Extremadura puede presumir de ser la segunda comunidad española que más invierte en sanidad pública, casi 2.000 euros por habitante en 2022, solo por detrás de Asturias; y, sin embargo, sus pacientes están entre los que más tiempo tienen que esperar para someterse a una operación, una media de 139 días, cuatro meses y medio, lo que refleja un desequilibrio estructural en su sistema sanitario, en el que la atención primaria es una prioridad en una región envejecida y con mucha dispersión geográfica. Por eso también es blanco principal de las críticas.
Percepción de la sanidad
Los extremeños valoran la satisfacción con su sistema sanitario en menor medida que otras comunidades. La nota global es de un 6,2 sobre diez, según el barómetro sanitario del CIS de 2022, por debajo de la media nacional, que es de un 6,3. Como en otras comunidades, la percepción de los servicios sanitarios empeoró a partir de la crisis sanitaria por la pandemia de COVID-19. En Extremadura, la nota global bajó de 6,7 a 6,2, pero la que más cayó fue la de la atención primaria, que pasó de ser la mejor valorada, con un 7,5 en 2019, a apenas un 6,2 a finales del año pasado. Ahora, el servicio más valorado es el de las urgencias del 061 y el 112, con un 7,8 sobre diez.
Listas de espera
El punto rojo del Sistema Extremeño de Salud (SES) son las listas de espera quirúrgicas, un problema que se viene arrastrando de años anteriores. En la actualidad, los pacientes extremeños han de esperar una media de 139 días para entrar en quirófano, cuatro meses y medio, y casi uno de cada cuatro pacientes (24,6%) ha de esperar más de seis meses para ello.
Es la cuarta comunidad con las peores listas de espera de España, solo superada por Cataluña y Aragón (151 días) y Canarias (144). En casi todas las especialidades, los pacientes de esta región han de esperar más que lo que harían en otra comunidad, pero el peor caso se da en áreas como la cirugía vascular (330 días de espera), la Neurocirugía (277 días) y la cirugía plástica (244 días), con esperas mucho más largas en Extremadura que en la media del país. En estas tres especialidades, además, en torno al 50-55% de los pacientes ha de esperar más de seis meses antes de ser intervenido.
En cuanto a las consultas médicas con especialistas, la situación es mejor. La espera media es de 64 días, frente a los 79 de media en el conjunto de España. Aun así, los extremeños han de esperar de media 131 días, más del doble que el promedio en el conjunto del país, para ir al médico del aparato digestivo, o 117 días para tener cita en Ginecología, frente a 47 de la media nacional.
Personal sanitario
Extremadura es la segunda comunidad autónoma con más médicos de atención primaria por cada mil habitantes (0,94), por detrás de Castilla y León (1,11) y es, junto a esta, la región con más enfermeras en atención primaria (0,89). Sin embargo, el gobierno autonómico de Guillermo Fernández Vara reconoce las dificultades que atraviesa este servicio en su comunidad y la prioridad de encontrar soluciones en los próximos años ante la jubilación de gran número de profesionales que se incorporaron al sistema en los años 70 y 80.
Ocurre que Extremadura es una de las regiones con mayor frecuentación, es decir, el número de veces que el paciente va al médico, explica en declaraciones a RTVE Leandro Fernández, presidente el Comité Médico Extremeño de Atención Primaria (COMEXAP). En esta comunidad acude, de media, siete u ocho veces al año, por encima de la media nacional y mucho más que la europea. La zona de salud de Llerena-Zafra (sur de Badajoz) es la que tiene el índice de frecuentación más alto.
A consecuencia de la hiperfrecuentación, la atención continuada (servicios de urgencias) está saturada, porque hay pacientes que dejan de ir a su médico de cabecera porque espera ser atendido de urgencia.
En cuanto a los médicos de atención especializada, con 1,91 facultativos por cada 1.000 habitantes, la extremeña es la tercera región con peor tasa, solo por delante de Andalucía (1,51) y La Rioja (1,85), además de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.
En Extremadura hay plantillas a nivel urbano o semiurbano que están sobrecargadas, con más de 1.500 pacientes por médico de atención primaria y otras de municipios pequeños donde no llegan a 400. Se ha incrementado el número de plazas de formación sanitaria especializada, 310, 98 de ellas para Medicina Familiar y Comunitaria. También se ha fidelizado con contratos estables a 98 médicos residentes que terminaron su especialidad en Extremadura y se ha captado a 32 profesionales en zonas rurales de difícil cobertura. Pero hay muchos problemas de jubilaciones y de zonas despobladas, afirma Fernández, y los hospitales periféricos (Llerena-Zafra, Coria, Navalmoral...) son los que más dificultad tienen para cubrir plazas.
Sin embargo, el sindicato CSIF denuncia que en la sanidad extremeña faltan unos 1.284 médicos, de los que 400 tendrían que ir a atención primaria y unos 900 a hospitales y atención especializada. Además, faltan 385 médicos de familia y unos 55 pediatras, la mayoría en zonas rurales donde no se cubren las plazas ante el temor de no conseguir traslados en muchos años. Entretanto, señalan, la escasez deriva en unas listas de espera "inasumibles".
Las negociaciones entre el Gobierno regional y los sindicatos lograron frenar la huelga prevista los días 26 y 27 de enero, con el compromiso de fijar un máximo de 36 pacientes diarios por médico -frente a las 70 que se asumen en algunos casos actualmente-, 28 en el caso de Pediatría, en un periodo de tres meses, la introducción de consultas de tarde voluntarias, además de avances salariales por las guardias.
Inversión en sanidad
Extremadura es la segunda comunidad autónoma que más invierte en Sanidad, con 1.998 euros por habitante en los presupuestos de 2022, solo superada por Asturias (2.022 euros), muy por encima de la media nacional, de 1.584 euros por habitante. Además, es la tercera comunidad que más invierte en atención primaria (15,5%, datos de 2020), por detrás de Andalucía (17,7%) y Castilla y León (16,1%).
Es una política lógica en una comunidad donde las políticas sanitarias son más costosas por la dispersión geográfica, que obliga a tener más personal, aunque falten las infraestructuras para librar las distancias, afirma Leandro Fernández.
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