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Mariúpol, al límite: entierra a sus muertos en fosas comunes mientras la población agoniza sin agua ni electricidad

RTVE.es
3 min.

Mariúpol es ahora una de las ciudades más castigadas y codiciadas por el Ejército ruso en la guerra de Ucrania. Durante los nueve días de asedio, han muerto al menos 1.200 personas, según las autoridades locales, y algunos de los cadáveres ya han tenido que ser enterrados en fosas comunes.

Mientras sigue la polémica en torno al ataque a un hospital materno-infantil, la población del sur de Ucrania clama por un corredor humanitario que no llega, debido a los repetidos fracasos de tregua humanitaria para su evacuación. Llevan más de una semana al límite, sin agua, luz o calefacción, bajo las bombas. Los víveres, así como los medicamentos, ya han comenzado a escasear.

Para Moscú, Mariúpol es una prioridad. Su caída supondría controlar un importante puerto del mar de Azov y un paso más hacia el control del sur de Ucrania, uniendo Crimea con las zonas rebeldes.

Mariúpol entierra a sus muertos en fosas comunes

Conmoción internacional por el ataque a la maternidad

Los pasillos de la maternidad de Mariúpol son ahora poco más que una montaña de escombros. El ataque, definido como "un crimen de guerra" por varias autoridades europeas, ha conmocionado a la comunidad internacional. Al menos tres personas han muerto, entre ellas una niña, según las autoridades ucranianas.

Sin embargo, Rusia ha insistido en que el edificio estaba desalojado de pacientes y servía de base a los "extremistas ucranianos" del Batallón Azov, mientras ha acusado a Ucrania y los medios occidentales de fabricar noticias falsas contra el Kremlin. Además, el Ministerio de Defensa ha negado que se hayan perpetrado ataques en la zona durante el alto el fuego.

"Decir que no había ni pacientes ni niños es una gran mentira", ha respondido el presidente ucraniano, Volodímir Zelensky. El Gobierno ucraniano y el ayuntamiento de Mariúpol han difundido las imágenes de mujeres, hombres y niños saliendo del edificio tras el bombardeo.

La situación es "cada vez más grave y desesperada", según Cruz Roja

El alcalde, Vadym Boychenko, ha cifrado en 1.207 los civiles muertos durante los nueve días que llevan asediados. Boychenko ha advertido de que los ciudadanos no disponen de calefacción, agua ni electricidad, y se están agotando los alimentos y las medicinas para los enfermos.

"Los niños ya solo reciben un trago de agua. No se trata de un vaso de agua, se trata de un trago de agua", le cuentan a una periodista ucraniana sus amigos de Mariúpol. "Malditos sean todos los que empezaron esto", señala otro vecino.

El Comité Internacional de Cruz Roja ha alertado este jueves de que la situación "es cada vez más grave y desesperada" y recuerda que, sumado a las penurias de la guerra, "la gente ya está enfermando por el frío". Además, hay riñas por la comida y el combustible, que sirve para poner en marcha los generadores.

Los efectos de los bombardeos también se siente a las afueras. "No sé cómo reparar todo esto", se lamenta Larisa, a quien una bomba ha destruido su casa. "Yo no he molestado a nadie".

Desde el norte, un convoy humanitario ha partido con comida con la esperanza de que se les permita entrar en la ciudad.

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