Castilla y León es la comunidad autónoma que cuenta con más médicos de atención primaria en relación con su población, y es la segunda que dedica más parte de su inversión en sanidad a este servicio. Sin embargo, la región más extensa de España y una de las menos densamente pobladas tiene un déficit estructural de personal, según denuncian los sindicatos de la comunidad, y no es capaz de retener a los profesionales que se forman en sus numerosas universidades. En consecuencia, los picos de demanda conducen a saturaciones y largas listas de espera en las ciudades, mientras en las zonas rurales el problema es la escasez de servicios sanitarios, donde la atención de médicos y enfermeras es itinerante e intermitente.
Percepción de la sanidad
La población castellanoleonesa ha percibido un empeoramiento en la atención sanitaria, se deduce de su valoración en el último barómetro sanitario del CIS. La nota global ha caído de un 6,95 en 2019, antes de la pandemia de COVID, a un 6,27, al nivel de la media nacional. La atención primaria y la especializada han sufrido también sendas caídas en la calificación de los pacientes respecto a la tendencia anterior a la pandemia.
Listas de espera
Las listas de espera para ser operado son un problema en la sanidad pública de Castilla y León. La media de espera para entrar en un quirófano es de 129 días, peor que la media nacional, de 113. Y, sobre todo, hay un 24,6% de los pacientes que han de aguardar más de seis meses por una intervención, unas estadísticas con las que la comunidad castellanoleonesa se ubica entre las peores en estos indicadores.
El tiempo de espera es particularmente elevado para intervenciones de neurocirugía (177 días) y traumatología (175 días), que superan ampliamente la media en el conjunto de España.
En lo que respecta a las consultas de medicina especializada, la espera media es de 65 días, lo que mejora la media nacional, de 79 días. De nuevo, traumatología (81 días) y oftalmología son las especialidades para las que más tiempo hay que esperar en Castilla y León para ser recibido en consulta.
La situación de esta comunidad, con un alto porcentaje de población mayor, requiere un amplio seguimiento de enfermos crónicos, en número y también en territorio, dada la dispersión de la población. Lo que ocurre es que los médicos tienen a su cargo en algunas zonas urbanas más de 1.700 tarjetas sanitarias (ocurre en Salamanca capital), mientras en zonas rurales otros sanitarios atienden menos de 500 tarjetas, pero en una extensión que abarca 15 municipios o más, y donde lo normal es contar con médico o enfermera en un horario limitado un día a la semana.
En cualquiera de los dos casos, acceder a una consulta presencial de atención primaria en Castilla y León se convierte en un reto. Se echa mano, por tanto, de la atención telefónica en los consultorios rurales, una solución que se implantó en la pandemia por la fuerza de las circunstancias, pero que se mantiene ahora para atender cuestiones médicas que no se pueden hacer de forma presencial.
En virtud de un acuerdo firmado por la Consejería de Sanidad y la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) en Castilla y León, cada médico de atención primaria de la comunidad verá un máximo de 35 pacientes al día, 25 de forma presencial (23 de cada 28 en el caso de pediatría), y estará diez minutos con cada uno, con el objetivo además de atender al enfermo en 48 horas como máximo, para lo que se articula de nuevo la apertura de consultorios por las tardes de forma voluntaria y retribuida.
El acuerdo incluye además una mejora de un euro y medio en la cuantía por cada hora de guardia en atención continuada de Atención Primaria de manera progresiva en los dos próximos años, con el fin de dejar esas retribuciones entre las tres más altas autonómicas. Actualmente, la cuantía está en 27,1 euros por hora en las guardias diarias y 30,39 en los festivos. El acuerdo con los médicos se llevará a la mesa sectorial y se negociará otro similar con el sindicato de enfermería SATSE.
Personal sanitario
Castilla y León es la comunidad con más médicos de atención primaria en relación con su población (1,11) y la segunda con más enfermeras (0,89), solo superada por La Rioja (0,97). Sin embargo, faltan profesionales en todos los ámbitos de la sanidad pública y los médicos y enfermeras de la región se van porque les ofrecen mejores condiciones en otro sitio, según el diagnóstico que hacen los representantes sindicales de los sanitarios en Castilla y León.
Según Patricia San Martín, secretaria de acción sindical en Castilla y León del sindicato de enfermería SATSE, el déficit de enfermeras en la región viene de atrás. Aunque hay facultades de enfermería en ocho de las nueve provincias -reivindican que se abra en Segovia- y cada año se gradúan unas 750 enfermeras, la comunidad no es capaz de retenerlas, en buena parte porque las estudiantes son de otras regiones y regresan a sus lugares de origen, pero también porque la administración no es capaz de fidelizarlas con contratos estables. El déficit de personal de enfermería se nota sobre todo en las provincias de León y Segovia, afirma San Martín.
En Castilla y León faltan también pediatras, una figura cuya ausencia en amplias zonas rurales no ayuda a la decisión de las familias jóvenes de establecerse en los pueblos. El presidente del sindicato CSIF Sanidad en Castilla y León, Enrique Vega, señala en declaraciones a RTVE el caso de El Bierzo, en León, donde se han cerrado las urgencias de pediatría y se derivan los casos, que terminan recayendo en médicos de familia o en urgencias hospitalarias, contribuyendo a la saturación de estos servicios.
Inversión en sanidad
Castilla y León es una de las comunidades que más dinero invierte en atención sanitaria, 1.895,8 euros por habitante, lo que la convierte en la quinta que más recursos dedicó en sus presupuestos en 2022. También es la segunda región que destina más porcentaje de su gasto sanitario a la atención primaria, un 16,1%, según datos de 2020, solo por detrás de Andalucía (17,7%).
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