Con su primera nominación, Mario Casas (A Coruña, 34 años) ha conseguido el premio Goya que, para muchos, debería tener hace años. El intérprete ha querido dar las gracias al público que le ha apoyado "desde hace 15 años", como ha destacado emocionado tras recibir el premio telemáticamente, como el resto de premiados.
Casas también ha tenido un guiño de agradecimiento a todos aquellos que han estado "a tres metros sobre el cielo", en alusión a una de sus primeras películas; y ha mostrado una cabeza de 'Iron Man' que, como ha relatado, su hermano pequeño dijo que le regalaría si finalmente ganaba.
Una estrella que ha luchado por ser un gran actor
Hay que reconocer el esfuerzo que Casas ha hecho para convertirse en un gran intérprete. Porque hay estupendos actores que nunca llegan a ser estrellas y se quedan en secundarios de lujo; y hay estrellas que triunfan muy pronto pero nunca llegan a ser buenos actores. Ese podía haber sido el caso de Mario, como tantos otros intérpretes de su generación. Pero él siempre tuvo muy claro que quería ser algo más que una cara y un cuerpo bonito que tenía que quitarse la camiseta “por exigencias del guion”.
Mario debutó de niño en anuncios de televisión de RENFE, pizzas o cereales; y tras años de papeles menores, en 2006 le llegaría un protagonista en la serie juvenil SMS y su debut en el cine, a manos de Antonio Banderas, en El camino de los ingleses. "Es una película muy interesante y a la que le tengo mucho cariño. Creo que el público no terminó de entenderla", confesaba en una entrevista con RTVE.
Aunque empezó a hacerse famoso con series como Los Hombre de Paco (2007-2010), El barco (2011), y con dos de las películas más taquilleras de 2009, Fuga de cerebros y Mentiras y gordas. "En aquella época parece que no estaba bien visto que los actores de televisión empezasemos a meternos en el cine. Algo que actualmente ha cambiado. Para mí la televisión fue una gran escuela", confesaba a Días de Cine.
Su salto definitivo al estrellato y a convertirse en el sex symbol de las adolescentes fue con su papel de Hache en la película Tres metros sobre el cielo (2010) y su secuela, Tengo ganas de ti (2012). Películas en las que el actor tenía que quitarse la camiseta por exigencias del guion, algo que le marcó durante años. "Son películas de las que no reniego porque solo me han traído cosas buenas. Incluso si voy a Rusia me reconocen. Lo importante es llegar a toda la gente que sea posible y que disfruten de tu trabajo" -asegura-.
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