Las cosechas no entienden de guerra y el campo cumple con sus plazos de siembra en Ucrania. Todo el trigo que se recogerá el próximo julio ya está creciendo, cuando todavía el destino de buena parte de la pasada cosecha pende de un hilo. El pasado sábado, Moscú rompió el frágil acuerdo que había alcanzado con Kiev para permitir la exportación de grano así paliar la crisis alimentaria que ha desatado el conflicto.
En una compañía agrícola en el sur del país almacenan 8.000 toneladas de cereal, la mayoría de trigo, aunque también cebada, que tenían previsto salir del país el domingo, desde el cercano puerto de Chernomorsk. Sin embargo, el día anterior recibieron un mensaje desde el puerto anunciando que las salidas quedaban paralizadas, asegura Mihaíl, dueño de la explotación.
"En buenas condiciones, podemos tener almacenado el grano hasta cinco años", explica por su parte Vlat, responsable del almacén. Sin embargo, las pérdidas se acumulan. "Hemos tenido que alquilar más silos y si se hubiese vendido ese grano habríamos tenido dinero para pagar los intereses de los préstamos. No tenemos dinero para invertir", lamenta. Desde que comenzó la guerra, solo han podido vender, 2.000 toneladas.
Aun así, es optimista. "Tarde o temprano lo venderemos todo, es una cuestión política. No pasaremos hambre en Ucrania y también hay alguna ventaja, podemos dejar la tierra en barbecho para hacerla más rica", reflexiona Mihaíl. Lo peor, señala, es que sus cereales no llegarán a tiempo para alimentar a todos los países que los necesitan.
Millones de personas dependen del trigo ucraniano en todo el mundo
La guerra en Ucrania ha provocado una crisis alimentaria en buena parte del planeta. Unos 50 países, la mayoría en el norte de África, Asia y Oriente Medio, obtienen el 50% del trigo que importan de Rusia, primer exportador mundial, y Ucrania, el quinto. Durante los primeros meses del conflicto, los puertos ucranianos estuvieron bloqueados y el grano se acumulaba en el campo ucraniano, salvo pequeñas cantidades que pudieron ser exportadas por tren.
Sin embargo, en julio alcanzaron un pacto, auspiciado por Turquía, que permitía la exportación de grano de los puertos del mar Negro, lo que ha permitido salva a 100 millones de personas de caer en la extrema pobreza, según la ONU.
El acuerdo, acompañado de un permiso para la exportación de fertilizantes rusos, tenía como objetivo evitar "una crisis global alimentaria" que Naciones Unidas está haciendo lo imposible por evitar. "Pedimos a todas las partes que hagan todos los esfuerzos posibles para prorrogar el acuerdo y aplicarlo en todos sus aspectos", declaró el pasado viernes el secretario general de la organización, António Guterres.