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Biden arranca Georgia de manos republicanas gracias al voto negro y a los suburbios de Atlanta

DANIEL FLORES
5 min.

En su camino hacia la Casa Blanca, Joe Biden ya ha superado en un par de aspectos a Barack Obama, con quien ejerció de vicepresidente durante dos mandatos. En primer lugar, le ha arrebatado el récord de ser el candidato más votado en unas elecciones presidenciales y, además, ha logrado lo que ni siquiera el primer presidente negro de la historia pudo: ganar en Georgia, el estado con mayor proporción de votantes negros de todo Estados Unidos, donde la movilización de la comunidad afroamericana y el respaldo de los pujantes suburbios de Atlanta le han permitido arrancar de las manos de Donald Trump un feudo republicano en el sur profundo.

Georgia, como el resto de estados sureños en los que se abolió la esclavitud tras la Guerra Civil, fue durante casi un siglo un bastión de los demócratas del ala más conservadora, hasta que Ronald Reagan volteó la región hacia los republicanos. Pese a todo, el Partido Demócrata mantuvo el control del Senado y la Cámara de Representantes del estado hasta 2002, y el gobernador fue demócrata hasta 2003, si bien su declive había sido continúo desde entonces.

Sin embargo, en las elecciones presidenciales de 2016 ya se advirtieron signos de cambio en esa tendencia: pese a su derrota, Hillary Clinton obtuvo allí casi 1,9 millones de votos, más que ningún otro candidato demócrata antes. Y en 2018, la demócrata Stacey Abrams estuvo a punto de convertirse en la primera gobernadora afroamericana del país en un apretadísimo duelo con el republicano Brian Kemp.

Todo ello ha cristalizado ahora en el triunfo de Biden, que es el primer candidato demócrata a la presidencia que vence en Georgia desde que lo hiciera Bill Clinton en 1992, aunque haya sido por un estrechísimo margen, que ha requerido incluso un recuento adicional: al final, ha logrado apenas 14.000 votos más que Trump sobre un total de cerca de tres millones, apenas tres décimas de ventaja en porcentaje de voto. Suficiente, en cualquier caso, para dar lustre a su victoria con un estado que, a la postre, no ha sido decisivo, pero que le permite minimizar las acusaciones de su rival de falta de legitimidad, ya que es uno de los cinco que han cambiado de manos este año y eleva su representación en el Colegio Electoral hasta 306 delegados, exactamente los mismos que Trump hace cuatro años.

Los suburbios de Atlanta, cada vez más jóvenes y diversos

Buena parte del impulso de Biden en Georgia procede del crecimiento de las localidades residenciales que rodean a Atlanta, la capital del estado, donde la población es cada vez más joven, más diversa y con mayor nivel de estudios, un electorado proclive a los demócratas.

Así se refleja en los sondeos a pie de urna publicados por NBC y The Washington Post, que indican que el 55 % de los menores de 30 años y el 52 % de los menores de 44 ha votado por Biden, así como el 56 % de los graduados universitarios.

Y se aprecia, por ejemplo, en el condado de Cobb, uno de los que ya cambió de color en 2016: Clinton obtuvo entonces allí 160.121 votos (el 48,9 %), por los 152.912 de Trump (el 46,7 %), mientras que, este año, Biden ha crecido hasta los 221.846 votos (el 56,3 %), mientras Trump se ha quedado en 165.459 apoyos (el 42%). O en el de Gwinnett, que también se tiñó de azul hace cuatro años: Clinton ganó con seis puntos de ventaja, pero Biden ha conseguido ampliarla a más de 18 puntos porcentuales.

Ese crecimiento del voto demócrata se aprecia incluso en el condado de Fulton, donde se ubica Atlanta y donde los demócratas siempre han ganado con suficiencia: si Clinton acaparó hace cuatro años casi el 69 % del electorado, con 297.051 votos, este año Biden se ha disparado a más de 381.144 votos, el 72,6 % del total.

El voto negro se moviliza en masa por Biden y Harris

Porque, en última instancia, el gran mérito de Biden -y de su candidata a la vicepresidencia, Kamala Harris, la primera afroamericana que aspira a ese cargo- ha sido volver a movilizar a la comunidad negra en un estado de mayoría blanca, pero que tiene el mayor porcentaje de potenciales votantes negros de todo el país: un 32 %, casi un tercio del total, según el Pew Research Center.

Eso implica 2,4 millones de potenciales votantes enormemente sensibles a las cuestiones raciales, como reflejan los sondeos a pie de urna, que indican que más del 80 % de los afroamericanos han respaldado a Biden. Y la mayoría de ellos, hasta un 60 %, se agrupa en el área metropolitana de Atlanta, donde Biden ha recibido tres de cada cuatro votos, y otro 35 % en la de Augusta -célebre por alojar el Masters de golf- donde también los demócratas han vuelto a ganar con solvencia, casi 38 puntos de diferencia.

También aparecen azules los condados donde se encuentran las ciudades de Savannah, Macon y Columbus, las siguientes en población, y el de Athens, la liberal capital universitaria del estado. Como en otras zonas del país, los demócratas reinan en las zonas urbanas y el rojo republicano invade casi todas las áreas rurales a su alrededor, salvo una docena de condados en la franja central, con pequeños pueblos de herencia esclavista donde la población negra es mayoritaria.

Queda por comprobar si el vuelco demográfico se consolida, abriendo una nueva pauta electoral en el principal de los estados sureños, o bien ha sido una reacción puntual ante la presidencia de Donald Trump y el dominio republicano. Por el momento, Georgia vuelve a ser azul.

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