Es un debate recurrente desde hace pocos años: ¿por qué los premios de interpretación distinguen entre hombres y mujeres? Nadie duda de que la tradición de premiar actores y actrices, que en los galardones cinematográficos parte de los primeros premios Oscar en 1929, ha servido para visibilizar el trabajo de las actrices que, históricamente y actualmente, tienen menos oportunidades en la industria. Pero el mundo está cambiando y también ha irrumpido la cuestión de encajar identidades que no se adscriben a los géneros masculino o femenino. ¿Por qué, además, solo separar por género a actores y actrices?
En 2012, los Grammy eliminaron la distinción y, tras ellos, los MTV en 2017 abriendo el camino a los premios cinematográficos: el Festival de Berlín en 2020, el de San Sebastián en 2021, y recientemente los Spirits Awards. El director del Festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos, explicaba en RTVE.es los motivos: “Si hay actores que consideran que su género, no hablo de sexo, no es masculino ni femenino, sino no binario, no podrían sentirse cómodos con el galardón. Es una medida que tomará todo el mundo, es cuestión de tiempo”. En sentido contrario, la Asociación de mujeres cineastas (CIMA) argumenta que “las actrices tienen muchísima menos visibilidad que los actores y que esta decisión agrava esa situación”.
Hace dos meses, Emma Corrin (The Crown) reclamaba premios neutros para intérpretes no binarios. "Es difícil para mí en este momento tratar de justificar en mi cabeza ser no binaria y ser nominada en categorías femeninas", declaraba. La Academia de Cine no ha movido ficha y su nuevo presidente, Fernando Méndez-Leite opina en la misma línea: “Personalmente soy completamente contrario. No hay que suprimir ningún premio, debe seguir habiendo categorías de actores y actrices. Discrepo de las decisiones de los grandes festivales de reducir premios”, explica a RTVE.es
Intérpretes y directores nominados a los Goya 2023 responden a una pregunta: ¿Tiene sentido que los Goya unifiquen el premio de interpretación? En general, reconocen que las dos opciones tienen argumentos sólidos.
Esperar a una mayor igualdad en la industria
Varios nominados coinciden en que sería mejor esperar a una mayor igualdad para tomar la medida. “Si, podría tener sentido en un escenario de una igualdad absoluta o real. Y, aparte, nos estamos cuestionando el género y las barreras no son tan claras”, dice Alauda Ruiz de Azúa, directora de Cinco lobitos, “Pero creo que no es el momento: hay que poner otros ladrillos de igualdad antes de dar ese paso”.
“No lo tengo muy claro”, resume Ana Castillo, de Girasoles silvestres. “Entiendo el mensaje, lo que significa y estoy de acuerdo. Pero sigue habiendo mucha desigualdad entre actores y actrices, aunque la cosa está cambiando. No es del todo igualitario todavía para que en los premios se reflejen de esa manera”. Carmen Machi, nominada por Cerdita se reconoce sencillamente "más clásica": "No es que separe nada, pero puede haber para ambos sexos".
Binarismo y privilegio
Lo nominados más jóvenes introducen la noción de privilegio al abordar la cuestión. “Es un tema muy complejo e interesante. Diría que, como estoy en el lugar de privilegio, mi opinión da un poco igual”, aporta Vicky Luengo, nominada por Suro. “Se tiene que hacer lo que realmente vaya a proteger a la gente a acceder a lugares donde no puede acceder. Si el cambio de eliminar lo binario de los premios funciona para que minorías puedan acceder, me parece genial”.
Valeria Sorolla, nominada por La consagración de la primavera, disiente: “Ahora no tiene sentido, pero quizá cambie. En cualquier caso, tiene que ver con el privilegio y no creo que estemos en el punto de que haya suficiente igualdad para que se unifique. Quizá podrían plantearse otras alternativas que ayuden a salir del binarismo, pero que no sea unificar y crear menos posibilidades aún de llegar a un sitio".
Nacho Sánchez, nominado por Mantícora, afirma que puede contribuir a una mayor inclusión. "Si es por intenar abrir el espectro de representación para la gente que no se siente representada por el binerismo, me parece bien".
Unificar, pero añadir más nominaciones, posible solución
Laia Costa, nominada por Cinco lobitos, reconoce que nunca se lo había planteado, pero encuentra una salida. “Supongo que tendría sentido porque no hay directora y director. Pero seríamos menos, así que quitamos el género pero ampliamos a 10 nominaciones y nadie se queda fuera”.
También sirve para Carla Simón, directora de Alcarràs: “Para mí es muy compleja la pregunta. Si se unifican la categoría hay menos intérpretes que premiar. Si hubiera más premios, vale. A la larga me parece una buena opción”.
“Eso me parece muy bonito: unificado y muchos nominados porque me daría pena que se pierdan categorías siendo tantos actores y actrices.”, coincide Laura Galán, nominada por Cerdita. “Estoy procesando aún las consecuencias, pero sería una forma de normalizar, de no poner etiquetas, que siempre va a ser buena".
Cuestión de promoción
En contra razonan algunos directores. “Tiene sentido, pero personalmente prefiero que no”, dice Rodrigo Sorogoyen, nominado por As Bestas. “Entiendo que tiene algo positivo, pero en el fondo se deja de premiar, y por lo tanto de valorar y promocionar, a menos intérprete y salen perdiendo”.
“Entiendo las dos dinámicas”, reflexiona Fernando León de Aranoa, nominado por Sintiéndolo mucho. “No hay una manera de interpretar masculina y femenina, pero al mismo tiempo esto es un espectáculo y, si tiene que haber dos premios, me parece estupendo y no me parece un ejercicio de segregación. Las dos opciones son buenas y no puedo oponerme a ninguna”.
Pilar Palomero, nominada por La maternal, también lo ve desde esa óptica: “Me daría pena porque los actores y actrices tendrían menos posibilidad de reconocimiento. Me parece que la lucha va por otro camino, pero tampoco me parecería mal”.
"El hecho de que fuesen sin género nos acerca más al mundo que queremos dibujar", dice Mikel Gurrea, nominado por Suro. "Pero se pierde visibilidad. Habría que hacer ese malabar para tener un premio genderless".
Más nominaciones, sin distinguir géneros, es al fin y al cabo lo que galardones como los Globos de Oro o los Feroz al separar los premios de interpretación en drama y comedia. Isaki Lacuesta, nominado por el guion de Un año, una noche, remata con humor que quizá sea el camino a seguir: "Tendría que ser como los Grammy, tendrían que dar premios ridículos: mejor director medio calvo. Cuantos más, mejor".
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