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Análisis | Guerra en Ucrania

Bajmut, la pequeña ciudad epicentro de la guerra: ¿Por qué es importante su control para Kiev y Moscú?

  • Los esfuerzos invertidos durante meses hacen que tanto Rusia como Ucrania no abandonen la lucha

  • Según los analistas, su importancia es más simbólica que táctica

  • Guerra entre Rusia y Ucrania, en directo

MARTA REY
8 min.

Tras más de un año de guerra, la batalla en Bajmut ya es la más larga y sangrienta entre tropas rusas y ucranianas. Pese a que líderes internacionales y analistas han advertido de que su control no es determinante desde el punto de vista estratégico, después de más de siete meses, tanto Kiev como Moscú siguen luchando por esta pequeña ciudad industrial ahora devastada, causando un alto número de bajas en ambos bandos. ¿Por qué es tan importante para Rusia y Ucrania el control de Bajmut?

"Importancia estratégica no tiene ninguna y táctica tampoco, si entendemos como tal la mera conquista de objetivos militares y, por tanto, de objetivos políticos a largo plazo", explica a RTVE.es el director del Máster en Estudios de Seguridad Internacional en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Alfredo Rodríguez Gómez. Sin embargo, si se incluyen otros aspectos, como la moral, el liderazgo o la capacidad de venta de mensajes, "claro que tiene importancia, tiene mucha".

Una ciudad industrial con escasa carga estratégica

Antes de la guerra, esta ciudad de la región del Donbás tenía unos 70.000 habitantes y era conocida por sus minas de yeso y la producción de vino. Ahora, según las autoridades ucranianas, apenas quedan 4.000 civiles entre sus ruinas. Los analistas consultados coinciden en que no es un objetivo que vaya a suponer una gran diferencia estratégica para ninguno de los dos Ejércitos, pero los esfuerzos invertidos durante meses hacen que tanto Rusia como Ucrania no quieran darse por vencidos.

"Ocurra lo que ocurra en Bajmut, no va a alterar el sino de la guerra", expone a RTVE.es el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús Núñez Villaverde, que defiende que la importancia de este enclave es "mucho más simbólica que militar".

Ni Rusia tomaría la iniciativa a partir de una victoria, ni Ucrania será del todo derrotada por perder en Bajmut. Ahora bien, en la medida en que ambos se han empeñado "hasta convertirlo casi en una obsesión", sí que tiene mucha más relevancia, ya que, tal y como argumenta el analista, "llegados a este punto, el que finalmente dé un paso atrás va a salir mucho más afectado".

Este enclave apenas supone una pequeña parte de una extensa línea de frente, pero se ha convertido en el principal escenario de la guerra en Ucrania. Para Kiev, es un nuevo símbolo de su resistencia ante Rusia; para Moscú ganar en Bajmut supondría la primera gran victoria del Kremlin desde verano.

"Es un punto más de un frente bélico extraordinariamente amplio que ni Rusia ni Ucrania pueden mantener activo de forma constante", apunta a RTVE.es la profesora de Relaciones Internacionales y política exterior rusa en la Universidad Complutense, María José Pérez del Pozo. Bajmut, dice, es un ejemplo de una guerra de desgaste en la que los objetivos de posición no importan tanto como la capacidad de restar al enemigo todos los recursos humanos y materiales posibles.


Bajmut y la Ucrania que resiste

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha reconocido la "difícil situación" para su Ejército en Bajmut, que solo puede recibir suministros y víveres por el oeste de la ciudad, por la carretera de Chasiv Yar. Sin embargo, pese a que durante unos días se habló de una posible retirada de sus tropas, Kiev insiste en mantener la resistencia e incluso enviar refuerzos a la zona pese al cerco ruso.

Las tropas ucranianas consideran que resistir en esta zona es vital para mantener la línea defensiva en la región del Donbás. Además, como indica Núñez Villaverde, "Zelenski obviamente entiende que una derrota afectaría a la moral de unas tropas y una ciudadanía que han visto durante meses cómo se ha intentado aguantar la oposición a toda costa". Y es que, como en su día ocurrió con Mariúpol, la lucha en Bajmut se ha abierto camino como el nuevo símbolo de la resistencia ucraniana.

"Se ha convertido en el símbolo de hacer frente, de forma decidida y con mucho carácter, a un gigante, o un presunto gigante, tecnológico y militar, y es que Rusia ha demostrado que no es tan fiero el león como lo pintan y que, desde el punto de vista militar y estratégico, tiene muchas carencias", argumenta Rodríguez Gómez, que no cree que Ucrania vaya a rendirse en Bajmut. "Si pierde, será un golpe tremendo a su moral e incluso a la capacidad de liderazgo de Zelenski", añade.

Mientras Ucrania siga conteniendo a las tropas rusas en esta zona de Donetsk, seguirá impidiendo que el Kremlin lleve a cabo operaciones de envergadura en otras partes del frente, que tiene más de mil kilómetros de longitud, y, mientras tanto, Kiev utiliza ese tiempo para, según los expertos, preparar futuros contraataques y asentar las bases de una ofensiva prevista para primavera.

"Está obligando a Rusia a un esfuerzo impresionante en el que está desgastando y destruyendo a las mejores unidades que le quedan ahora mismo", apunta Núñez Villaverde, que recuerda que, tras siete meses de combates, Moscú solo controla la parte oriental, hasta el río que divide Bajmut. "Ucrania no va a conseguir liberar completamente la ciudad, pero mientras pueda ganar tiempo para seguir preparando su ofensiva de primavera, le siguen saliendo las cuentas, a pesar del coste en vidas humanas y destrucción que eso le está suponiendo", añade.

Una Rusia necesitada de victorias

El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigú, ha calificado como "clave" esta ciudad para una nueva ofensiva en el Donbás y es que, para Moscú, Bajmut, donde ya se produjeron enfrentamientos entre Rusia y Ucrania en 2014, supondría la victoria que necesitan las tropas del Kremlin para compensar los reveses militares de finales del año pasado. Además, supondría su primer gran logro desde la captura en verano de Severodonetsk y Lysychansk.

Como apunta Núñez Valverde, en primer lugar, Putin busca conseguir algo parecido a una victoria, "o que pueda vender como una victoria". Rusia tiene como objetivo controlar todo el 'oblast' de Lugansk y el de Donetsk y Bajmut puede ser un escalón más para, a continuación, "seguir recuperando territorio" que perdió durante los meses de otoño.

"La población rusa, los oligarcas, los que apoyan a Putin y también sus enemigos, llevan tiempo preguntándose '¿qué estás consiguiendo aparte de miles de muertos?'. Esta podría ser una victoria de carácter moral, un símbolo, y un elemento de carácter propagandista", apunta Rodríguez Gómez. Destaca, además, el hecho de que el frente de guerra lleva muchos meses estancado y este avance serviría a Putin para demostrar que el tiempo y los esfuerzos invertidos han dado algún fruto.

El grupo Wagner, un tercer actor con mucho en juego

En las últimas semanas, Bajmut se ha situado en el punto de mira de la guerra en Ucrania y, en torno a este enclave, ha resonado con fuerza el nombre de un grupo armado convertido en un elemento clave en la batalla: el grupo Wagner, una milicia privada que opera de manera independiente del Kremlin y que se juega mucho en este combate.

Su líder, Yevgeny Prigozhin, que ha acusado a Moscú de "alta traición" por privar a sus soldados de las municiones necesarias, ha puesto toda la carne en el asador en lo que a defender Bajmut se refiere y de sus resultados dependerá la reputación y la capacidad de influencia de su grupo en Rusia.

"Desde el principio de los combates en la ciudad, Prigozhin convirtió a Bajmut en una causa del grupo Wagner, el escenario donde mostrar la capacidad de sus hombres", apunta Pérez del Pozo. Por ello, explica, la victoria afianzaría al grupo y a su líder dentro de Rusia, tanto política como militarmente.

Su empeño en conquistar Bajmut, expone Núñez Villaverde, "ya da una idea de lo importante que es para Prigozhin". El líder de Wagner quiere crecer políticamente y presentar a sus soldados como un grupo resolutivo que consigue victorias, para traducir esto en peso político dentro de Rusia. Sin embargo, las rencillas y tensiones creadas con miembros del Kremlin que tratan de evitar que esto pase, no hacen sino perjudicar a la capacidad operativa de las tropas rusas.

Mientras tanto, la batalla sigue estancada, convertida, como apunta Rodríguez Gómez, en una guerra estática de dos frentes que se miran el uno al otro que nos recuerda a la Primera Guerra Mundial, y cuyo desenlace es "muy difícil" de predecir. "¿Quién puede ganar? Aquel que aporte algún tipo de innovación que le permita abrir una brecha, ensancharla, y al final ir conquistando terreno por la retaguardia. En cualquier caso, no me atrevo a decir cuánto puede durar ni esta batalla, ni la guerra", concluye.

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