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Guerra en Ucrania

El desabastecimiento, una amenaza más para los ucranianos: "No hay productos en las tiendas ni agua en algunos barrios"

  • En Kiev, la capital, se han visto largas colas en supermercados o farmacias, y la ciudadanía intenta hacer acopio como puede

  • En otros puntos como Ivankiv o Zaporiyia también hay escasez de comida, medicamentos, pañales o leche en polvo para bebés

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RTVE.es
6 min.

El toque de queda de 36 horas terminó este lunes en Kiev, pero la guerra, tristemente, continúa. Numerosos civiles que habían permanecido durante los últimos días en sótanos, refugios antiaéreos o búnkeres improvisados sin apenas ver la luz han salido en las últimas horas a la calle para hacer un nuevo acopio de alimentos y prepararse para los días venideros, que serán tan largos e inciertos como los que viven desde que comenzó la invasión rusa.

En mitad de ese clima bélico que ha obligado a la ciudadanía a convivir con el sonido de las sirenas antiaéreas y el miedo a las bombas, la misión de conseguir comida es cada vez más difícil porque algunos comercios están cerrados, otros han sido asaltados y el resto empieza a sufrir la escasez. Por si fuera poco, la capital ha amanecido este martes cubierta por un manto de nieve que ha complicado aún más los trayectos.

"He venido temprano, ya que después la cola será interminable. Ya apenas me queda comida en el frigorífico", cuenta a Efe Yuri, un residente de Kiev.

En su ciudad la normalidad saltó por los aires hace apenas seis días y los habitantes no pueden bajar la guardia en ningún momento porque las tropas rusas siguen avanzando. El edificio del Ayuntamiento ha cubierto la puerta y las ventanas que dan a su fachada con sacos terreros, y todos los restaurantes, bancos y centros comerciales siguen cerrados. De momento, según informa la Alcaldía, "hay agua, luz y calefacción" en la capital, y los servicios comunales están reforzando las defensas en los alrededores.

Muchos estantes vacíos: "Casi no queda nada de frutas y verduras"

Quienes no han huido de Kiev por decisión o por imposibilidad han tenido que acostumbrarse a un contexto hostil que no saben cuánto tiempo durará. Por eso, en las últimas horas desde que finalizó el estricto toque de queda impuesto, muchos han aprovechado para acercarse a los pocos comercios que hay abiertos e intentar comprar más productos que llevarse a casa o al refugio.

"Quiero comprar pan, leche y huevos", afirma Yulia, una mujer que explicó a la misma agencia que llevaba dos horas y media haciendo cola en un comercio de la capital. Ella todavía no había conseguido entrar, pero sí lo hizo Taras, un joven que se fue del mismo establecimiento con la mochila llena de comida, pero que informaba de que ya no queda "carne fresca".

Varios ucranianos compran en una tienda de Kiev con estantes casi vacíos, este lunes. EFE/EPA/MIKHAIL PALINCHAK

En esta situación, según explican algunos compradores, es importante decidir bien en qué productos gastar el dinero, ya que desconocen cómo se encontrarán las tiendas en los próximos días. Dmitri, un ucraniano de 40 años, trata de comprar alimentos que se puedan comer incluso si cortan el gas o la electricidad: "No solo arroz y conservas, sino también productos que no sean perecederos. Además, también fruta y verdura, ya que mis dos hijos necesitan vitaminas", cuenta.

El supermercado desde el que habla está situado frente a un edificio de viviendas que recibió hace cinco días el impacto de un proyectil, lo que explica que a su alrededor únicamente haya escombros. "La onda expansiva fue tremenda. Vivo en el edificio de enfrente y salí disparado", dice Dmitri.

En otros establecimientos de Kiev también se aprecia las mismas carencias de productos. "Venimos al centro comercial a comprar. Se puede ver que muchos (mostradores y estantes) ya están vacíos. Aquí solo queda algo de comida importada. No hay leche y quedan pocas frutas frescas. Casi no queda nada en el puesto de frutas y verduras", lamenta Guo Pengxiang, secretario general de la asociación de Comercio e Industria entre Ucrania y China, en declaraciones a CCTV recogidas por Reuters.

Mientras lo explica, Pengxiang se encuentra haciendo cola en una farmacia. Lleva unos 40 minutos y calcula que le quedan al menos otros 30 antes de poder comprar algunos medicamentos. Como muchas tiendas están cerradas, no hay más opción que esperar de manera indefinida, dice.

No hay productos en las tiendas, no hay agua en algunos barrios de la ciudad y no es seguro salir de ella

"Todo está muy mal (en Kiev). La gente está todo el tiempo en lugares para protegerse contra los bombardeos. No hay productos en las tiendas, no hay agua en algunos barrios de la ciudad y no es seguro salir de ella", señala también Yevhen Tryshyn, directivo de la empresa Glovo en Ucrania, en una conversación con TVE.

Aunque él ya ha logrado salir de la capital junto a su mujer y sus dos hijas, y se dirigen ahora a la frontera con Rumanía, sabe bien cómo está la situación en Kiev porque sus padres, su hermana y su abuela han tenido que quedarse allí.

En otros puntos del país la situación es parecida. En Zaporiyia, a 30 kilómetros del frente del este, también la población se ha lanzado a acaparar alimentos ante el avance ruso, según explica el periodista de TVE Oscar Mijallo.

Un ciudadano reparte alimentos entre la población

En Jersón, una localidad ucraniana donde también combaten las tropas rusas, un ciudadano ha conseguido una licencia para repostar gasolina sin tener que hacer cola y así poder repartir pan y otros alimentos entre la población. "Acabo de comprar cien kilos de harina. Los voy a llevar para hacer pan y mañana lo iremos repartiendo a la gente", cuenta Vitali Suárez.

En un vídeo compartido con RNE muestra la comida y los bidones de gasolina que ha podido comprar, y explica que hay "unas colas enormes" en los establecimientos. También cuenta que "la gasolina se acaba".

"Hay bebés que no tienen pañales y no hay leche en polvo"

En la organización catalana És per tu, que organiza estancias de verano y Navidad de niños ucranianos en Cataluña, especialmente del entorno de la nuclear de Chernóbil, tienen contacto con muchas familias que viven en la localidad de Ivankiv y afirman que allí la situación también empieza a ser dramática. Al peligro de convivir con las bombas se está sumando también la amenaza que supone quedarse sin comida o medicamentos.

"Empieza ahora a haber escasez. Hasta ahora todo más o menos parecía que funcionaba, pero nos están empezando a llegar peticiones y estamos organizándonos para mandar ayuda (...) Hay niños, bebés, que no tienen pañales y en algunos sitios no hay leche en polvo. También nos piden ropa de abrigo, sacos de dormir, medicamentos...", cuenta Rosa Martín, presidenta de esa asociación.

Lo previsto, dice, es cargar furgonetas que se dirijan primero hasta Polonia y encontrar la forma de que esta ayuda acabe finalmente en Ucrania, pero admiten que no está siendo nada fácil gestionar los envíos.

Al igual que en otras muchas organizaciones o asociaciones, estos voluntarios tratan de paliar en medida de lo posible una crisis humanitaria que sigue haciéndose más grande cada día. Desde el pasado jueves, más de 660.000 personas han salido del país, según la última cifra del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), y todavía es imposible conocer la magnitud del drama en el que se encuentra inmersa Ucrania.

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