Han pasado cinco años del momento en el que se anunció el confinamiento. Por segunda vez en la historia de España, se declaraba un estado de alarma, esta vez ante una emergencia sanitaria mundial sin precedentes. El covid-19 dejó casi 700.000 hospitalizados en nuestro país en los primeros tres años y se cobró la vida de más de 150.000 personas.
La pandemia imprimió una huella que todavía hoy no se ha superado. Pero ha dejado, además, muchas lecciones y experiencias que han cambiado el presente y cambiarán el futuro. ¿Cuál ha sido esa transformación? ¿Estamos mejor preparados sanitaria, científica, política y socialmente para otra pandemia?
Son preguntas que ha tratado de responder TVE volviendo a algunos de los escenarios que aquellos días nos impresionaron, por su vacío, por su silencio, y que pronto retomaron una normalidad, pero distinta.
¿Estamos preparados para otra pandemia?
Las primeras semanas de pandemia los sanitarios trabajaban con materiales reciclados o incluso bolsas de basura. Por eso se han creado reservas de material sanitario. Hay uno nacional, de la que no tenemos datos, y almacenes autonómicos.
¿Estamos preparados para otra pandemia?
En los hospitales solo tienen lo necesario para el día a día. En la primera ola, con cientos de ingresos diarios por toda España, los enfermos se acumulaban y se levantaron hospitales de campaña. Ahora el uso de los espacios es más flexible.
Sin embargo, como denuncian los propios profesionales, cada invierno hay colapsos en urgencias por la gripe.
España, preparada para afrontar una nueva pandemia pese al legado del COVID persistente
El Centro Nacional de Biotecnología del CSIC fue una de las instalaciones de investigación de excelencia en España que lideró la lucha para desarrollar una vacuna eficaz contra el covid-19. Durante meses, en lo peor de la pandemia, un amplio equipo de científicos trabajó sin descanso para hacer realidad este objetivo.
El doctor Luis Enjuanes, director del proyecto, ha confirmado que la vacuna española es viable desde el punto de vista comercial y que podría pasar a una fase más avanzada. A pesar de no haber sido la primera en desarrollarse, destaca que ofrece ventajas clave. "Expresa varios antígenos, mientras que las inoculaciones convencionales solo uno, lo que induce una inmunidad esterilizante, es decir, una vez vacunado, el virus ya no entra en el cuerpo", señala.
Las residencias, punto crítico de la crisis sanitaria
Ángela lleva cinco años peleando contra el olvido. Vio por última vez a su madre el 8 de marzo de 2020. Falleció un mes de después en una residencia de Madrid, sin poder despedirse de ella. "Tú imagínate, desaparecimos de su vida. Qué habrá pensado de lo que estaba pasando. Qué locura, donde están mis nietos, donde estás mis hijos", lamenta.
Le duele su pérdida, tanto como el convencimiento de que podría haberse evitado: "Me lo confirmó el médico, me dijo que si hubiera podido trasladar a mi madre al hospital, porque ella tuvo agravamiento de sus patologías, probablemente se hubiera podido salvar".
Dentro de los centros de mayores, la pandemia fue un infierno para los que trabajaban sin descanso. Contaron con una ayuda de emergencia. La UME desinfectó las residencias y sectorizó espacios, separando a los contagiados del resto. Nunca habían trabajado con tanta concentración para combatir un enemigo que no veían, pero que causaba estragos.
Durante las semanas más duras de la pandemia, hubo una excepción, una historia de éxito. En la residencia San Jerónimo, en Estella (Navarra), 15 trabajadores se confinaron junto a los más de 60 residentes del centro para evitar la exposición a la exterior y los posibles contagios. El Telediario ha visitado este lugar cuando se cumplen cinco años de estado de alarma decretado por la emergencia sanitaria provocada por el covid-19.
Permanecieron en la residencia durante 35 días, una decisión difícil que pudo haber salido mal, pero que fue muy bien. "Ese era el riesgo que teníamos, lo que pasa es que había que intentarlo", asegura a TVE su director, Javier Cabrero.
La huella en la salud mental
Lugares tan céntricos como la Puerta del Sol de Madrid pasaron de estar concurridos a quedar desiertos. Tuvimos que limitar las relaciones sociales y cambiar nuestra forma de relacionarnos con los demás. Los saludos con el codo, las mascarillas, vivir el presente, buscar casas con terraza, el tardeo. La nueva normalidad que instauró la pandemia nos obligó a cambiar nuestros hábitos. Después, todo se recuperó, pero algunas cosas dejaron una huella imborrable.
La factura que dejó la pandemia del covid-19: duelo y miedo a enfermedades o al contagio
Los padres de Guillermo fallecieron en el hospital, en la primera ola de la pandemia, con solo una semana de diferencia. "Es un duelo sin despedida, en el que no puedes ver el cuerpo. Quedan heridas que van a permanecer toda la vida", explica a TVE. Para aliviar esa carga, Victoria Trasmonte, una médico intensivista, facilitó las videollamadas en su hospital. "Mantener unos cuidados sanitarios humanizados es muy importante. A lo mejor tendríamos que replantearnos hasta qué punto sería beneficioso aislar a la familia del ser querido", afirma.
Además del duelo y el luto, hay más efectos psicológicos que todavía nos condicionan, como el miedo a salir a la calle o a contagiarse enfermedades. Han afectado especialmente a los más jóvenes, que han sufrido la sintomatología ansiosa o depresiva de una manera muy significativa en sus vidas.
“Fue un parón en mi vida, tiempo muerto, desapareció, no lo recuerdo para nada”. Así es como recuerda Alejandro el confinamiento. “Es como una especie de vacío, ni iba a sitios, ni a festivales, ni progresaba como persona. Me afectó bastante en esos momentos tener que frenar todo y parar, me generó mucha ansiedad, estaba acostumbrado a otro ritmo de vida. Luego la vuelta a la normalidad me generó también ansiedad. Fue un cambio difícil”.
El teletrabajo: una práctica laboral que llegó con el covid-19 y continúa en la actualidad
En aquellos días de confinamiento, muchos negocios se vieron abocados a cerrar, desatando a su vez un efecto dominó que provocó que muchas empresas o fábricas dejaran de producir. Algunas quebraron y despidieron a sus trabajadores. Otras salvaron su inactividad gracias a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE).
La pandemia llegó a los tribunales
Mientras tanto, el Congreso de los Diputados mantuvo su actividad dando luz verde a los decretos por los que el Gobierno declaró dos estados de alarma. En la sede parlamentaria de la Carrera de San Jerónimo, el Ejecutivo tuvo que negociar con los grupos parlamentarios para aprobar las sucesivas prórrogas.
El primer decreto incluía el confinamiento, que meses más tarde fue declarado inconstitucional. Un fallo que ha sido revocado el pasado mes de diciembre por el Tribunal Constitucional.
Las causas judiciales surgidas de la gestión del covid-19
También ha terminado en los tribunales la gestión de las mascarillas y otros productos sanitarios en los peores momentos de la pandemia. El primer escándalo lo protagonizaron los empresarios Luis Medina y Alberto Luceño, que vendieron material defectuoso al Ayuntamiento de Madrid y se embolsaron seis millones de euros en comisiones.
El siguiente fue el caso Koldo, cuyas mordidas fueron todavía mayores. Según la Guardia Civil, más de 16 millones de euros. El Tribunal Supremo ha imputado al exministro socialista José Luis Ábalos, a su exasesor Koldo García, y Víctor de Aldama, el presunto conseguidor que habría hecho de intermediario para que los Ministerios de Transportes e Interior y los Gobiernos de Canarias y Baleares adjudicaran contratos de mascarillas a la empresa de la trama.
María Neira (OMS): "Se reaccionó con serenidad y urgencia"
Sin duda, uno de los lugares de referencia en aquellos días de la pandemia era la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Ginebra. Desde allí, el 11 de marzo, alarmados por los niveles de propagación, declara la pandemia.
Desde la Sala de Operaciones Especiales y Emergencias del cuartel general de la OMS, un comité, asesorado por expertos de todo el mundo, vigilaba minuto a minuto su evolución. Establecieron medidas clínicas, económicas y sociales que salvaron muchas vidas, pero no pudieron evitar la muerte, en cuatro años, de siete millones de personas.
María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, ha recordado en una entrevista al Telediario los peores momentos. "Se reaccionó con serenidad, pero con urgencia", asegura Neira, quien asegura que “invertir en atención primaria es algo de lo que nunca te vas a arrepentir”.
Los efectos en el mundo de la cultura
La pandemia fue una época de desconcierto que, a pesar de todo, dejó momentos memorables, como los aplausos en los balcones para los profesionales sanitarios. También otros mucho más íntimos, como un nieto y una abuela bailando juntos. El primer Telediario confinado terminó con la canción Los días raros de Vetusta Morla.
Una mirada a los días de la incertidumbre: la cotidianidad que la pandemia nos arrebató
A nivel cultural hubo múltiples cambios que condicionaron los hábitos de consumo de la población. Los índices de lectura aumentaron considerablemente. El cine, en cambio, continúa siendo uno de los principales damnificados: ha perdido un 20% de espectadores tras la pandemia. Las plataformas de streaming plantean otra forma de consumo. Y las obras de teatro también sufrieron modificaciones durante la pandemia, con horarios adaptados a los toques de queda y que a día de hoy todavía perduran.