En las últimas horas se han sucedido en internet mensajes acusando a Ucrania de orquestar una puesta en escena en el hospital maternoinfantil de Mariupol, donde una explosión provocó 3 muertos y 17 heridos la tarde del 9 de marzo. Se ataca de manera particular a una de las mujeres embarazadas que apareció entre los escombros, Marianna Podgurskaya: se dice que es actriz y que está haciendo teatro para desprestigiar a Rusia. Hay muchas pruebas de que el bombardeo en este entorno civil se produjo y ninguna de que fuera un montaje.
El 9 de marzo se produjo un ataque aéreo que afectó de lleno al hospital maternoinfantil de Mariúpol, que resultó severamente dañado. El gobierno ucraniano lo atribuyó con claridad a Rusia. Tras la explosión, llegaron al centro varias personas con cámaras que grabaron a heridos a la salida de los edificios atacados. Entre ellos había varias mujeres embarazadas, dos de ellas heridas trasladadas en camilla, y algunos niños.
Las tres versiones rusas
La misma tarde del ataque, preguntado por este hecho por la agencia Reuters, el portavoz de la presidencia de Rusia dijo: “Las fuerzas rusas no abren fuego contra objetivos civiles”. Al día siguiente, la embajada rusa en Reino Unido publicó un mensaje en Twitter en el que, implícitamente, se admitía la autoría del bombardeo, al afirmarse: “La maternidad no estaba operativa, en su lugar era utilizada por las fuerzas armadas de Ucrania y radicales conocidos como el batallón neo-Nazi Azov” (Este mensaje fue eliminado por Twitter a las pocas horas).
El mismo argumento fue el que sostuvo el Ministro de Exteriores ruso en una declaración del día 10 al mediodía cuando afirmó que las protestas occidentales contra el ataque eran “patéticas” y añadió: “Esta maternidad hace tiempo que fue capturada por el batallón Azov y otros radicales. Todas las mujeres embarazadas y enfermeras habían sido expulsadas de allí. Era la base del batallón ultra radical Azov”. A media tarde del día 10 la versión volvió a cambiar y el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia dijo que las dos explosiones que habían destrozado la maternidad se debieron a dos explosivos colocados a propósito “para poner en escena una provocación e incitar la agitación anti rusa en occidente”.
Una bloguera embarazada
Entre las mujeres a la que se grabó y fotografió andando entre cascotes está una joven que un usuario de Twitter identificó como la joven bloguera ucraniana Marianna Podgurskaya, residente en Mariúpol. La cuenta de este usuario, que ilustra su perfil con la letra “Z” de apoyo ruso a la invasión, afirma que Podgurskaya “no estaba allí, por supuesto” (Twitter eliminó este mensaje).
La embajada rusa en Londres apuntilló el argumento diciendo en otro mensaje (también eliminado por Twitter) que Podgurskaya estaba “interpretando un papel” tras la explosión. Estas alegaciones sin pruebas se han visto secundadas por un reguero de intervenciones en redes sociales que se hacen eco del discurso oficial ruso. Rusia impulsó el argumento que sostiene que todo es una puesta en escena, que la sangre es falsa y que las imágenes de las víctimas son un fraude.
¿Está Marianna Podgurskaya interpretando un papel?
La usuaria influyente ucraniana Marianna Podgurskaya publicita hace semanas de manera explícita su embarazo en su cuenta de Instagram. Esta mañana hemos mostrado una fotografía de su propia cuenta fechada el 28 de febrero al ginecólogo Antonio Calvo. Nos responde que “se trata de un embarazo real” y añade que es perfectamente posible que el día 9 estuviera en el hospital. Fijándose en el aspecto del ombligo, nos dice: “Por su apariencia puede estar casi a término y puede estar a punto de parir el 8 de marzo”.
La tarde del 11 de marzo en diversos medios han empezado a circular fotografías de Podgurskaya tras el parto de su hija Verónika en las que también aparece el padre de la niña. Ambas parecen estar en buen estado de salud, si bien se observan algunas cicatrices en la cara de Marianna. En las fotografías, la madre viste el mismo pijama con el que salió andando del hospital atacado.
Tras las bombas, el ataque digital
La BBC informa que la cuenta de Instagram de Podgurskaya ha sido objeto de ataques personales a cargo de trolls informáticos y cuentas conspiracionistas. En la actualidad un mensaje informa que Instagram “ha limitado los mensajes en esta publicación”.
Hemos visto que estos contenidos conspirativos sobre Mariúpol que sostienen que Podgurskaya es una actriz y que todo es un montaje se han movido de manera destacada en español, italiano, catalán y portugués desde cuentas que promovieron en los meses precedentes desinformación o mensajes extremistas.
Hay usuarios negacionistas sobre la COVID-19, que se identifican en su bio con las políticas de Donald Trump o que se manifiestan por una Europa sin Islam: "Mujer patriota. Amo a Donald J Trump Amo a Vladimir Putin", se expresa una usuaria en su perfil. En algún caso hemos observado también tras estos mensajes nombres de cuenta con números largos que son los que Twitter ofrece por defecto y suelen mantener las cuentas con rasgos de automatización. Hay quien publica mensajes en español y enlaza a información de VK, una red conocida como el "Facebook ruso".
¿Estaba la maternidad inactiva por culpa de la invasión?
El día 2 de marzo, en la cuenta de Facebook de la maternidad se hacía una llamada a la colaboración ciudadana para poder seguir trabajando. En el texto podemos leer: “Para mantener el hospital en funcionamiento, necesitamos combustible diesel, gasolina A-95 y tanques de combustible. También se necesitan filtros para el sistema de oscilación inversa”.
No existe ninguna prueba de que el día del ataque alguna unidad militar ucraniana estuviera ocupando las instalaciones. Por el contrario, desde VerificaRTVE hemos confirmado numerosos ataques a viviendas, comercios, escuelas, medios de comunicación y otras instalaciones civiles en ciudades asediadas por tropas rusas desde el inicio de la invasión. La ciudad de Mariupol, situada en la disputada costa del mar de Azov, en el sur de Ucrania, lleva días rodeada por fuerzas rusas que la bombardean de manera continuada. La situación de decenas de miles de civiles que siguen atrapados en ella es extrema. Faltan comida, agua y medios para hacer frente a las bajísimas temperaturas.