis".

Sobre el final del estado de alarma, López Acuña apunta a que "es un momento en el que hay que apelar mucho a la responsabilidad individual y que no por la fatiga pandémica, o por el hartazgo, o por la falsa seguridad de que hemos recibido una o dos dosis de la vacuna, pensemos que ya podemos abrir las compuertas". Desde su punto de vista, "hasta que consigamos un 70%-80% de la población vacunada, toca mantener medidas de mucha cautela, de mucha precaución".

Impacto de las vacunas

El efecto favorable de las vacunas en la evolución de la pandemia es incuestionable, algo que ya se está comprobando en países con una tasa de cobertura muy alta como Israel, Reino Unido o Estados Unidos, que incluso se han permitido relajar ciertas medidas contra el virus, a pesar de que las mascarillas sigan siendo necesarias en espacios cerrados o haya limitaciones en la cantidad de personas que se pueden reunir, especialmente en interiores. Estados Unidos ha anunciado que las personas vacunadas contra el coronavirus pueden estar en exteriores sin mascarilla, excepto en entornos muy concurridos y eventos multitudinarios. En esta misma línea, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) ha pedido que se relaje el uso de mascarilla entre vacunados.

Sin embargo, si las cifras positivas desde la irrupción de las vacunas son claras, también lo es la evidencia científica en lo que respecta a riesgo de infección y de contagio. Las vacunas, todas ellas, protegen contra la severidad de la COVID-19 -hospitalización y muerte-, pero no eliminan completamente el riesgo de transmisión. Los primeros indicios apuntan a que la contagiosidad de los vacunados, en caso de infectarse, disminuye significativamente, pero no se elimina por completo, lo que convierte a las personas que aún no han sido vacunadas en población vulnerable. Además, siempre quedará un porcentaje muy pequeño que no estará protegido a pesar de haber recibido la pauta completa de vacunación.

Rafael Ortí (SEMPSPH): Nadie puede considerarse seguro al cien por cien aunque esté vacunado.

"Las personas vacunadas deben saber que la efectividad de las mejores vacunas va a estar alrededor del 95%. Eso quiere decir que hay un 5% que teóricamente no está protegido", manifiesta a RTVE.es Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), quien explica que "generalmente esto ocurrirá con personas mayores, o que tengan un tratamiento inmunosupresor o una condición de riesgo especial". "Sí que es verdad que esperamos que para ellos no sea una enfermedad grave, pero no deja de ser un foco de infección y de transmisión a otras personas que a lo mejor no están vacunadas", prosigue.

"Nadie puede considerarse seguro al cien por cien", insiste Ortí, ya que "una persona vacunada puede estar en ese 5%", por lo que recuerda que aún se tendrán que guardar "una serie de precauciones" hasta que se alcance la inmunidad de grupo, momento en el que el virus tendrá muchas dificultades para circular entre las personas. Aunque matiza que "también es verdad que psicológicamente nos podemos liberar un poco y pensar que podemos hacer una vida prácticamente normal". "Con la vacunación, si estamos con otra persona vacunada, podemos estar sin mascarilla, y eso debemos tenerlo en cuenta", asegura.

Respecto a las personas que no estén vacunadas, Rafael Ortí considera que "han de seguir igual". "A pesar de todo, mucha gente sigue sin estar vacunada, algunos porque no han tenido oportunidad y otros porque no quieren. Por eso es importante seguir con esa conducta de colaboración con la sociedad; de respeto mutuo y de comportamientos saludable", opina, recordando que la vacunación tiene una doble finalidad: protegerse tanto a nivel individual como de grupo.

Punto de vacunación instalado en el recinto ferial de Montjuic, en Barcelona. EFE / ENRIC FONTCUBERTA

Especial precaución entre los más jóvenes

La llegada del buen tiempo y una mayor vida social al aire libre, sumadas al avance de la campaña de vacunación, pueden reducir el impacto del virus hasta niveles mínimos, aunque los expertos recalcan que no se debe bajar la guardia en ningún momento, especialmente entre las personas más jóvenes. "Uno de los fenómenos que vamos a ver este verano es que tendremos un grupo más protegido de personas mayores que pueden experimentar en todo caso infección asintomática, o poco severa que no requiera hospitalización, y un grupo de personas más jóvenes que van a tener un alto riesgo de infección porque no están todavía protegidos con la vacuna, y van a estar interactuando", adelanta Daniel López Acuña. "Corremos el riesgo de una ola o un repunte en verano de población más joven", advierte, recordando que "la única manera de reducirlo es el uso de la mascarilla, la distancia física y el no incurrir en agrupaciones o reuniones sociales".

Daniel López Acuña: Corremos el riesgo de una ola o un repunte en verano de población más joven.

Además, la apertura turística va a añadir un riesgo adicional: el de una mayor probabilidad de que entren las nuevas variantes del coronavirus, como la india, la sudafricana o la brasileña; que ya han demostrado una mayor contagiosidad, además de su capacidad para reducir la efectividad de las vacunas. El pasaporte COVID que está preparando la Unión Europea para poder abrir las fronteras con mayor seguridad tampoco convence a todo el mundo. "Desde mi punto de vista, no es un proceso realmente sólido que dé seguridad sanitaria, porque recordemos que uno puede estar vacunado, pero todavía ser susceptible de infección o de contagio, manifiesta López Acuña, quien pide también "seguir con las medidas de PCR negativas antes de viajar".

Imagen del aeropuerto londinense de Heathrow, uno de los de mayor tráfico aéreo del mundo. REUTERS / H. NICHOLLS

Para poner freno a una posible entrada de variantes, Rafael Ortí cree que en verano "se deben mantener esas precauciones con limitación al transporte internacional, como se está empezando a hacer ahora y se podía haber hecho mucho antes". Este especialista en medicina preventiva apela a mantener "cuarentenas para quien venga de zonas con alta incidencia de cepas circulantes de riesgo que se sospeche que puedan saltarse la vacunación".

​Sin embargo, Ortí se muestra "seguro" de que que "este verano el escenario va a ser más favorable", a pesar de la presión turística y de esa "ansia de libertad que tiene todo el mundo". "Tenemos unos niveles de incidencia todavía altos en algunas comunidades, pero es previsible que en el próximo mes o en los próximos dos meses, con el aumento de la cobertura vacunal de las personas de riesgo, lleguemos un escenario muchísimo mejor en el que puede haber transmisión entre los más jóvenes, pero no tanto incremento de ingresos hospitalarios y de mortalidad", vaticina.

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