Un mensaje distribuido en redes de mensajería asegura que Brasil ha prohibido los ensayos con la vacuna china por “falta de seguridad”. Es un bulo. Los ensayos se detuvieron a la espera de recibir más información sobre un caso, pero después se retomaron.
“El regulador de Brasil prohíbe los ensayos de la vacuna china (por falta de seguridad)” dice un mensaje de Telegram del 11 de noviembre visualizado por 47.000 personas. Incluye un enlace a un medio estadounidense identificado frecuentemente como fuente de desinformación.
La Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria brasileña (ANVISA) suspendió los ensayos de la vacuna Coronavac, desarrollada por el laboratorio chino Sinovac y el instituto brasileño Butantan, el día 9 de noviembre. Explicó que lo hacía por ocurrencia de un “efecto adverso grave”, que según la legislación brasileña incluye casos de muerte, invalidez u hospitalización, entre otros.
En redes sociales y medios comenzó a expandirse la noticia de que había fallecido un voluntario. La vacuna Coronavac no es del agrado del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que llegó a alegrarse públicamente de la suspensión de los ensayos pues atribuye el impulso de este fármaco a un rival político.
El responsable del Instituto Butantan, Dimas Comas, ofreció una rueda de prensa para mostrar su oposición a la suspensión de los estudios y recalcó que el efecto adverso no había “tenido relación con la vacuna”. CNN Brasil y otros medios locales publicaron que el voluntario se había suicidado.
Ni las entidades implicadas en la investigación ni ANVISA han llegado a confirmar la causa del fallecimiento por motivos de privacidad, pero el día 10 (un día antes de la publicación del mensaje de Telegram sobre la “falta de seguridad”), el responsable de ANVISA, Antônio Barra, ya aclaró que la decisión de interrumpir los ensayos fue de tipo técnico y que se basó en una “falta de informaciones detalladas sobre la investigación”, no en una “falta de seguridad”. De hecho, el día 11 el regulador sanitario brasileño autorizó que se retomaran los test tras recibir dicha información. ANVISA aclaró en su nota que “una suspensión no significa necesariamente que el producto investigado no sea de calidad, seguridad o eficacia”, sino que es un evento común en toda investigación clínica.
No es la primera vez que se difunde el bulo de fallecimiento de un voluntario por probar una vacuna. Incluso se habla de muerte de “cobayas”. En los casos que hemos analizado, este fallecimiento no se había producido o no había tenido relación con la sustancia en pruebas inoculada. En otras ocasiones, los efectos secundarios de las vacunas se exageran mediante detalles engañosos cuando son mayoritariamente leves.
Algunos canales contrarios a las vacunas suelen aprovechar noticias que son ciertas -cuando se suspenden los ensayos, por ejemplo- para alarmar, pero después no avisan cuando esos ensayos se retoman. La noticia antigua, sobre la suspensión de las investigaciones o el presunto fallecimiento, sigue viajando en el tiempo pese a estar desactualizada, o viaja solo el titular (fallecimiento de un voluntario) y no el subtítulo que aclara que tal muerte no tuvo relación directa con la vacuna). Son bulos.