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Francia y España, estrategias divergentes para olas en paralelo de la COVID-19

JOSÉ Á. CARPIO
8 min.

El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció el miércoles un nuevo confinamiento nacional en Francia, de un mes, que durará "como mínimo" hasta el próximo 1 de diciembre, aunque será menos estricto que el impuesto en marzo, para intentar frenar la expansión de la pandemia de coronavirus en Francia, actualmente a la cabeza de los contagios entre los países de la Unión Europea.

Será el segundo confinamiento en el país vecino, que sigue la estela de otros como Israel e Irlanda, el primer país europeo en imponer otro confinamiento nacional, el pasado 22 de octubre durante seis semanas, con medidas similares: cierre de comercios no esenciales, implantación del teletrabajo y prohibición de hacer ejercicio a más de cinco kilómetros del domicilio.

Pese al confinamiento, la actividad económica en Francia no se detendrá. Cerrarán bares y restaurantes y otros establecimientos "no esenciales" y se generalizará de nuevo el teletrabajo, pero las escuelas seguirán abiertas y las visitas a residencias de ancianos y centros de dependencia estarán autorizadas.

Tras superar esta semana por primera vez los 52.000 contagios en un solo día, Francia toma la iniciativa asumiendo una dura decisión que en España trata de eludirse, pese a que su situación epidemiológica ha sido y es similar, por el temor a que un nuevo confinamiento dañara de manera irremediable a la economía y adoptando en su lugar medidas paliativas con confinamientos perimetrales, municipales y restricciones a la movilidad con forma y nombre de toque de queda.

España ha sido la avanzadilla en Europa de la oleada del coronavirus después del verano, hasta el punto que se convirtió en el primer país de la Unión Europea en superar el millón de casos. Sin embargo, la intensidad de la pandemia se ha acelerado en Francia en los últimos días, y ahora el presidente galo conmina a quedarse en casa para dar "un frenazo brutal a los contagios" y evitar el colapso de los hospitales.

Trayectorias similares en primavera

La forma y evolución de la curva de la pandemia es paralela en España y Francia. Ha diferido en una semana en la ola de primavera, cuando el pico de España se anticipaba al de Francia en apenas siete días -aunque con peores cifras relativas, tanto en casos como en muertes-.

De hecho, las dos iniciaron su confinamiento en primavera en fechas similares: España decretó el estado de alarma el 14 de marzo y Francia el 17, para sendos confinamientos domiciliarios que empezaron a aligerarse el 11 de mayo en Francia (55 días después) y el 4 de mayo en España (50 días más tarde).

España decretó el confinamiento 42 días después de su primer caso detectado, el de un ciudadano alemán en La Gomera. Francia tardó 52 días en decretar medidas de confinamiento desde su primer contagio. Tenía 6.373 casos y 21 muertos. Cuando los españoles se confinaron en su casa, se contaban 5.753 casos y 136 fallecidos.

Aunque estaba previsto que el confinamiento en Francia durara hasta el 15 de abril, Macron lo extendió hasta el 11 de mayo. Ambos países diseñaron un plan de desescalada en fases (fueron cuatro en España, tres en Francia), contemplando desconfinamientos asimétricos y una progresión atendiendo a la evolución epidemiológica de sus departamentos. De hecho, Francia inició su desconfinamiento con una situación muy dispar, por la mayor gravedad de la pandemia en el noroeste del país y la zona de influencia de la capital, París.

El levantamiento del estado de emergencia que dio soporte legal a estas restricciones llegó también en fechas parecidas. La "nueva normalidad" llegó para toda España el 22 de junio, justo a tiempo para recibir al verano, las vacaciones y la temporada turística. Francia levantó el estado de emergencia sanitaria el 10 de julio y esperó a abrir sus fronteras hasta llegado ese mes.

La curva despega en España, Francia se protege

Cuando salió del estado de emergencia, Francia contaba unos 500 casos de coronavirus al día. España, que había salido del estado de alarma con apenas 160 casos diarios, en esa fecha, tres semana después, ya contabilizaba más de 800 y estaba en una nueva aceleración.

Así, en verano la pandemia empezó a evolucionar de manera divergente en ambos países. A medida que los contagios volvían a despegar en España, debido a brotes veraniegos como los ocurridos en Aragón y Cataluña, Francia desaconsejó viajar a España.

A la vuelta del verano, la situación ya era plenamente divergente. Antes de empezar el curso escolar, Francia acumulaba más de 30.600 muertos con coronavirus diagnosticado y sumaba una media de 15 decesos diarios. España superaba los 29.000 fallecidos, pero su media diaria en siete días era de 60 fallecimientos. Equiparados ambos países en cuanto a su población, los fallecimientos en España siempre han sido más numerosos, justo hasta ahora.

Ante el empeoramiento de la situación de la pandemia en Francia, el gobierno galo también fue de los primeros en decidir acortar las cuarentenas en caso de contagio o contacto con positivos de COVID-19, de 14 a siete días, a propuesta de su Consejo Científico, confiando en que la reducción del aislamiento hiciera que su cumplimiento fuera más efectivo. El 11 de septiembre, cuando se anunció esta medida, la tasa de incidencia había subido en Francia en una semana de 57 a 72 casos por cada 100.000 habitantes.

Menos de dos semanas después, el 22 de septiembre, España tomó una decisión semejante, aunque redujo las cuarentenas de 14 a diez días para las personas que fuesen contactos estrechos de contagiados de COVID-19, con un "acuerdo amplio, si no unánime" de las comunidades autonómas.

La pandemia se desboca, ahora más en Francia

Desde mediados de septiembre, Francia ha visto incrementarse exponencialmente sus contagios diarios, batiendo día a día nuevos récords hasta que el 9 de octubre superó los 20.000 contagios diarios. Era entonces el segundo país de la UE con más casos de COVID-19, por detrás de España, a la que ahora ha adelantado.

De todos modos, la comparación no mejora la situación de España, casi una excepción europea por una oleada de verano sin parangón en otros países, aparentó estabilizarse hace una semana, pero fue un espejismo, como reconocieron las propias autoridades sanitarias.

Al tiempo que se descontrolaban los contagios en Francia, el país vecino ha decidido restricciones generales con mayor prontitud que España. Francia declaró el 14 de octubre su segundo estado de emergencia, de modo que se armó legalmente para establecer un toque de queda -con claras reminiscencias bélicas en un país que vivió ocupado en la Segunda Guerra Mundial-, en París y otras ocho ciudades que se encontraban en estado de alerta sanitaria, efectivo durante al menos cuatro semanas, entre las 21:00 y las 6:00 horas. Una medida que fue imitada primero en Bélgica y después en España

Francia y Bélgica imponen toques de queda para hacer frente a la pandemia

Por su parte, el Gobierno de Pedro Sánchez ha confiado en su estrategia de "cogobernanza" y ha decretado un nuevo estado de alarma el 25 de octubre para que las comunidades autónomas puedan ordenar confinamientos perimetrales sin oposición judicial, y también se ha adoptado el toque de queda. Pero, mientras Francia adopta medidas que afectan a todo el país, los horarios de confinamiento domiciliario nocturno en España son 'a la carta' en cada comunidad -hay cuatro horquillas horarias diferentes- y conocen excepciones y matizaciones diferentes según establecen las administraciones autonómicas.

Ha pasado lo mismo con otras medidas, como el cierre de bares y restaurantes. Al entrar en alerta máxima, París cerró sus bares el 5 de octubre. En España, la Comunidad de Madrid, epicentro de la pandemia antes de verse superada en tasa de incidencia del coronavirus por Navarra, Aragón o La Rioja, batallaba política y judicialmente para aplicar confinamientos perimetrales en zonas sanitarias específicas en lugar de someter al cierre completo a los nueve municipios madrileños afectados.

Ahora, Francia tendrá cerrados sus bares y restaurantes el próximo mes, la misma medida que ha adoptado Alemania al ver duplicar la cifra de nuevos contagios en una semana y, sobre todo, al admitir que se desconoce el origen de tres de cada cuatro nuevos casos.

En la misma fecha, estos establecimientos están cerrados en Cataluña, las principales poblaciones de La Rioja y Asturias y en Melilla, y en el resto de comunidades se ha adelantado la hora de cierre de la hostelería en virtud del nuevo estado de alarma, con unas medidas asociadas cuya duración y homogeneidad siguen en debate. Mientras tanto, día a día los contagios siguen acumulándose por miles y los fallecimientos, por cientos

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