Cineasta venerado de la actualidad, Paolo Sorrentino (Napolés, 1970) es de los pocos autores europeos (y mundiales) que, como su admirado Federico Fellini, pueden permitirse plasmar su universo sin limitaciones presupuestarias. El cineasta ha ficcionado en Fue la mano de Dios el hecho biográfico que quebró su vida en dos: el fallecimiento de sus padres al inhalar dióxido de carbono cuando él tenía 16 años
Sorrentino ha aparcado sus habituales protagonistas ancianos que reflexionan sobre el paso del tiempo para mirar, desde su juventud napolitana, al paso a la madurez. “He podido retratar la adolescencia porque era mi propia historia, si no no me resultaría fácil”, puntualiza.
En el Festival de San Sebastián ha ofrecido una clase magistral desgranando su oficio advirtiendo antes: para hablar de cine, y de la vida, “lo que más odia en el mundo es la retórica”. A cambio, lo único que soporta son los matices: “son lo más importante en la vida”.
Inspiración: si no hay acto afortunado, queda el trabajo
“La inspiración viene de la vida, del libro, del cine, de la pintura. Todo eso se conjuga, mezcla y en un acto de fortuna nace un universo poético singular. O sale o no sale. Pero si no sale se puede trabajar para conseguirlo. No es un oficio en el que todo es talento, algunos son todo talento, pero la mayoría tiene un poco de talento y mucha dedicación”.
Escribir guiones sin pensar en las imágenes
“Escribo sin pensar mucho en las imágenes y no hago grandes descripciones porque ¿cómo le das fuerza a las imágenes con las palabras. (En el guion de Fue la mano de Dios, sin embargo, describe una enorme lámpara posada en el suelo de un palacio como ‘una gran ballena varada’). Es algo que hago desde niño: Antonio Capuano me enseñó que con una escritura enrevesada, con metáforas, puedes engañar al productor porque todo parece más magnífico de lo que es y así me podían comprar la película más fácilmente".
Cómo la vida influye en la obra: todo está ya vivido
“La escritora Flannery O'Connor decía que después de los nueve años ya no sucede nada significativo en la vida que se pueda reflejar en un libro. Así que solo queda escribir. Me levantó, tomo café, fumo un cigarro o un puro y me siento a escribir todo el día. Si no sale nada me siento a ver 25 partidos de fútbol o baloncesto y cuando me aburro me siento a escribir otra vez. El problema es que escribir no es fácil: hay que reescribir, leer y volver a reescribir”.
Maradona, el mito semidivino
“Para mí, y muchos napolitanos de mi generación, Maradona es una figura de características semidivinas, ahora ya no lo es tanto. No hay fotos de Maradona llegando a Nápoles: apareció un día en el estadio, surgiendo de una gruta como si fuera la gruta de Belén. Y apareció como un recién nacido, como un pequeño niño. Un periodista contaba que aparecía por la ciudad en los lugares más insospechados, en pequeños utilitarios, nunca en coches lujosos. Yo le vi una vez en un Fiat Panda. Siempre ha estado rodeado de circunstancias extrañas: desaparece y resucita. Su vida es la de un mártir, se asemeja a la de los santos. Es una figura entre lo sagrado y profano".
Fellini: la sensación de que falta tierra bajo los pies
“Qué puedo decir: su influencia es fundamental en mí. Fellini elegía muy cuidadosamente las historias que iba a contar y por eso se compara mucho conmigo. Su tema era siempre esa sensación del ser humano de que falta la tierra bajo los pies. Eso lo trataba de una manera absoluta”.
Mentira en el cine: la verdad del cartón piedra
“El cine tiene esa cosa formidable que no pasa en ningún otro ámbito: puedes ser verdadero a través de lo falso. Por eso Fellini es tan importante: en Italia predominaba el neorrealismo de Rosellini y llegó uno que dijo: ‘no, yo me invento todo’. La crítica le demolía y aún lo siguen haciendo. A través del cartón piedra se puede contar algo verdadero. No me opongo al realismo: hay sitio para todos y todos dicen la verdad. Lo importante es la sinceridad de la intención, no tratar de provocar emociones con efectos básicos. Cuando ya son efectos de más nivel, funciona. En eso el cine se parece a la magia y al circo".
Simplicidad y complejidad de las películas
“Una película está bien cuando la idea de partida es muy simple, elementa. Cuando he partido de ideas complejas he acabado perdiéndome. Luego la realización puede ser compleja, pero el núcleo original tiene que ser muy simple”.
Dirección de actores: instrucciones precisas y evitar la improvisación
“Normalmente las instrucciones son muy precisas: doy mucha información previamente y en el guion también soy precis,o en parte porque me aterrorizan las preguntas de los actores sobre los personajes. Busco actores cercanos al personaje, no les pido grandes transformaciones. Y solo me ocupo del ritmo, de la velocidad. Los actores se suponen que ya saben recitar, no tengo nada que decirles. Ya han estudiado en escuelas de interpretación, que por cierto no sé qué se hace en las escuelas de interpretación”.
“Hay actores que necesitas improvisación, lo que me parece raro. Hay un actor napolitano, Carlo Buccirosso, con el que trabajé en La gran belleza y El divo, que es un improvisador extraordinario y me metía en problemas porque improvisaba cosas mejores que las que yo había escrito, era muy divertido. También hay actores que, por razones misteriosas, son buenos secundarios pero no desarrollan la fuerza para hacer de protagonistas".
Distancia necesaria sobre los biográfico
(Filippo Scotti interpreta en Fue la mano de dios un personaje basado en la juventud de Sorrentino). “Lo tratamos como cualquier personaje autónomo de otra película. Era una distancia necesaria porque sino yo hubiera tenido que hacer un proceso complicado de introspección y luego ponerme el traje de director".
“Me sentía preparado porque he cumplido 50 años y quería hacer una especia de balance. Todas las películas son biográficas pero en esta es más evidente. Pero siempre tiene que prevalcer el relato cinematográfico, al igual que cuando se hace una película sobre un personaje histórico como Andreotti o Berlusconi. Tiene que tener sinceridad, coherencia y gustar al público".
Toni Servillo: la misma visión irónica del mundo
“Somos muy amigos. Cuando era joven, en Nápoles había solo una empresa de producción de cine y teatro que llevaba Toni y todos acudíamos allí. Toni para mi es una figura de hermano mayor, incluso paterna. Era natural que hiciese de mi padre en Fue la mano de Dios. Compartimos un cierto modo de ver la vida, una forma de ironía sobre las cosas que suceden. Y, además de la ironía y el placer de estar juntos, somos trabajadores incansables. Y somos valientes en el trabajo, no en la vida, pero hemos hecho películas arriesgadas porque son parodias y las parodias dan pie a grandes críticas".
Nápoles: relación de lo sagrado y lo profano
“Pienso que Nápoles, con ese bagaje pseudoreligioso y de cultura popular me ha influenciado. Familiares y parientes contaban anécdotas maravillosas, como la del pequeño monje misterioso que aparece en la película. Aprendí a maravillarme. Como cuando aparecía Maradona y la gente se paraba por la calle. O cuando vi a Andreotti en un mercado de antigüedades. Por eso en mi cine hay lo que parecen epifanías, que lo son al modo de lo que contaba mi familia. Pero con la edad nos sorprendemos menos. En cambio, cuando rodé La gran belleza llevaba pocos años en Roma y la traté como un turista. Napolés es distinto porque es la ciudad en la que he crecido”.
Dirección de fotografía: una relación más humana que técnica
“Si pienso en la relación con el director de fotografía lo primordial en la parte humana, no lo que se puede aplicar técnicamente. Con Daria D'Antonio (directora de fotografía de Fue la mano de Dios) no hablamos de técnica, me preguntó como recordaba la luz de mi infancia y lo hizo ella todo. Y con Luca Bigazzi (director de fotografía de la mayor parte de su obra) hablamos de poca cosa, tan poca que ni mi acuerdo. No les doy grandes discursos. Para el El divo dijimos: ‘lo vamos a hacer todo negro’. Y ya está.
Música: O subraya o contrasta
Que yo conozca, la música se introduce de dos maneras. para provocar un efecto de contraste con la escena o para secundar el sentimiento de la escena. No tengo un equipo que me ayude a seleccionarla, aunque el montador a veces me sugiere. Ahora es muy fácil con spotify, de joven iba conciertos y tenía un amigo en una tienda de discos que me descubría y me hacía escuchar mucha música.
Antonio Capuano: centrarse en el conflicto
(Sorrentino comenzó su carrera con el cineasta napolitano Antonio Capuano y que aparece como personaje en Fue la mano de Dios) “Con él tuve mi primer trabajo y él es un poco como se ve en la película, aunque el diría que no, por supuesto. Es un director muy particular, todas sus películas tratan de Nápoles: como todos los napolitanos está convencido de que Nápoles es el centro del mundo y el resto no tiene importancia. Esa fue una de las razones por las que me fui de allí: vives en una realidad muy limitada”.
“Capuano me enseño siendo niño la importancia del conflicto. Si contamos lo bien que estamos acabaremos aburrido. La idea es ver el conflicto como un impulso creativo y no como un problema”.
Puesta en escena: las ideas surgen en el set
“He cambiado de método. Cuando comencé preparaba en casa antes el storyboard con lujo de detalles. Con el paso del tiempo, y después de trabajar mucho en series de televisión, gané seguridad y no preparo nada. Hago así: voy al rodaje y me llegan ideas del día a día de la vida. La primera media hora no se trabaja nada: es un tiempo de charleta en la que surgen ideas que luego se aplican a lo largo del día”.
El público es uno mismo
“Potencialmente, el público somos todos o nadie. El único público que existe eres tú y debes satisfacerte. El criterio para elegir una historia u otra es si la idea retorna continuamente a mi cabeza. Muchas no vuelven así que la que se queda es la buena".