Las tropas rusas se han retirado este sábado del bastión prorruso de Limán, en la región de Donetsk, para evitar ser cercadas totalmente por el Ejército ucraniano.
"Debido al riesgo de ser cercados, las fuerzas aliadas han sido retiradas de la localidad de Limán a posiciones más ventajosas", se lee en el comunicado del Ministerio de Defensa de Rusia, que admite así su segunda gran derrota en el último mes en Ucrania.
El comunicado destaca que la artillería rusa ha causado numerosas bajas a las brigadas mecanizadas ucranianas 66 y 93, y ha destruido tanques y otros vehículos militares. Pese a ello, admite que, "pese a las pérdidas sufridas, al disponer de superioridad en fuerzas y recursos, el enemigo introdujo refuerzos y continuó su ofensiva en esa dirección".
Asimismo, el jefe de gabinete de la presidencia de Ucrania, Andriy Yermak, ha publicado un video de las tropas ucranianas instalando la bandera de su país en el cartel de entrada a la ciudad. Desde la noche, los rusos intentaban "desbloquear" la ciudad con intensos bombardeos.
Había unos 5.000 hombres, según Ucrania
Según la administración leal a Kiev, en Limán, que estaba bajo control ruso desde mayo, se encontraban unos 5.000 hombres, aunque ni Moscú ni los prorrusos han precisado ninguna cifra.
Es un importante nudo ferroviario que conduce tanto a los bastiones ucranianos en Donetsk, como a la zona prorrusa de Lugansk. Ambos territorios incluidos en el tratado de anexión firmado por el presidente ruso, Vladímir Putin.
Antes de la firma, el líder de la autoproclamada república popular de Donetsk, Denís Pushilin, había informado de que había recibido "noticias alarmantes" sobre Limán.
Esta derrota es difícil de digerir para Rusia, ya que Vladímir Putin prometió el viernes que garantizaría la seguridad de los nuevos territorios con "todas las fuerzas y medios", en lo que llamó "misión libertadora".
Asimismo, este repliegue tiene lugar después de la retirada hace tres semanas de la vecina región de Járkov, que obligó a Putin a decretar la movilización parcial.
El imparable avance ucraniano, sumado a que la línea de frente que deben proteger los rusos tiene más de mil kilómetros de largo, ha puesto en serios aprietos las capacidades del Ejército del Kremlin.