El rey Felipe ha hecho un llamamiento a los españoles y ha pedido actuar unidos, desde "el respeto y el entendimiento", para responder a la "deuda moral y el deber cívico" al que, según ha afirmado, obliga el homenaje a los fallecidos con coronavirus. Con esta petición, el jefe del Estado ha cerrado el homenaje civil a las víctimas de la pandemia en la Plaza de la Armería del Palacio Real, en un sobrio y emotivo acto en el que en nombre de los fallecidos con coronavirus se ha reivindicado que "el mejor homenaje que podemos hacer es mantenernos unidos", y en nombre de los profesionales sanitarios y los servicios esenciales se ha pedido a los políticos que "defiendan la sanidad de todos" y a los ciudadanos "seguir las recomendaciones sanitarias" para que todo su esfuerzo "no sea en vano".
"Hemos contraído una obligación moral y un deber cívico", ha dicho el rey, tras una ofrenda floral de los poderes políticos presentes en el acto de homenaje ante un pebetero encendido en el centro de la plaza. "La obligación moral de reconocer, respetar y recordar siempre la dignidad de los fallecidos y especialmente el espíritu de esa generación admirable de españoles; y el deber cívico de preservar e impulsar los mejores valores que fundamentan nuestra convivencia", ha afirmado.
Y ha añadido que esas obligaciones comprometen a todos los españoles. Por eso, ha llamado a todos a unir su voluntad, capacidad y esfuerzo "para poder mirar hacia el futuro con confianza y con esperanza" y a hacerlo "desde el respeto y el entendimiento", ante los representantes políticos e institucionales asistentes, entre ellos los partidos con representación en el Congreso, salvo Vox, ERC, Bildu, BNG y la CUP.
La plaza aledaña al Palacio Real en Madrid ha acogido el homenaje a las víctimas del coronavirus y a los trabajadores esenciales en lo más duro de la emergencia sanitaria. Según las cifras oficiales, 28.413 personas han muerto con covid-19 desde que estalló la pandemia en nuestro país, aunque otros registros, como el del Instituto de Salud Carlos III o el Instituto Nacional de Estadística (INE), elevan el número de fallecidos a unos 45.000.
El Gobierno diseñó este acto -que según el Ejecutivo ha costado 22.000 euros-, la primera ceremonia civil de Estado celebrada en España, presidido por los reyes Felipe y Letizia, acompañados de sus hijas, con la intervención de Hernando Calleja, hermano del periodista José María Calleja, uno de los fallecidos por covid-19, y Aroa López, enfermera del hospital Vall d'Hebrón, de Barcelona, previas a la del monarca.
"Inmensa gratitud" a los trabajadores esenciales
El rey ha presidido este homenaje en un momento complicado por las informaciones sobre la presunta fortuna oculta en el extranjero del rey emérito, Juan Carlos I, y sus supuestos negocios ilícitos, investigados por la justicia por haber cobrado supuestamente comisiones por interceder en el contrato del AVE a La Meca. Unas informaciones que el Gobierno ha considerado "inquietantes y perturbadoras" y por las que ha insinuado que la Casa Real debe tomar "decisiones".
Don Felipe ha ensalzado en su discurso a "miles de ciudadanos cuyas conductas han sido el mejor ejemplo de los valores cívicos y morales", y se ha referido en especial a los mayores, que han sido la mayor parte de los muertos con covid-19 y que han fallecido después de vidas de "trabajar duro para salir adelante", "unas vidas que cambiaron el rumbo de nuestra historia, afirmaron la libertad y la tolerancia y construyeron día a día el edificio de nuestra convivencia democrática". También ha recordado a quienes "tenían todo un futuro por delante" y han dejado "en sus familias un inmenso vacío en el alma y una gran pena en toda la sociedad".
Igualmente, ha expresado "inmensa gratitud" a todos los que "han sostenido el pulso" del país en circunstancias difíciles, manteniendo la salud, la seguridad y los servicios esenciales, a todos los que han puesto su trabajo "al servicio del bien común" en una crisis que ha puesto a España "a prueba como país y como sociedad".
También el jefe del Estado ha alabado la "responsabilidad de la que ha dado muestra el conjunto del pueblo español en este tiempo tan duro y difícil": "Muchas personas en soledad, muchas otras padeciendo la enfermedad en sus casas y familias enteras han asumido con una gran entereza, abnegación y disciplina el confinamiento en sus domicilios, sabiendo que su actitud consciente y comprometida era fundamental, y lo sigue siendo, para combatir la pandemia", ha destacado. En resumen, el rey ha afirmado que la sociedad española ha dado "una lección de inmenso valor": "España ha demostrado su mejor espíritu".
"El mejor homenaje que podemos hacer es mantenernos unidos"
El primer discurso de este homenaje lo realizó el hermano del periodista José María Calleja, fallecido con coronavirus el pasado mes de abril, con la intención de "honrar a los muertos anónimos, silenciosos, que perdieron la vida por la terrible enfermedad", la covid-19, "una ejecutora fría, cruel y destructora". Hernando Calleja quiso pedir a todos "compasión, un sentimiento que nos hace más humanos", y también "memoria".
"La memoria es un deber, es el mejor homenaje que podemos hacer, mantenernos unidos en su recuerdo y construir juntos el país que ellos hubieran querido compartir", afirmó, antes de desear que los fallecidos por el coronavirus "descansen en paz y queden en la memoria de todos, en la memoria de España".
Aroa López, enfermera: "No éramos héroes, éramos personas"
A continuación, una enfermera supervisora de urgencias en el hospital Vall d'Hebrón en Barcelona, Aroa López, habló en nombre de sus compañeros y "en representación de lo que se llamó entonces la primera línea", los trabajadores considerados esenciales, "miles de hombres y mujeres que cuidaron con su trabajo a los millones de españoles confinados".
"No éramos héroes, quienes había detrás de los EPI éramos personas que nos alejábamos de nuestras familias para evitar un posible contagio", ha afirmado López, antes de compartir sus sentimientos durante estos meses.
"Ha sido muy duro, nos hemos sentido impotentes", ha reconocido con emoción contenida, "con la presión de tener que aprender y decidir sobre la marcha". "Hemos trabajado al límite de nuestras fuerzas", ha continuado, "hemos cubierto necesidades básicas y emocionales, mensajeros del último adiós para personas mayores que morían solas".
Por eso, ha pedido "que su esfuerzo nunca sea en vano", ha instado a los ciudadanos a "seguir las recomendaciones sanitarias" y a los poderes públicos presentes en el acto les ha demandado que "defiendan la sanidad de todos". "No hay mejor homenaje a los que nos dieron la vida que garantizar la salud y la dignidad de nuestras profesiones", ha concluido.
Presencia de instituciones nacionales e internacionales
Al homenaje han asistido más de 400 personas, entre ellos un centenar de víctimas y familiares del coronavirus, representantes de la sociedad civil y de los servicios esenciales que mantuvieron el funcionamiento del país durante el confinamiento. Todos ellos, sentados en círculos concéntricos alrededor de un pebetero en el centro de la plaza con una llama votiva encendida en recuerdo de los fallecidos.
Además de todos los ministros, han acudido los partidos representados en el Congreso, salvo los citados Vox y ERC. También han estado presentes representantes de los poderes del Estado, los presidentes autonómicos, el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincia (FEMP), el alcalde de Madrid, los expresidentes del Gobierno -salvo Felipe González- y se han sumado al acto representantes de hasta una docena de confesiones religiosas.
Asimismo, han acudido los representantes de las tres principales instituciones de la Unión Europea (la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente del Consejo, Charles Michel, y el del Parlamento, David Sassoli), así como el alto representante para la Política Exterior, Josep Borrell; el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus; el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg y el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), Zurab Pololikashvili.