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Elecciones 4M Madrid

Las claves del 4M en Madrid: la gran batalla que marcará el futuro de la política nacional

ROCÍO GIL GRANDE
15 min.

Madrid es España dentro de España”, decía hace poco la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso. No iba del todo desencaminada, al menos en lo que respecta a la política. No hay partido que no ambicione en especial esta región, que alberga a la capital y que da aire y peso a la formación que la gobierne, pero es que, además, el resultado de las elecciones del 4M en la Comunidad de Madrid y los posibles pactos que vengan después pueden marcar el futuro orden político nacional.

Todos los líderes se juegan mucho en estas elecciones. Alguno, incluso la supervivencia de su propio partido. Y el Gobierno de coalición nacional también podría ver refrendada en Madrid su unión o, por el contrario, marcar distancias.

El CIS preelectoral otorga a Ayuso una holgada mayoría sobre el resto de candidatos, aunque no absoluta, y un empate técnico entre los bloques de la izquierda y la derecha en Madrid. Esto deja todo un escenario abierto de posibilidades e incluso una derrota puede convertirse en un éxito con los pactos necesarios.

Estas son algunas de las claves de las elecciones del 4M en Madrid:

La joya de la Corona: mucho que ganar y que perder

“Madrid realmente es el mayor poder territorial que puede tener un partido. Alberga la capital, es la más potente en términos económicos y en cuanto a visibilidad de política y de gestión”, explica a RTVE.es el politólogo Edu Bayón. Coincide la directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Paloma Román Marugán, al afirmar que “todos se juegan mucho a nivel autonómico y nacional, por eso la política está tan polarizada”.

Una victoria de Ayuso, como pronostican las encuestas, supondría el primer respaldo en las urnas al liderazgo de Pablo Casado (PP), que ha perdido en todas las citas electorales frente al PSOE de Pedro Sánchez (salvo en Galicia, donde el PP revalidó este verano la mayoría absoluta con Alberto Núñez Feijóo). El actual líder del PP se juega “conservar su principal plaza” territorial ahora mismo, destaca Bayón. Pero, si la jugada de las elecciones anticipadas que convocó Ayuso no sale como esperaba y Ángel Gabilondo (PSOE) logra sumar con otras formaciones, los socialistas podrían arrebatar el Gobierno al PP tras casi 26 años de hegemonía y “sería un batacazo fortísimo y un retroceso grande en el PP”, señala Marugán.

En cuanto al resto de formaciones, Ciudadanos se arriesga a caer en la irrelevancia política y en la senda de la desaparición. Más Madrid necesita consolidar su espacio y seguir siendo un partido de peso en la comunidad ya que fuera de ésta no tiene ningún poder, al menos como quedó demostrado en las generales de 2019 con Más País. Vox, por su parte, podría acabar con la tendencia de crecimiento en todas las elecciones tras las andaluzas de 2018 y ver cómo Ayuso aglutina a sus votantes en el PP, aunque lo que tiene por ganar no es poco: entrar por primera vez en un gobierno autonómico. Y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) podría consolidar la coalición con el PSOE a nivel nacional si reedita la fórmula en Madrid, aunque el CIS le sitúa en último lugar en la Asamblea y ya está preparando su relevo como secretario general del partido.

Ayuso, a por mayoría absoluta en el primer asalto de Casado a La Moncloa

Isabel Díaz Ayuso aprovechó la moción que Ciudadanos había presentado en Murcia con el PSOE para romper en marzo con el partido naranja tras dos años de constantes roces y adelantar las elecciones. Desde el principio dejó claro que buscaba gobernar en solitario y se propuso unificar el espacio del centro-derecha (incluyendo a los votantes de Cs y de Vox), pero es probable que tenga que acabar pactando para gobernar y que lo acabe haciendo, de nuevo, en una coalición.

Casado, por su parte, se ha planteado estas elecciones como la “clave” para ascender hasta La Moncloa en las elecciones generales. “Lo que busca es ver reforzado su liderazgo, pero es un arma de doble filo”, afirma Marugán. Una victoria de Ayuso es un “éxito” para él como líder del PP, pero “también se proyectaría una sombra del liderazgo sobre Pablo Casado”, ya que la presidenta madrileña ha marcado un “perfil propio” dentro del partido: "A Casado no le interesa que crezca más que él”. Bayón también señala que Ayuso se ha convertido en “el referente del PP con una táctica y un discurso político como la líder de la oposición al Gobierno central”. “Eso podría acentuarse más y no es fácil, a priori, cómo lo va a gestionar Casado”, coincide.

¿Gobernará Ayuso si puede con Ciudadanos o con Vox?

Si se cumplen las encuestas, Ayuso solo podrá gobernar gracias a Vox, bien sea con un gobierno en solitario y en minoría con apoyo externo de la formación de Santiago Abascal o en coalición con su candidata, Rocío Monasterio. Ciudadanos podría quedarse fuera de todas las ecuaciones ya que algunas encuestas, como la del CIS, le sacan de la Asamblea. En cualquier caso, Ayuso se ha mostrado desde el principio mucho más cómoda con Vox que con Ciudadanos, de quien siempre ha recelado pese a haber gobernado juntos.

Esto podría suponer un problema para Casado, que en octubre rompió con Santiago Abascal durante la moción de censura a Pedro Sánchez para situarse como un “partido de Estado” más centrado y moderado. “El problema de Casado y de su dirección es que la estrategia ha sido ambivalente durante todo 2020, ha habido momentos de tensionar y generar un clima de mucha crispación política y otros en los que se ha presentado más moderado y centrista”, expone Bayón. Marugán destaca que puede haber un problema “de definición y de coherencia” en el partido, aunque “el principal problema del PP sería perder Madrid, así que ‘París bien vale una misa’, es decir, bien vale un pacto con Vox”.

Ciudadanos se juega la supervivencia en sus momentos más críticos

Ciudadanos, por su parte, llega a estas elecciones ”herido de muerte, según Bayón y “se juega su propia supervivencia” en un entorno hostil, donde “la barrera electoral del 5% pone bastante difícil entrar” en la Asamblea regional. Los movimientos de los últimos meses han pasado una factura enorme. En febrero, perdieron 30 diputados en el Parlament de Cataluña en las elecciones del 14F y pasaron de ser primera a penúltima fuerza política. La moción de censura fallida de marzo en Murcia llevó a Ciudadanos a perder ese gobierno regional y también el de Madrid y se queda solo con Andalucía y Castilla y León, donde Gobierna con el PP. La fuga de dirigentes naranjas, algunos de ellos fagocitados por el PP como Fran Herviás o Toni Cantó, o los tres diputados rebeldes de Murcia incorporados al Ejecutivo del PP, han agravado enormemente la situación. Han perdido dos escaños en el Senado, donde podrían perder el grupo propio, y uno en el Congreso, con lo que el que fuera en otro tiempo el tercer partido de España se queda en cuatro senadores y nueve diputados.

El liderazgo de Inés Arrimadas al frente del partido nacional está en entredicho. Su apuesta para salvar a Ciudadanos en Madrid ha pasado por apartar al exvicepresidente madrileño Ignacio Aguado y situar como cabeza de lista a Edmundo Bal. Pero “una nueva debacle electoral sería parte del fin, Ciudadanos entraría en cuidados intensivos y no tendría fuelle en ninguna otra convocatoria electoral”, afirma Marugán.

El pronóstico que hace Bayón no es mejor que el que le dan las encuestas y les ve fuera de la Asamblea: “Tienen una estrategia para el 4M poco clara, se presentan anunciando abiertamente que quieren volver a gobernar con el PP, en lugar de competir con ellos, que son quienes se están quedando con sus votantes”.

Gabilondo evita la crispación Ayuso-Iglesias y mira a Más Madrid y Cs

El candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, se ha presentado en campaña como “soso, serio y formal” para marcar distancia con la polarización y la crispación política, con los insultos y las descalificaciones. Se desmarca también de la rivalidad manifiesta y encendida entre Ayuso y el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. Tanto es así, que llegó a decir que él no pactaría con “este Iglesias” como sí hizo Pedro Sánchez en el Gobierno de coalición, y ha criticado su “extremismo”. En cambio, apuesta por un Gobierno alternativo al de Ayuso sumando con Ciudadanos y Más Madrid, pero las encuestas prevén que, sin Unidas Podemos, a Gabilondo no le darán los números.

“De lo que se dice en campaña a lo que se hace después va un trecho”, afirma Marugán, quien cuestiona que el veto de Gabilondo a Iglesias sea firme. “Él no ha dicho ‘con Iglesias no’, sino ‘con este Iglesias no’ para recalcar que el líder de Unidas Podemos es demasiado guerrero, teniendo en cuenta el perfil sosegado de Gabilondo”, prosigue la politóloga, quien cree que “lo que vaya a pasar después de las elecciones, es otra cosa”. Para Bayón, si PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos suman, “la izquierda va a gobernar junta sin ningún problema y lo harán en coalición”. “Otro tipo de acuerdo o de investidura facilitada de forma externa” para Gabilondo “no es posible”, zanja, y enmarca sus palabras sobre Iglesias en “la estrategia de los primeros días”.

El liderazgo de Iglesias y su ‘efecto’ en las elecciones

El paso que ha dado Pablo Iglesias como candidato a las elecciones de Madrid, abandonando el Gobierno de coalición que tanto esfuerzo le costó articular y del que era vicepresidente segundo, servirá para levantar a Unidas Podemos en la región. “Unidas Podemos iba fatal en Madrid, se jugaba el 5% de votos necesarios para tener representación y el salto de Iglesias refleja en las encuestas que, por lo menos, el partido se va a salvar en Madrid”, afirma Marugán. Bayón destaca que Iglesias está “salvaguardando el espacio” en un espectro político que comparte con Más Madrid tras su “escisión” de Podemos y recalca que, el hecho de que el partido se hubiera quedado fuera del parlamento regional como ocurrió en Galicia en las autonómicas de julio “hubiera sido terrible”. Su candidatura ha surtido efecto, aunque éste ha sido discreto, según las encuestas. El CIS otorga a la formación un 3,2% más de votos respecto a los que obtuvo en 2019.

Pero además, la candidatura de Iglesias es un punto de inflexión en el liderazgo de Unidas Podemos. Iglesias asegura que le quedan “unos años” como secretario general del partido, aunque ya sitúa a la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como su sucesora. Dice de ella que es “mejor” que él mismo y que llevará al partido “más lejos”. Iglesias asegura que aspira a gobernar la Comunidad de Madrid, pero el CIS sitúa a Unidas Podemos como última fuerza. En cualquier caso, el líder morado descarta marcharse de la política madrileña si se queda en la oposición porque se quedará donde los ciudadanos consideren que es “más útil”.

En este sentido, Bayón cree que el salto a Madrid y “los propios cambios dentro del Gobierno de coalición”, con Díaz ascendida a vicepresidenta -la única de Unidas Podemos-, ha “facilitado” que pueda haber en el futuro no muy lejano un cambio de liderazgo, algo que “mucha gente veía difícil de gestionar”. Pero Marugán considera que lo que Iglesias quiere es “estar en el centro del foco”, que ahora está en Madrid, y “le gusta más la política del día a día que el despacho” de vicepresidente.

Monasterio y el tirón de Ayuso entre los votantes de Vox

Si bien Vox podría apuntarse un tanto en caso de pactar un Gobierno de coalición con Ayuso, lo cierto es que la candidata del PP es su principal adversaria y quien podría ganarle terreno político. Según el CIS preelectoral, quienes votaron a Vox en las elecciones autonómicas de 2019 valoran mejor a la presidenta madrileña que a la propia Rocío Monasterio, la candidata del partido de Santiago Abascal este 4M. El Centro de Investigaciones Sociológicas prevé, además, un importante trasvase de votos de Vox hacia el PP el 26M y sitúa la candidatura de Monasterio al borde de poder perder la representación en la Asamblea de Madrid, con un 5,5% de los votos. Algo que, sin embargo, los politólogos creen que no ocurrirá.

"Mucho voto que antes fue a Vox ahora será voto útil e irá a parar en Díaz Ayuso", asegura Marugán, quien cree que Abascal podría salir "perjudicado" si esto ocurre. Para Bayón, lo único que está en juego es que el partido siga "en la línea ascendente" que viene teniendo en todas las citas electorales desde 2018, la última el pasado 14F, cuando entraron en el Parlament catalán. Reconoce que "Ayuso compite muy bien con Vox" pero enmarca el tirón del PP sobre el partido de Abascal únicamente en territorio autonómico.

Una vez más, la izquierda llega desunida al 4M

La izquierda, que vuelve a presentarse estas elecciones con tres listas diferenciadas, lleva sin poder gobernar en Madrid desde 1995, cuando Alberto Ruiz Gallardón inició la era del PP en la Comunidad. “La izquierda tiene un problema estructural en Madrid y, desde el tamayazo no ha levantado cabeza”, afirma Marugán, en referencia al caso de transfuguismo del PSOE en 2003 que impidió al socialista Rafael Simancas ser investido presidente y por el que hubo que repetir elecciones, tras las que gobernó Esperanza Aguirre.

Sin embargo, Bayón descarta que vaya a haber “grandes ataques” entre PSOE, Unidas Podemos y Más Madrid porque eso es lo que “contribuye a desmovilizar al electorado” y los tres partidos están en sintonía con un objetivo común, el de sacar a Ayuso de la Comunidad. Hasta ahora, es el PSOE el que tiene mayores reticencias a pactar con Unidas Podemos al decir "con este Iglesias, no". Unidas Podemos y Más Madrid, además, han restado importancia al hecho de ir en listas separadas ya que, superando los tres partidos el umbral del 5% para entrar en la asamblea, la izquierda no debería perder escaños con los que poder sumar tras el 4M.

Mónica García, el ‘azote’ de Ayuso y su ‘no’ a Iglesias

Mónica García (Más Madrid) lleva dos años haciendo una firme y muy crítica oposición a Ayuso en Madrid, especialmente respecto a su gestión sanitaria, lo que le ha hecho ganar cierto protagonismo político que no tenía cuando se presentó como número 10 en la lista de Más Madrid en 2019. García, que antes fue diputada de Podemos en la Asamblea y acabó dando el salto con el exfundador del partido morado Íñigo Errejón a Más Madrid, rechazó ir en una lista conjunta con Iglesias porque a la política nacional le sobra "testosterona" y porque las mujeres están hartas de "hacer el trabajo sucio" para tener "que apartarse en los momentos históricos". Aún así, está decidida a sumar con él y con Gabilondo si dan los números tras el 4M.

“Lo que hizo Mónica García fue parar un golpe de condescendencia de Iglesias y reafirmarse como líder una vez él entró el juego”, defiende Marugán. Para Bayón, era “la maniobra esperable”, ya que en unas primarias conjuntas “Iglesias hubiese ganado”. “Más Madrid va por libre para salvaguardar su autonomía, se juega quedar por encima de Unidas Podemos y consolidar ese electorado que había logrado en 2019 y que entonces estaba muy influenciado por la candidatura de Manuela Carmena en las municipales”, añade.

¿Cómo puede afectar todo al Gobierno de coalición?

Mientras que ninguno de los politólogos prevé que vaya a haber grandes ataques en campaña entre PSOE y Unidas Podemos que puedan afectar negativamente al Gobierno de coalición, la clave está en qué pasará tras el 4M. “La competición se prevé poco beligerante, intentando hacer poco daño a los partidos de la izquierda”, señala Marugán. Bayón considera que, “si se produce un cambio de Gobierno en Madrid” con PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos, “sería un respaldo muy importante para el Ejecutivo central”.

Unas nuevas elecciones en plena pandemia de coronavirus

Las madrileñas serán las cuartas elecciones autonómicas que se celebran en pandemia, detrás de Galicia y País Vasco -que se celebraron el 12 de julio- y las catalanas del pasado 14 de febrero. “La participación se prevé menor, teniendo en cuenta además que las elecciones se celebran en un día laborable”, señala Marugán, quien prevé una importante subida del voto por correo. Si bien destaca que, normalmente, una baja participación suele repercutir en un peor resultado para la izquierda, no cree que este sea el caso ya que el motivo de la abstención por el coronavirus afecta a todos los votantes por igual: “No es una cuestión ideológica, sino sanitaria”.

Con todo, los madrileños serán quienes acaben decidiendo quién estará al frente del Gobierno regional los próximos dos años, ya que los comicios se dan a mitad de la legislatura. Ni siquiera las encuestas pueden asegurar a ciencia cierta lo que va a ocurrir. Todo queda abierto hasta que se conozca el resultado de las urnas.

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