La separación entre Cataluña y España es el único punto de encuentro de un independentismo que se presenta a las elecciones catalanas del 14F muy fragmentado y desgastado por los últimos años tras el 1-O, con una guerra feroz entre los distintos partidos y sin una hoja de ruta en común. Un independentismo, por otra parte, dispuesto a sacar toda la artillería y a hacer de sus líderes presos y huidos su bandera.
En total concurren al 14F ocho listas soberanistas, de las cuales solo tres lograrán tener presencia en el Parlament, según las encuestas. Son Junts, ERC y la CUP: una formación de corriente liberal, otra de izquierdas y otra anticapitalista que ni siquiera coinciden en la fórmula para avanzar hacia la autodeterminación.
La batalla de Junts y ERC por liderar el soberanismo
Junts y ERC, los únicos con posibilidades de gobernar, según los sondeos, están condenados a entenderse si quieren un Govern de corte soberanista, reeditando la coalición que lleva rigiendo Cataluña desde 2016. Aunque de hacerlo, solo las elecciones determinarán cuál de las dos sería la fuerza predominante -ahora mismo es JxCat, mientras que el CEO y el CIS sitúan a ERC por delante tras el 14F-.
Sus dos candidatos, Laura Borràs -líder del grupo parlamentario de JxCat en el Congreso- y Pere Aragonès -vicepresidente de la Generalitat- se mantienen fieles a los líderes de sus formaciones, el ‘expresident’ Carles Puigdemont y su vicepresidente Oriol Junqueras, los impulsores del referéndum del 1-O. Y mientras que el primero apuesta desde Bélgica por el choque frontal contra el Estado y por reactivar la declaración unilateral de independencia de 2017 si el independentismo tiene mayoría de votos, Junqueras aboga por la autodeterminación y la amnistía desde el diálogo con el Gobierno.
Precisamente Puigdemont y Junqueras están inmersamente activos en la campaña electoral, así como el resto de los presos y huidos del ‘procés’. El primero, participa de forma telemática, mientras que el segundo ha acompañado a su candidato en varios actos electorales nada más salir de prisión el pasado jueves en aplicación del tercer grado concedido por la Generalitat.
Las opciones de ambos partidos para formar gobierno, en caso de que puedan, son limitadas. Junts aboga por un pacto con ERC y la CUP para un gobierno soberanista, y ERC, que descarta formar un gobierno de izquierdas con el PSC, coincide en sumar fuerzas con Junts y la CUP pero apuesta por incorporar también a los ‘comunes’.
Un año marcado por los choques en el Govern
Su necesidad mutua no quita para que la distancia entre ambas formaciones haya ido creciendo a pasos agigantados durante la última legislatura, la que vino después del otoño ‘caliente’ de 2017 y el artículo 155 de la Constitución. Las discrepancias en el seno del Govern se han hecho especialmente evidentes a la hora de afrontar crisis como la de la sentencia del ‘procés’, los disturbios posteriores o la inhabilitación del ‘expresident’ Quim Torra. También hubo grandes dificultades para sacar adelante sus presupuestos autonómicos y falta de sintonía para enfocar la mesa de diálogo entre el Gobierno de España y la Generalitat que ERC arrancó al PSOE a cambio de su apoyo en la investidura de Pedro Sánchez.
El punto de inflexión en su relación lo marcó Torra hace justo un año, cuando declaró la guerra a ERC al anunciar, sin avisarles, que convocaría elecciones anticipadas ante la “falta de lealtad” de los republicanos y porque algo se había “roto” en el seno del Govern. Esta fue su reacción después de que el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), accediese a retirarle su acta de diputado tras la inhabilitación del ‘president’ por parte de la Junta Electoral Central (JxCat).
Aquella rueda de prensa desde el Palau de la Generalitat marcó el inicio de la precampaña y acrecentó la guerra entre ambas formaciones. Junts lleva meses cuestionando el independentismo de ERC por su apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez en cuestiones como el estado de alarma o los Presupuestos. Los republicanos, mientras, se defienden diciendo que el velar por las políticas sociales no les hace “menos independentistas” y han cargado con dureza contra la herencia de Convergència en JxCat.
La ruptura en JxCat
Entretanto, JxCat ha batallado su propia guerra en el último año. Esta plataforma, que aglutinaba a distintos perfiles de independentistas tras la disolución de Convergència Democrática de Catalunya (CDC), acabó partiéndose en dos el pasado mes de septiembre entre los afines a Puigdemont (Junts) y los más vinculados a la antigua CDC y al ‘expresident’ Artur Mas, que abogaban por un independentismo más moderado y reprochaban el activismo y estrategia de confrontación de Torra.
Puigdemont llegó a conformar en verano su propio partido con las siglas de JxCat -lo que le valió la denuncia del Partido Demócrata-, y se dio de baja del PdeCat junto a muchos de los que habían sido sus consellers durante el ‘procés’. Torra, por su parte, llevó a cabo en septiembre y a dos semanas de su inhabilitación una “purga” en su Govern -según los afectados- con la destitución de los tres consellers del PdeCat, entre ellos Àngels Chacón, la actual candidata del PdeCat a las elecciones catalanas. Aquello derivó en la ruptura definitiva de esta plataforma, también en el Conrgreso de los Diputados, donde el grupo parlamentario de Laura Borràs se quedó sin los cuatro diputados del PDeCat.
Ahora Chacón, con el apoyo de los pesos fuertes del PdeCat y de la exdirigente de Unió Joana Ortega -su número dos-, intentará superar la barrera del 3% de los votos para conseguir representación en el Parlament, aunque los sondeos no lo consideran probable.
Entretanto, el espacio exconvergente presenta una tercera lista, con escasas opciones de lograr escaños: Marta Pascal, excoordinadora general del PDeCAT, rompió con su antiguo partido la pasada primavera y fundó el Partit Nacionalista de Catalunya, una voz del soberanismo moderado que pide pasar página del 'procés'.
Y en un independentismo totalmente opuesto al del PdeCat, está la candidatura de la CUP, la izquierda independentista y anticapitalista que entró por primera vez en el Parlament en 2012 con tres diputados, los amplió a diez en 2015 y cayó a cuatro en 2017. A su cabeza, la exalcaldesa de Badalona y líder de Guanyem Badalona en Comú, Dolors Sabater, intentará mejorar el resultado este 14F.
¿Qué dicen las encuestas?
Todas las encuestas coinciden en situar a ERC y Junts entre las tres primeras fuerzas parlamentarias.
El barómetro del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat publicado el viernes da una ajustada victoria a ERC con entre 34 y 35 escaños, muy seguido de Junts, que obtendría entre 32 y 34, con lo que ambos tendrían la posibilidad de gobernar con mayoría absoluta. El CEO también otorga una subida a la CUP, que pasaría de cuatro a ocho escaños. El independentismo superaría, según esta encuesta, el 51% de los votos y una holgada mayoría en el Congreso de entre 74 y 77 escaños.
La suma de formaciones no independentistas, sin embargo, no alcanzarían la mayoría de 68 escaños en el Parlament. Tras ERC y Junts, el tercer partido sería el PSC de Salvador Illa con entre 26 y 29 diputados, seguido de Ciudadanos (11-13), PP (nueve), CUP (ocho), En Comú Podem (entre seis y ocho) y Vox (entre cinco y seis).
El CIS, que se publicó el pasado día 21, da vencedor al PSC con entre 30 y 35 diputados, seguido de ERC (31-33), Junts (20-27), Cs (13-15), los ‘comunes’ (entre nueve y 12), la CUP (entre ocho y once), Vox (entre seis y 10) y el PP (siete).