Las elecciones catalanas de este 14F han confirmado el derrumbe que ya le pronosticaban los sondeos a Ciudadanos, una formación que ha pasado de ser primera fuerza a ocupar la séptima posición tras obtener un 5,57 % de los votos y mantener solo 6 diputados de los 36 que tenía. El candidato ‘naranja’ a la Generalitat, Carlos Carrizosa, no ha logrado acaparar el voto "constitucionalista" como se había propuesto y se ha topado con una sangría de electores que se le han fugado por la izquierda y por la derecha.
La formación 'naranja', que nació hace unos 15 años en Cataluña, consiguió capitalizar en 2017 el voto del centro-derecha y se impuso entonces como la opción más votada con 36 diputados y más de un millón de votos (25,37 %), un resultado nunca antes alcanzado por un partido no nacionalista en Cataluña. Cuatro años después de aquella histórica victoria, ha sido incapaz de vencer aal 'efecto Illa'que anunciaban todas las encuestas.
Su desplome en el Parlament se explica, en parte, por la crisis del partido a nivel nacional, el distinto contexto político respecto a diciembre de 2017 y la diferencia de participación, entre otros factores.
De primera a séptima fuerza tras el 'efecto Illa' y el 'sorpasso' de Vox
Ciudadanos se ha quedado con una sexta parte de su representación parlamentaria en la comunidad autónoma donde hasta ahora tenía más diputados y se convierte en séptima fuerza por debajo de PSC, ERC (partidos que empatan en número de escaños), JxCat, Vox, la CUP y En Común Podem, y solo por delante del PP.
Pierde también su posición como principal exponente de las fuerzas no independentistas en Cataluña en beneficio del PSC, a quien los comicios le han dado 33 escaños. Son los socialistas catalanes los que más se habrían favorecido de una fuga de votos naranjas que también ha beneficiado a Vox, que entra en el Parlament con 11 diputados, mientras el PP se queda como última fuerza parlamentaria tras perder uno de los cuatro representantes que tenía.
El partido de Carrizosa, que no ha ganado en ningún municipio de toda Cataluña, ha calificado internamente de "desastre absoluto" y "batacazo" el resultado mientras seguía el escrutinio, según fuentes del partido a TVE.
Achacan el retroceso a la baja participación
El ascenso que Cs se había labrado en Cataluña se ha revertido, por tanto, en estos comicios, los más atípicos de la historia debido a una pandemia que ha incrementado en más de un 300 % el voto por correo y ha provocado una caída en la participación, que se hunde hasta el 53,6 % y se sitúa muy por debajo del récord del 81, 94 % marcado hace cuatro años.
Durante la comparecencia en la que el partido ha valorado los resultados, Carrizosa ha achacado el retroceso a esa baja participación y no ha hecho referencia a la caída de 36 a 6 escaños. Ha destacado que "la mitad de los catalanes se han quedado en casa" y ha admitido que no han "sabido movilizar al voto constitucionalista" como hubieran querido, una frase casi idéntica a la pronunciada minutos después por la líder nacional de la formación, quien ha lamentado que el "separatismo" salga "reforzado" de las elecciones.
Desde Cs seguirán "haciendo lo mismo que desde 2006", defender su proyecto para Cataluña "desde el centro" y la "moderación", aseguran.
"Seguiremos defendiendo a los que nos han votado, pero también a aquellos otros que se han quedado en casa", ha añadido Carrizosa, quien, durante la campaña, ha hecho un continuo llamamiento a los votantes “constitucionalistas”y a todos los catalanes quienes estuvieran dispuestos a abrir “una nueva etapa de convivencia” alejada de los propósitos independentistas, como ha insistido este mismo domingo tras ejercer su voto.
Otro golpe histórico para los 'naranjas'
El deseo de Carrizosa de aglutinar el voto del centro político en Cataluña y mantener peso en el Parlament ha caído en saco roto, como también le ha ocurrido a las expectativas de la presidenta del partido, que se ha volcado en estas elecciones aprovechando el tirón que tuvo en 2017 como candidata. También ella había pedido incesantemente durante la campaña la movilización ciudadana ante el riesgo, advirtió, de un "tripartito" entre PSC, ERC y los 'comunes'.
Sin embargo, tampoco su esfuerzo ha dado frutos, a tenor del mal resultado cosechado por un partido para el que estos comicios eran clave. Tenían la posibilidad de afianzar el liderazgo de Arrimadas y reconducir el rumbo del partido tras el hundimiento de las generales de abril de 2019 y la traumática marcha de Albert Rivera, pero ninguno de esos dos objetivos se ha conseguido y el resultado supone otro duro golpe para Cs.
Más allá de esto, el desplome supone también un fracaso personal para Arrimadas y Carrizosa por ser este último una apuesta de la dirección del partido para sustituir a Lorena Roldán, que había sido elegida candidata en las primarias de la formación y que el 30 de diciembre dejó las filas de Cs para unirse a las de Partido Popular.
La desmovilización y la fuga de votos
El partido de Carrizosa dejó claro que no quería descolgarse de las opciones de gobierno y se abrió a constituir un posible Gobierno constitucionalista junto al PSC frente a una suma que pudiera incluir a partidos independentistas y ante la amenaza de una posible repetición electoral, aunque tras la significativa pérdida de diputados de los 'naranjas' la suma de ambos está muy lejos de alcanzar la mayoría absoluta (68 diputados). Las fuerzas independentistas --ERC, Junts y la CUP-- sí han logrado, en cambio, reforzar su mayoría absoluta en los comicios con una suma total de 74 representantes.
Cuando no se había confirmado todavía la dramática caída de diputados el propio candicato de Cs ya apuntaba en campaña que su votante es "muy exigente" a la hora de ir a votar y señalaba que sus máximo enemigos en este 14F eran la abstención y la indecisión. Los malos datos de participación, insisten, han castigado a su formación.
No han mencionado algo que también es muy significativo: la fuga de votos. En 2017, Cs había sabido captar al electorado del PSC al proponerse con éxito como dique de contención contra el independentismo, pero esos votantes ahora habrían vuelto a su opción habitual socialista una vez dejado atrás el momento álgido del 'procés'.
Por otro lado, los votantes de Cs en aquel año de ideología conservadora que optaron por el partido por presentarse como los más beligerantes contra el independentismo ahora tienen en Vox la alternativa más tajante.
La caída de votos y la abstención ha sido especialmente dañina en Tarragona y, especialmente, en sus feudos del área metropolitana de Barcelona, como Santa Coloma de Gramanet --de 21.000 votos en 2017 a 2.700 este 14F-- o en L'Hospitalet de Llobregat --de 45.000 votos a poco más de 5.000 en esta ocasión--. En ambos municipios, el primer puesto ha pasado del color naranja al rojo de Salvador Illa.
Reunión urgente del Comité Ejecutivo este lunes
Horas antes de que se conociera el resultado electoral del 14F, la presidenta de Ciudadanos ya había decidido convocar para este lunes una reunión urgente del Comité Ejecutivo, que se celebrará de forma presencial en la sede del partido en Madrid.
Será el momento de analizar el descalabro y definir una nueva estrategia, aunque lo cierto es que el futuro se presenta complicado para los de Arrimadas. Tienen, a un lado, a PP y Vox --pugnando a su vez entre ellos-- y, al otro, al PSOE, que saca partido de la desorientación de quienes votaron a Ciudadanos en el pasado; un fenómeno que se produjo primero en el conjunto de España y que se reproduce ahora en Cataluña.
Se explica así el ascenso del PSC de Salvador Illa, y también el de Vox, que suma más votos y escaños que Cs y PP juntos.