La Unión Europea celebra este jueves una cumbre extraordinaria en Bruselas como el siguiente acto de la realizada el domingo en Reino Unido, aunque esta vez en el seno del club comunitario. La reunión, convocada por el presidente del Consejo Europeo, António Costa, contará con la presencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pero sin representación estadounidense.
El evento centrará sus esfuerzos en tratar de amarrar los puntos acordados en Londres que se resumen en aumentar la ayuda militar a Ucrania, presionar económicamente a Rusia, asegurar la participación de Kiev en las negociaciones de paz y crear una "coalición de voluntarios" para garantizar la seguridad ucraniana tras el conflicto.
Asimismo, la defensa de Europa y el plan de rearme anunciado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, por valor de 800.000 millones de euros será un punto crucial para un continente muy dependiente del paraguas de cobertura militar estadounidense y con una industria militar en auge pero, según los expertos, necesitada de financiación.
Pese a los compromisos vigentes entre socios comunitarios, los diplomáticos temen que la división se escenifique en el encuentro, especialmente por parte de países que han mostrado pocas simpatías por Kiev desde el inicio del conflicto, como Eslovaquia o Hungría, y una evidente cercanía a los postulados de Moscú.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ya se mostró muy crítico con la iniciativa de los líderes europeos que, según él, no perseguía otra finalidad que "prolongar la guerra", si bien se ha presentado dispuesto a colaborar en la seguridad común de la Unión Europea.
Por su parte, el mandatario eslovaco, Robert Fico, amenazó el lunes con bloquear el rearme de Ucrania con fondos de la UE y el envío de una fuerza de paz que vele por el cumplimiento de un eventual alto el fuego.
Reivindicar a Europa en las negociaciones
Europa necesita tener una posición destacada en las negociaciones sobre la guerra en Ucrania, ya que es su propio territorio el que se ve comprometido por la ambición de Putin, un estatus que Trump le ha negado en sus reuniones con Rusia. Con esta cumbre, el continente pretende presentar su iniciativa de paz tanto a Washington como a Moscú.
No obstante, la propuesta de cuatro puntos desarrollada en Londres genera controversias entre aliados, especialmente en lo que respecta a la presencia de tropas en suelo ucraniano. Por el momento, solo Francia y Reino Unido están dispuestos a seguir la dinámica de "botas en el suelo y aviones en el cielo" del primer ministro británico, Keir Starmer.
"Es prematuro en estos momentos hablar de envío de soldados. No es un problema de mandarlos o no, sino de asegurarnos a qué llamamos paz", declaraba el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares.
Desde EE.UU., la iniciativa ha sido considerada por el vicepresidente J.D. Vance, como "incapaz" de mejorar la seguridad ucraniana. "Seamos honestos: hay muchos países que ofrecen apoyo, ya sea en privado o en público, pero que no tienen ni la experiencia en el campo de batalla ni el equipo militar necesario para hacer una diferencia real", afirmaba en un mensaje en X.
Pese a las críticas, buena parte de Europa desea seguir siendo soporte vital para Kiev, en especial tras el deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y Ucrania. El acalorado y tenso intercambio de palabras protagonizado el viernes entre Zelenski y Trump impidió la firma del acuerdo sobre tierras raras, una condición que el mandatario estadounidense había impuesto a Kiev para que EE.UU. le otorgase "garantías de seguridad".
Con las últimas dos decisiones del presidente estadounidense: paralizar el envío de armas a Ucrania y cortar el intercambio de inteligencia militar hasta nuevo aviso, la presión en Zelenski para que ceda a las exigencias de la Casa Blanca aumenta.
En este contexto, el primer ministro francés, François Bayrou, apoyó el lunes al presidente ucraniano, y afirmó que "por el honor de la responsabilidad democrática, de Ucrania y, me atrevería a decir, de Europa, no se rindió" tras su altercado con Trump.
Tanto el ministro de Exteriores galo, Jean-Noel Barrot, como el presidente, Emmanuel Macron, y Zelenski, han declarado que una tregua aérea, marítima y en infraestructura energética previa a un alto el fuego permitiría comprobar si Moscú actúa de buena fe. Sin embargo, todos ellos admiten que esta opción requeriría inevitablemente de la protección estadounidense.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov ha criticado las iniciativas europeas, afirmando que financiar al Ejército ucraniano no es un plan de paz, sino "una continuación de las acciones militares". Del mismo modo, ha negado cualquier avance en las negociaciones hasta que se recuperen las relaciones diplomáticas con EE.UU.
Un EE.UU. ausente pero fundamental
Aunque Estados Unidos no participó en la cumbre de Londres ni lo hará en la de Bruselas, su papel sigue siendo crucial en el continente europeo. El presidente ucraniano reconoció a principios de semana la importancia de EE.UU. para implementar "garantías de seguridad reales" en los acuerdos de paz.
"Tenemos muchas esperanzas de que Estados Unidos nos apoye en el camino hacia la paz", declaró Zelenski en un mensaje en su cuenta oficial de X. "Mi equipo y yo estamos dispuestos a trabajar bajo el fuerte liderazgo del presidente Trump por una paz duradera", aseguraba.
El primer ministro británico también subrayó la relevancia de Estados Unidos, afirmando ante la Cámara de los Comunes que no elegirá entre Europa o Washington. Una posición compartida por el ministro de Asuntos Exteriores checo, Jan Lipavsky, quien, tras mantener una conversación con el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, destacó la colaboración transatlántica como una prioridad para lograr una paz justa y duradera.
Sin embargo, los vínculos a ambos lados del Atlántico son complejos. Pese al compromiso europeo por aumentar el gasto en Defensa, Trump sigue cuestionando tanto esta promesa como la presencia de sus tropas en el continente. A esta situación se suma relación con Zelenski, muy deteriorada por los eventos ya mencionados.
El lunes, el presidente estadounidense criticó los comentarios de su homólogo ucraniano sobre lo "lejano" de un alto el fuego, indicando que "Estados Unidos no los tolerará por mucho más tiempo". Una declaración apoyada por su asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, quien alegó que, tras la conversación con Trump, Zelenski "dejó muy claro que no está preparado para hablar de paz en absoluto".
Gastar más para enfrentar mejor a Rusia
La cumbre también pondrá de relieve la necesidad de que Europa fortalezca su defensa, una cuestión polémica dada la disparidad de opiniones entre líderes y el gasto por país.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien abogó por convertir a Ucrania en un "puercoespín de acero indigerible" con el apoyo del continente, ha anunciado que la UE movilizará 800.000 millones de euros en Defensa para este cometido. "Se trata básicamente de gastar mejor y juntos", afirmaba.
Entre las opciones para obtener dicha financiación, la Comisión Europea propone un nuevo préstamo conjunto de 150.000 millones, exentar los límites de gasto anual militar en los países de la Unión (permitiría un gasto adicional del 1,5% del PIB) o vincular parte de los gastos del presupuesto a proyectos de defensa (como reforzar las carreteras para el paso de blindados de gran tonelaje).
"Hablamos de capacidades paneuropeas, ámbitos como, por ejemplo, la defensa aérea y antimisiles (...) pero también para abordar otras necesidades, desde el ciberespacio a la movilidad militar, por ejemplo", agregaba la presidenta. .
En una postura similar, aunque más comedida, el candidato a la cancillería alemana, Friedrich Merz, advirtió que Europa debe prepararse para hacer "mucho más" por su propia seguridad.
Merz señaló que existe una "enorme presión de actuar" y una "urgencia" para demostrar que los Veintisiete son "capaces de trabajar de forma autónoma" en política exterior y de defensa.
Del mismo modo, la alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, anunció que era "hora de que nos rearmemos, nos equipemos y estemos listos para la defensa de Europa", y que para ello el continente utilizará "todas las herramientas que tenemos a nuestra disposición".
"Somos fuertes y no lo sabemos", insistió por su parte el primer ministro francés. "Si comparamos los arsenales (...), nuestras fuerzas armadas continentales sumadas a las del Reino Unido son más de 2,5 millones de soldados profesionales, un 25% más que las rusas. Son 3.000 aviones de combate (...), el doble que los Estados Unidos y el doble que la fuerza aérea rusa", explicó.
En esta línea, Macron planteó el miércoles abrir el debate para ampliar el escudo nuclear francés al resto de socios de la Unión Europea porque, aunque cree que Washington seguirá apoyando a Europa, el Viejo Continente debe prepararse "por si no lo hace".
Pese al optimismo de François Bayrou y el compromiso de Macron, un análisis del think tank belga Bruegel y el Instituto Kiel estima que Europa necesita aumentar su capacidad militar para defenderse de una posible amenaza de Moscú. Esto incluiría, entre otros, aumentar en 300.000 los efectivos europeos y elevar el gasto en defensa en 250.000 millones de euros anuales, lo que supone incrementar el porcentaje del PIB destinado a este sector del 2% al 3,5%.
Asimismo, el estudio advierte que el gigante euroasiático podría tener capacidad para atacar a Estados de la UE en los próximos 3 o 10 años, por lo que es crucial evitar una victoria rusa en Ucrania con el fin de limitar su agresividad en el continente.
España y la defensa europea
En cuanto a la posición de España, el Gobierno envió el lunes un documento a la presidenta de la Comisión Europea en el que exponía sus reflexiones sobre el Libro Blanco para el Futuro de la Defensa Europea, cuya presentación será el próximo 19 de marzo.
En dicho texto, subraya la prioridad de que los próximos presupuestos comunitarios dispongan de fondos suficientes para garantizar la seguridad de la UE. En cuanto a la financiación, sugiere que el próximo Marco Financiero Plurianual cuente con los recursos necesarios para dicho fin.
España también destaca la importancia de reforzar la base industrial de la defensa continental, buscando eliminar la fragmentación. Propone una integración que beneficie a todos los Estados miembros de la UE, garantizando un equilibrio regional. Además, insiste en aumentar la competitividad y autonomía estratégica de Europa, con la creación de plataformas conjuntas que fomenten la innovación y en las que se involucren también a las pequeñas y medianas empresas.
El país también apuesta por una aproximación 360º desde un punto de vista tanto geográfico (que incluya tanto el flanco este como el sur de la UE); y temático (yendo más allá de cuestiones puramente militares para abordar otros aspectos de seguridad, como la resiliencia, la respuesta a crisis climáticas o el refuerzo crítico de infraestructuras logísticas).