Si hay este año una categoría excepcional en los premios Goya al mismo nivel que el de mejor película es sin duda, el de mejor cortometraje de ficción. Una auténtica joya con cinco trabajos de una calidad fuera de lo habitual y que acumulan cientos de premios y selecciones en los mejores festivales de cine. Así pasamos del trepidante thriller urbano que propone Chaval, a la delicadeza formal y emocional de Arquitectura emocional 1959 o La entrega para terminar en el crudo realismo social de Sorda o Cuerdas. Están disponibles en Movistar y Filmin. Merecen y mucho la pena. ¡No quisiera tener que estar en la piel de los académicos!
Chaval
Tratando de aparentar naturalidad, un joven cruza una calle y al poco se le junta un compañero. Han pasado pocos segundos pero ya sabemos que ese encuentro no es normal. Llega una gran furgoneta con dos tipos y nos subimos con ellos. Empieza así un espectacular thriller rodado en un único plano secuencia. Su director Jaime Olías de Lima, quizá más conocido por su faceta actoral, nos invita a un viaje que recuerda al cine de quinquis y pandilleros de principios de los años 80 donde la sensación de tensión va en aumento. Chaval, cuenta con un gran diseño de producción y excelentes interpretaciones, entre las que destaca Itzan Escamilla (uno de los protagonistas de Élite)
Arquitectura emocional 1959
La que podría haber sido una historia de amor sin más entre dos jóvenes de distinta clase social durante los años de dictadura franquista se convierte, gracias a la dirección de Elías León Siminiani, en una propuesta original e imprescindible, dotada de un especial sentido del humor, con toques de realismo mágico, y sobre todo de una enorme plasticidad que hacen del cortometraje un disfrute para los sentidos. Cuenta su director en esta entrevista para RTVE que se rodó en tres años (pandemia por medio) porque deseaban captar el paso de las estaciones sobre los edificios protagonistas de la historia y el cambio de la percepción que tenemos sobre ellos. La arquitectura como metáfora de lo que somos. Espiga de Oro a mejor cortometraje en el pasado Festival de Valladolid, Siminiani se enfrenta a su cuarta nominación.
La entrega
Armando tiene 80 años, un trauma y tan pocas ganas de salir de su casa que vive recluido. Su único contacto con el mundo es un joven repartidor. Será gracias a él que encontrará una motivación para hacer frente a sus miedos. Pedro Díaz filma de manera exquisita, casi documental, una historia de soledad y de redención. La música, creada por Alberto Torres, tiene aquí un importante papel. Es la historia de una canción que no debe ser olvidada, y que forma parte del leitmotiv del cortometraje emocionalmente interpretado por Ramón Barea. Una de esas preciosas casualidades, ya que está nominado a mejor actor de reparto por Cinco Lobitos. Uno de los cortometrajes más seleccionados del año
Cuerdas
Este trabajo, que bebe del realismo social y de la crítica hacia la industrialización más deshumanizada, es de los que dejan poso. Estibaliz Urresola, su directora, logra con una gran naturalidad retratar la historia de un pueblo inmerso en una de las mayores empresas del valle, altamente contaminante. A través del retrato del coro del pueblo compuesto íntegramente por mujeres y de las vivencias de una de sus integrantes, Rita, nos plantea el dilema ético que plantea la supuesta riqueza que puede generar esta empresa a través de subvenciones a las actividades del lugar. Una historia intimista y con tintes costumbristas, en el que destaca la interpretación de todas sus protagonistas. Un relato de lucha medioambiental que entre otros reconocimientos le ha valido a Cuerdas, entre otros el último premio Feroz a mejor cortometraje
Sorda
¿Cómo es vivir con sordera en un mundo hecho para ser oído? Esta es la premisa que Eva Libertad y Nuria Muñoz, directoras del cortometraje, se hicieron para crear esta obra que narra la historia de una mujer sorda, Ángela, y de Darío, su pareja oyente, y que pone el foco en sus problemas de comunicación. La llegada de un nuevo miembro en la familia lo agravará todo. Es la primera obra realizada en lengua de signos y protagonizada por una actriz no oyente que compite en los Premios Goya. Sorda acumula más de 50 premios nacionales e internacionales.
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