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Mario Casas y Javier Cámara: la admiración entre un novato y un veterano de los Goya

 Somos Cine  
  • Junto a David Verdaguer y Ernesto Alterio aspiran al Goya al mejor actor

  • Los dos intérpretes charlan para RTVE.es sobre la profesión

ESTEBAN RAMÓN
10 min.

Mario Casas y Javier Cámara nunca han trabajado juntos, aunque su química es inmediata. Los dos actores están nominados a mejor actor en los Premios Goya junto a David Verdaguer y Ernesto Alterio. Cámara -café con leche-, expansivo y humilde, desea pronto una comedia “potente” para Casas y le recomienda hacer una película iberoamericana; Casas -botella de agua-, reflexivo y atento, toma nota. “Este tío está muy vivo, está deseando hacer la siguiente”, resume Cámara.

El pardillo atrapado en una noche infernal en No matarás es la primera nominación para Casas, que lleva casi una década orientando su carrera a papeles complejos, torturados y de gran intensidad física. Para Cámara, su viperino personaje en la perversa comedia Sentimental supone la octava nominación y sería su tercer Goya tras Vivir es fácil con los ojos cerrados y Truman.

PREGUNTA: Casi se podría decir que estáis nominados por actuaciones contrarios: Mario hace un papel de gran intensidad física en No matarás y Javier es pura verborrea en la teatral Sentimental.

JAVIER CÁMARA: Veníamos hablando de lo que me ha gustado su película, de cómo se tira a la piscina. De la arquitectura de la comedia, de la acción y del drama. Y de cómo los personajes de acción sobreviven a las películas. A veces en las películas la acción va tan deprisa que los personajes no tienen el tiempo de desarrollarse. Y en No matarás entre dos actores, sobre todo al principio, defienden una tensión muy brutal y luego se tiene que comer el solo la película: peleas, persecución, cámara detrás todo el tiempo. Hay que ser muy fuerte para mantener una película así. Las acciones a veces te hacen olvidar donde está el personaje. Es lo que decía Hitchcock: no puedes tener acción y personajes. Las películas de acción tienen que respirar para que el personaje mire al espectador. Y eso pasa el final cuando él mira a cámara como diciendo ¿qué harías tú?

MARIO CASAS: Es verdad. En las películas de acción hay algo de eso. En la primera parte aparece el personaje más construido: este tipo anodino, con miedo. Y hay que tener cuidado con la acción: que se convierta en un thriller frenético y el personaje se diluya.

JAVIER CÁMARA: En Torrente por ejemplo era una película costumbrista en la primera parte y luego entraba la acción, y la gente valoraba mucho la primera hora. Si cuando llega la acción los personajes han tenido una gran presentación se desarrollan mejor porque los vas entendiendo.

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PREGUNTA: ¿Cómo de extraño es competir cuando hay admiración mutua?

JAVIER CÁMARA: Voy a hablar de los cuatro, que llevamos ya un rato halagándonos en privado. Lo que más admiro del resto de nominados es que son más jóvenes que yo. Ernesto Alterio y yo estuvimos nominando a revelación con Tristán Ulloa y los tres seguimos trabajando. De David Verdaguer me encanta que aúne tanto teatro y cine. Me parece que tiene una falta de prejuicios con el mismo, una naturalidad. Hay mucha generosidad. Y lo de Mario es una fiesta. Imagino que quiere demostrarse cosas a sí mismo, lo que está muy bien. Espero que no quiera demostrar nada a nadie porque no tiene que hacerlo. Está creando una carrera maravillosa, llena de ejercicios de estilo, muy joven. Yo hacía comedie y me llegó Almodóvar con treinta y tantos. Le van a pasar cosas muy bellas porque está construyendo algo muy bonito. El objetivo no es el Goya sino el viaje que nos estamos zampando, somos unos privilegiados haciendo el cine que hacemos y con los directores con los que trabajamos.

MARIO CASAS: Para mí, siendo la primera vez nominado…

JAVIER CÁMARA: ¿Es tu primera vez? No lo sabía. Me has dicho que no te habían dado un premio pero pensaba que te habían nominado más.

MARIO CASAS: Poco. Lo que decía es que te pueden nominar, pero aunque sea un tópico, el premio es trabajar. Antes nos estábamos haciendo las fotos y pensaba: quiero trabajar con él.

JAVIER CÁMARA: Y yo quiero que haga una comedia muy potente.

MARIO CASAS: Estar con Cámara es un peligro porque te come con patatas. Como trabajar con Javi Gutiérrez. Pero trabajar con grandes actores es lo que te hace aprender y esa es la suerte que estoy teniendo. Imagino que los cuatro nominados pensamos lo mismo.

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JAVIER CÁMARA: Lo que más admiro de Mario es su disciplina. Tiene miles de fans pero también le sigo yo y muchos académicos. Sabemos que no es solo un referente de llevar gente al cine. Compañeros y compañeras me han dicho que es sorprendente la capacidad de prepararse de este tipo. No le importa traer un montón de propuestas y me gusta donde está yendo. Me acuerdo de un actor mayor, no sé si fue Fernando Fernán Gómez, que dijo que a partir de los 50 uno tiene que hace un examen, mirar un poco para atrás, saber que uno ya está construido: ha enterrado a gente, ha querido, ha dado vida. A mí me pasó a los 26, que se fue mi padre, pero tuve que hacer Truman, os lo juro, para darme cuenta del recorrido que es acompañar a alguien en ese proceso. A Mario le está pasando la vida por delante: un tipo de éxito, un tipo juzgado en todo lo que hace. ¡Qué presión! A mí no me ha pasado eso. Acuérdate de eso: a los 50 miramos para atrás y vemos lo que hemos hecho. Yo no puedo hacer muchas de las cosas que él hace.

PREGUNTA: ¿Como cuáles?

JAVIER CÁMARA: Su película. Le diría al director: me rompo el menisco en la primera escena. Soy muy flojo de piernas. (Risas) Es verdad: yo hago una pelea con un especialista y me da sin querer en la nariz, me la rompe y la toma no vale además. Además, la protagonista (Milena Smit) no me podría mirar, la gente pensaría que es una comedia.

CASAS:"Desde que tengo 30 años entiendo mejor a los personajes gracias al bagaje que tengo"

MARIO CASAS: No he llegado a los 50, voy a cumplir 35, pero es verdad que desde que tengo 30 entiendo mejor a los personajes, entiendo su arco, qué matices puedo darles gracias al bagaje que tengo ahora. Empiezo a entender cosas que antes no podía porque no las había vivido, también por fortuna, como alguna de las cosas que dices.

JAVIER CÁMARA: La vida te puede pasar por encima con 15 años, pero lo más bonito es que tú eres tú. Aunque haya referentes maravillosos como Javier Bardem, Penélope Cruz, Antonio Banderas, Ricardo Darín en mi caso. O incluso John Malkovich, al que había visto en el cine en Las amistades peligrosa y luego he trabajado con él. Pero lo más importante es que siempre te han cogido para un papel porque tú eres tú. Con tus errores. La primera vez que trabajé con Almodóvar fallé una frase y pedí perdón. Se hizo un silencio enorme. Llegó Almodóvar con mucha calma y me dijo: “Javier, los errores siempre son bienvenido. La cara de Darío Grandinetti mientras esperaba que dijeras tu frase era mítica, su espera estaba viva. No vuelvas a cortar una toma”. Todo lo que pasa una botella que cae, un avión, está vivo. Y pensé: qué bueno lo de esta profesión. Antes de los 50, equivoquémonos, yo ya no me puedo equivocar, tengo 54 (risas).

PREGUNTA: Se podría decir que estáis en la cima de la profesión y os llegan muchas propuestas. ¿El arte es de los actores en ese punto es saber elegir sus películas?

JAVIER CÁMARA: Me resulta muy doloroso decir que no, sobre todo cuando te llaman personalmente, porque hay un trabajo enorme detrás y mucha ilusión. Los agentes son un cedazo maravillo para eso. La gran lección es decir que no porque tienes que saber que no puedes salvar una película y hay cosas que no puedes hacer. Como cuando eres joven y quieres hacer ya de viejo. Ahora tengo calma y decir que no es otra carrera paralela. A veces dices que no a éxitos, cuidado. Me pasa mucho con la acción y el género. Me ofrecen cosas que no sé cómo hacer y luego cuando la veo digo: coño, no he sabido leerlo. O en el universo teatral, que es más complicado, y luego vas a ver la obra y dices: era así, no he sabido verlo. Los noes van definiendo tu carrera, también lo síes y lo que no te atreves a hacer. Eso es interesante.

CÁMARA: "Cuando gané un Goya descubrí que detrás de mi supuesta humildad había deseo"

MARIO CASAS: José Sacristán dice que la carrera está en los noes. Y es cierto que hay que saber decir que no. Tengo suerte de que me llegan proyectos pero imagino que si te llega El joven Papa como a ti a eso es imposible decir que no.

JAVIER CÁMARA: ¡No, a eso llamé yo! Dije, si la cago, la cago. No trabajo en Italia y ya está. Pero salió bien.

MARIO CASAS. Somos unos privilegiados por decir que no a cosas. Llevo un tiempo parado, quiero tomar distancia y escribir. Y, por eso, por lo difícil que sé que es escribir y el proceso que hay detrás, te da pena cuando te llega un guion que rechazas.

CASAS: "Llevo un tiempo parado, quiero tomar distancia y escribir".

JAVIER CÁMARA: Gracias a dios ahora en las series mandan los creativos y los guionistas, que eran el último eslabón, han tomado importancia. Solo espero que les empiecen a pagar mejor.

PREGUNTA: Javier, ¿tienes un manual de perfecto nominado a los Goya para Mario?

MARIO CASAS. (Risas) ¡Y desde casa, cuidado!

JAVIER CÁMARA: No soy perfecto en absoluto, las dos veces que me han dado el Goya he perdido los papeles completamente. Me emocioné muchísimo. No he querido volver a verlo porque parece que es donde más desnudo he estado siempre, donde se me ha visto el verdadero deseo. Y además lo he visto yo: he visto que detrás de esa supuesta humildad e inconsciencia había un deseo de sentirse parte de un olimpo, de que te acepten con el premio más grande que te pueden dar en el cine. Tengo dos y si ganó me podré igual de nervioso y balbucearé. De la vergüenza de saber que era importante para mí.

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MARIO CASAS: Para mí, las cosas buenas de los actores que estamos empezando…

JAVIER CÁMARA: Sacristán te diría que estamos empezando. Siempre estamos empezando.

MARIO CASAS: Yo recomiendo a los actores de mi generación, y más jóvenes, que escuchen a gente como Javier o como Antonio Banderas, con quien tuve la suerte de trabajar en mi primera película. Son la gente que más me ha llegado e influenciado porque te hablan desde un sitio muy humilde y de verdad. Tenemos que empaparnos de sus grandes trabajos, entrevistas, leerlos y escucharlos. Es lo que me quedo al lado de Javier: escuchar y aprender.

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