A finales de los sesenta, con la efervescente lucha por los derechos civiles en las calles de Estados Unidos, la película Adivina quién viene esta noche (1967) se convirtió en un extraordinario experimento social que puso a la sociedad blanca americana contra las cuerdas. Por aquel entonces, el actor Sidney Poitier, fallecido el pasado 7 de enero, ya se había convertido en el primer hombre negro en ganar un Oscar por su papel protagonista en Los lirios del valle (1963) y su presencia en aquella cinta, que abordaba la discriminación ante los matrimonios interraciales, era toda una declaración de intenciones.
La cinta, dirigida por Stanley Kramer, uno de los directores más comprometidos de Hollywood, seguía la línea que Poitier había comenzado ha trazar hacía unos años con su participación en largometrajes que sabían muy bien cómo meter el dedo en la yaga de una sociedad racista y enferma de violencia. Títulos entre los que se encuentran Un rayo de sol (Joseph L. Mankiewicz, 1950), Tierra prometida (Zoltan Korda, 1951) o En el calor e la noche (1967), donde se ve a Poitier devolver una bofetada a un racista blanco en una escena inaudita por aquel entonces, dentro y fuera de las pantallas.
Racismo americano contra las cuerdas
Adivina quién viene a cenar plantea una historia sencilla con un potentísimo mensaje para la época. Joanna (Katharine Houghton) es una joven de familia acomodada que invita a su novio Jon (Sidney Poitier), un médico con el que tiene la intención de casarse, a conocer a sus padres. Hasta ahí, es una típica historia de amor que se enfrenta al juicio paterno. La cosa se enreda cuando sus padres descubren que su prometido es negro.
Ni su mente abierta, ni sus ideales liberales evita que el matrimonio, interpretado por Katharine Hepburn y Spencer Tracy, se sienta confundido ante la noticia que les da su hija. Así, ambos comienzan a poner en tela de juicio sus propias aprensiones y recelos más profundos. “A sus 23 años nuestra hija es tal y como nosotros hemos procurado educarla”, le dice el personaje de Hepburn a Tracy. Con sus personajes, el director quiso reflejar la otra cara de una sociedad hipócrita que, aunque proclama libertades, siguía cultivando las grietas de la desigualdad de puertas para dentro.
Cuando Kramer presentó la película a los estudios de Hollywood, a mediados de los sesenta, Estados Unidos estaba viviendo la misma transición como sociedad que los padres de la protagonista. Los matrimonios mixtos entre afroamericanos y blancos todavía eran ilegales en 17 estados, por aquel entonces. La producción y el rodaje de la cinta corrió tan paralela a la lucha social del momento que cuando se estrenó, una de las frases de la cinta quedo desactualizada. Ya no eran 17, sino 14 los que mantenían la norma contra el matrimonio mestizo, gracias a una nueva enmienda de la Corte Suprema.
El crudo, directo y conmovedor discurso de Tracy
Amarga, dulce, divertida, pero profundamente certera en su retrato social, Adivina quien viene esta noche fue el grito popular de la cultura y el cine ante una bochornosa realidad que debía llegar a su fin. Un discurso contra el odio, el racismo y el supremacismo que se eleva incuestionable en el soliloquio con el que Spencer Tracy pone el broche final a la película. Un conmovedor y directo monólogo que no ha perdido vigéncia y que apunta directo al centro del problema:
“Habrá un millón de personas aquí en nuestro país que se asombrarán, ofenderán y horrorizarán ante vuestra unión… pero debéis ignorar a esos pobres diablos o compadecerlos, porque son esclavos de sus prejuicios, fanatismos, ciegos odios y estúpidos miedos y cuando llegue el caso debéis uniros el uno al otro, estrechamente, desafiando a esos mentecatos”, lanzaba con brillantez un Spencer Tracy cuya fuerza e impecable presencia ante la cámara que no hubiera hecho presagiar su muerte, solo 17 días después de aquel rodaje.
La vibrante sincronía que la película mantuvo con los acontecimientos políticos y sociales del momento, también obligó a los productores a eliminar una parte del diálogo que Joanna mantiene con la criada. Adivina quien viene a cenar todavía se estaba proyectando en los cines cuando Martin Luther King fue asesinado. Originalmente, había una línea en la película donde Katharine Houghton le dice a Isabel Sanford, "¿A qué no sabes quién viene a cenar?" y la criada pregunta, "¿El reverendo Martin Luther King?". Cuando King fue asesinado, el estudio llamó inmediatamente a los cines que mostraban la película y dio instrucciones para eliminar esa escena de la película.
Isabel Sanford, otro logró del cine
La cinta cuenta además con otra actriz que haría historia, Isabel Sanford. Adivina quien viene a cenar fue su debut cinematográfico, el inicio de una carrera que llegaría a lo más alto en los años 80, con su papel de Louise en la serie americana The Jeffersons y con cuya actuación lograría convertirse en la primera mujer negra en ganar un premio Emmy a la mejor actriz principal en una serie de comedia.
Su revisión en el presente
Casi 60 años después de su estreno, Adivina quién viene a cenar es todo un icono y su narrativa resulta -aún a día de hoy- tremendamente actual. De hecho, su trama ha inspirado varias revisiones modernas, como Get Out (2018), dirigida por Jordan Peele, en el que la historia se convierte en una distopia y terrorífica sátira social. Años antes en 2005, Aston Kutcher interpretó el papel inverso en Adivina quién, en la que un joven blanco era invitado a cenar a casa de los padres de su novia negra.
Un imprescindibles del cine clásico de Hollywood que esta noche recupera La 2 para rendir homenaje a Sidney Poitier del que el pasado 7 de enero tuvimos que lamentar su muerte. Adivina quién viene a cenar (1967) se emite este lunes, a las 22.00h, en Días de Cine Clásico. ¡No te la pierdas!