El nuevo presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, ha hecho un llamamiento a la "unidad" de todos los estadounidenses y a la defensa de la "verdad" en su discurso de toma de posesión en Washington, en el que no ha dejado de recordar el asalto al Capitolio y que ha convertido en una refutación del mandato de Donald Trump.
"No celebramos la victoria de un candidato, sino de una causa, la causa de la democracia, del pueblo - ha dicho Biden - La voluntad del pueblo se ha escuchado, hemos aprendido de nuevo que la democracia es preciosa, frágil, y en esta hora la democracia ha vencido".
El nuevo presidente ha llamado a los estadounidenses a unirse, a pesar de las discrepancias, para superar "este oscuro invierno" y vencer las "crisis en cascada" que amenazan el país, comenzando por la pandemia del coronavirus, "que ha matado en un año más americanos que en toda la Segunda Guerra Mundial", y siguiendo con el desempleo, la creciente desigualdad, el racismo sistémico y la crisis climática.
La pandemia ha estado muy presente en el discurso. En un momento dado, Biden ha pedido, en su "primer acto como presidente", un momento de silencio por las víctimas de la COVID-19.
"Debemos terminar esta guerra incivil entre azules y rojos [demócratas y republicanos], entre el mundo rural y el urbano, entre conservadores y liberales. Podemos hacerlo", ha insistido el ya 46º presidente de los EE.UU.
"Esto requiere unidad, unidad", ha subrayado Biden, repitiendo la que probablemente haya sido la palabra más repetida de su discurso. "Toda mi alma está en esto, unir a América, unir al pueblo y la nación, y llamo a todos los americanos a unirse a mí en esta causa".
"Defender la verdad y derrotar la mentira"
La otra palabra que ha repetido el nuevo presidente ha sido "verdad". "Hay verdad y mentiras, mentiras contadas por poder y beneficio, y todos tenemos una responsabilidad, como ciudadanos, americanos y especialmente como líderes (...) de defender la verdad y derrotar la mentira", ha afirmado.
"Cada desacuerdo no tiene que ser la causa para una guerra total - ha pedido el demócrata en otro momento de su discurso - Y debemos rechazar la cultura en la que los mismos hechos son manipulados e incluso fabricados".
Biden ha mencionado explícitamente en varias ocasiones el asalto al Capitolio del 6 de enero. "Aquí, donde con violencia quisieron impedir que se cumpliera la voluntad de la gente, les digo que no ocurrió, nunca pasará, ni hoy, ni mañana ni nunca".
Y ha señalado a los enemigos a combatir: "el extremismo, el supremacismo blanco, el terrorismo doméstico, que debemos confrontar y confrontaremos" y el cambio climático.
"El derecho a disentir pacíficamente - ha explicado - es tal vez la mayor fortaleza de esta nación, y el desacuerdo no debe conducir a la desunión. Seré el presidente de todos los americanos".
Una ceremonia reducida y atípica
La ceremonia de inauguración del mandato ha sido atípica, marcada por la seguridad y por la pandemia de coronavirus, y con la clamorosa ausencia del presidente saliente, Donald Trump. El republicano es el primer presidente saliente que no acude a la toma de posesión de su sucesor en más de 150 años. Quien sí ha estado presente, representando a su administración, es el vicepresidente Mike Pence.
La comitiva del nuevo presidente ha llegado al Capitolio a las 10.30 de la mañana, hora local, entre fuertes medidas de seguridad, proveniente de la iglesia de Saint Andrews, donde se ha celebrado un servicio para recordar a las víctimas de la COVID-19.
No ha habido esta vez recepción de la pareja presidencial saliente en la Casa Blanca ni desfile entre multitudes desde allí hasta el edificio del Congreso, un primer recordatorio de que pocas tradiciones iban a respetarse esta vez.
Biden iba acompañado de su esposa Jill, la vicepresidenta, Kamala Harris y el esposo de esta, Douglas Emhoff, todos ellos, como los invitados, con mascarilla.
Entre los asistentes en la plataforma instalada en las escaleras del Capitolio se encontraban todos los expresidentes vivos de Estados Unidos, excepto Trump y Jimmy Carter. Es decir: Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton. Carter de 96 años, ha declinado asistir por su delicado estado de salud y ha enviado sus "mejores deseos" a los Biden.
El National Mall, la explanada desde donde la multitud presencia la ceremonia, ha sido cerrada en esta ocasión y cubierta con 191.500 banderas de Estados Unidos de diferentes tamaños que representaban a todos los Estados y territorios.
Pasadas las 11 comenzaba la ceremonia con discursos del comité organizador y un rezo religioso, seguido del himno nacional interpretado por Lady Gaga, sin mascarilla y adornada con una paloma de la paz dorada, uno de los momentos estelares.
Kamala Harris hace historia
Después han llegado los juramentos. Kamala Harris ha hecho historia al jurar como la primera mujer vicepresidenta en la historia del país, la primera mujer negra y la primera de origen asiático. Sonia Sotomayor, a su vez la primera mujer latina en la Corte Suprema de EE.UU., ha tomado el juramento a Harris.
Jennifer López ha interpretado estrofas de dos conocida canciones patrióticas: This Land is Your Land ("Esta tierra es tu tierra") y America The Beautiful ("La bella América"). Al finalizar se ha arrancado con un grito en español: "¡Una nación indivisible, bajo Dios, con libertad y justicia para todos!". Posiblemente sea la primera ocasión en la que se ha escuchado el español en una ceremonia de inauguración de mandato.
Entonces ha llegado el gran momento: John Roberts, presidente de la Corte Suprema, ha tomado juramento al 46º presidente de los Estados Unidos, siguiendo la fórmula habitual.
Biden, un católico, ha usado una Biblia que está en su familia desde hace un siglo y que ha utilizado siempre que ha jurado un cargo.
Los actos de inauguración del mandato continúan a esta hora. Tras firmar varios nombramientos y órdenes, Biden y Harris han pasado revista a las tropas, antes de desplazarse al cementerio de Arlington para depositar un ramo de flores en la tumba del soldado desconocido.
Después, la comitiva presidencial, precedida por un desfile con bandas militares pero con las calles prácticamente vacías, se ha dirigido a la Casa Blanca. El presidente y su familia han recorrido a pie los últimos metros, algo imprevisto dada la preocupación por la seguridad, y han traspasado el umbral de la que es ya su nueva residencia.