Sede de la Organización Mundial de la Salud, Ginebra. 31 de diciembre de 2019. La Comisión Municipal de la Salud de Wuhan (Hubei, China) notifica varios casos de neumonía en la ciudad. Poco después se determina que están causados por un nuevo coronavirus y la OMS se pone en estado de emergencia.
Cinco días después, el organismo publica su primer parte técnico relativo al virus. Van apareciendo en cascada casos de la covid-19 por diferentes países. A finales de enero, ya hay 7.818 confirmados en China y en otros 18 países.
El 11 de marzo, alarmados por los niveles de propagación, la OMS declara la pandemia. Y, día a día, desde la Sala de Operaciones Especiales y Emergencias del cuartel general de la OMS, un comité, asesorado por expertos de todo el mundo, vigila minuto a minuto su evolución. Establecieron medidas clínicas, económicas y sociales que salvaron muchas vidas, pero no pudieron evitar la muerte, en 4 años, de 7 millones de personas.
En ese comité, María Neira, directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, que en esa misma sala, nos habla de los peores momentos.
PREGUNTA: La pandemia colapsó a todos los gobiernos. ¿En la OMS se calibró bien lo que estaba ocurriendo? ¿Se tomaron las medidas más eficaces en ese momento?
RESPUESTA: Lo que sí puedo decir es que pusimos toda nuestra capacidad a disposición, y la capacidad de muchos años de dedicación a emergencias, a brotes endémicos, a pandemias, evidentemente ninguna de las dimensiones de esta. Yo creo que cada día íbamos calibrando lo que esto representaba. Ya no son solo las medidas de respuesta clásica, la parte farmacológica o la parte clínica, eran también medidas no farmacológicas, sociales, económicas, eran medidas de parálisis casi de la economía total. Con eso fuimos viendo la dimensión del tsunami en el que estábamos envueltos.
P: Visto 5 años después, ¿se podrían haber acelerado algunas medidas?
R: Yo creo que en ese momento se reaccionó con serenidad, pero con urgencia. Se fue calibrando día a día cómo iba moviéndose el virus, cómo se iba transmitiendo y con la cooperación de expertos a nivel mundial. La OMS no significa los 4, 10 o 20 personas que se sientan aquí, sino todas esas redes que pusimos a funcionar desde el primer día y que iban aportando datos e información. Y la situación, evidentemente, fue cambiando. El reglamento sanitario internacional fue fundamental para que los países comunicaran, reaccionaran. Y esa en coordinación global —que se puede mejorar o no— es fundamental que haya gobernanza, jerarquía y liderazgo. En esa toma de decisiones basada en toda la ciencia que recibíamos y que se iba adaptando según evolucionaba la situación.
P: ¿Qué habría que cambiar si eso vuelve a suceder?
R: Yo pondría mucho más impacto en la parte ambiental. Esos ecosistemas destruidos son los que facilitan esa transmisión. Por lo tanto, apostaría por invertir más en salud animal, humana y ambiental, ya que ese triángulo que hace una sola salud es fundamental. Eso no va a evitar que tengamos pandemias, pero va a reducir nuestra vulnerabilidad en el caso de que haya otra crisis, otra pandemia, nos va a proteger, ese muro verde, esa salud ambiental nos va a dar una protección. Y luego tener ese acuerdo de pandemias, que esperemos se pueda firmar para mejorar la cooperación. Tal vez eso fue lo que menos falló, la colaboración de expertos y a nivel científico. Fue impecable, la verdad, ya que la desinformación tampoco ayudó mucho.
P: Quizá una de las cosas que tiene margen de mejora fue la colaboración entre gobiernos. En España hubo muchas diferencias entre comunidades autónomas, en Europa también entre países.
R: En una pandemia como la que sufrimos, esa colaboración, el liderazgo, el uso de la información que tienes para tomar decisiones y que estas se puedan llevar adelante e ir cambiándolas... Alguien tiene que llevar el timón. Yo creo que es la OMS, obviamente con la soberanía de los países, la que debe de tener esa coordinación y es lo que pretenden con el "Tratado de pandemias". Una colaboración en el intercambio de cepas de los virus y en el desarrollo de tecnología. Ahí es fundamental el papel de este organismo.
“Pusimos toda nuestra capacidad a disposición y la de muchos años de dedicación “
P: ¿Habría que poner más el foco en la atención primaria?
R: La atención primaria es una inversión fundamental en el control de pandemias, control de brote y la asistencia a la población para reducir coste sanitario. Cuanto más inviertas en tu atención primaria y profesional de salud —que estos profesionales puedan dedicarse a ese tipo de labores que van más allá de la atención diaria, también a la vigilancia, contribuir a circuitos internacionales— mejor. Es siempre una inversión de la que nunca te vas a arrepentir.
P: Por tanto, no solo es salud humana, es salud medioambiental y animal; esa interacción entre los tres.
R: Sí, tenemos que entender que la salud animal tiene un impacto fundamental en la salud humano, pero no solo eso. Dentro de ese triángulo está también la salud ambiental. Los ecosistemas que estamos destruyendo son también los que nos dan agua que bebemos, comida que comemos, la capacidad de respirar un aire más o menos limpio. La contaminación del aire hace que nuestros pulmones —expuestos a niveles altos de contaminantes— también vayan a ser más vulnerables en caso de infección respiratoria. Hacen falta medidas claras, y esa una cuestión de estrategia para ponerlas en marcha. Sería un coste eficaz.
“ La salud animal tiene un impacto fundamental en la salud humana“
P: ¿Estamos, por tanto, mejor preparados si vuelve a ocurrir lo que ocurrió en 2020?
R: Desde luego, desde el punto de vista de salud global, sí, desde el punto de vista de lo que podríamos haber hecho, no. Es decir, sí y no.