El otoño es una época habitual de gripe y resfriados, enfermedades que pueden cursar con síntomas muy parecidos a los de la COVID-19, sobre todo en su fase inicial. Sin embargo, los expertos coinciden en que, con el paso de los días, existen señales pueden ayudar a diferenciar estas tres patologías ¿Cómo podemos saber si estamos ante un caso de infección por SARS-CoV-2, de gripe o un simple catarro?
“No es fácil distinguir los síntomas, sobre todo al principio", explica a RTVE.es Isabel Jimeno Sanz, responsable de vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), quien no obstante deja claro que, dentro de las tres, el resfriado es el más fácilmente reconocible: "El catarro común normalmente tiene mocos, tos y estornudos; pero no suele tener fiebre, o la fiebre no es muy alta, y tampoco suele estar acompañado por un gran malestar ni por dolores musculares".
Características del resfriado común
El resfriado común, también conocido como catarro o constipado, es una enfermedad infecciosa viral que se suele confundir con la gripe, aunque son muy diferentes. Fundamentalmente, los constipados se acompañan de tos, mocos o congestión nasal, dolor de garganta... La fiebre, en caso de presentarse, es leve y lo hace con mayor frecuencia en niños.
El catarro afecta al aparato respiratorio superior, lo que hace que se traduzca en una menor gravedad. En esto se diferencia de gripe y de COVID-19, cuyos síntomas son más intensos, especialmente debido a la profundidad que alcanzan en las vías respiratorias, ya que pueden complicarse a nivel de bronquios y pulmones, además de afectar a otras partes del organismo.
Características de la gripe
El cuadro de síntomas tiende a complicarse en el caso de la gripe, que es una infección causada por los virus de la influenza. "Otro paso es cuando estamos con una gripe. Ahí ya empezamos con fiebre, con tos, aparecen los dolores musculares… Pero no sueles tener otros síntomas, que fundamentalmente son respiratorios", detalla Isabel Jimeno.
Cuando se sufre gripe, pueden aparecer síntomas como fiebre, escalofríos, tos, dificultad para respirar, mucosidad nasal, dolor muscular, dolor de cabeza... Algunas personas pueden tener vómitos y diarrea, aunque esto es más común en niños que en adultos. Igual que ocurre con la COVID-19, los virus de la influencia pueden provocar cuadros con diferente grado de intensidad, desde leves hasta muy graves.
Características de la COVID-19
Hay una serie de diferencias clave entre gripe y COVID-19, comenzando por la intensidad del malestar que provocan. "Con el coronavirus el dolor muscular es más importante que con la gripe. Es como que te duele todo. Los pacientes lo definen como cuando tienes agujetas, pero en todos los músculos de tu cuerpo", precisa la doctora Jimeno.
"Tenemos fiebre, que en muchos casos es muy alta. Tenemos tos, habitualmente productiva, es decir, acompañada de expectoración. También, dolor muscular, que es muy importante. A veces, se producen náuseas y vómitos, unos síntomas digestivos que suelen aparecer antes de la diarrea, que igualmente puede darse", prosigue.
Asimismo, pueden aparecer otros síntomas exclusivos de la COVID-19, relacionados con el gusto y el olfato, derivados de cuadros de anosmia. "La falta de olfato y las alteraciones del gusto normalmente van juntas, aunque se puede tener más de una que de otra. El olfato lo pierdes. En cambio, en el gusto hay diferencias. Hay gente que le sabe todo salado, otros que le sabe todo a vinagre…", explica Isabel Jimeno.
Coexistencia de gripe y COVID-19
Uno de los mayores temores de los epidemiólogos es la coexistencia de dos virus tan potencialmente dañinos como influenza y SARS-CoV-2. Si ya por separado cualquiera de los dos es capaz de poner al sistema sanitario contra las cuerdas, una acción conjunta podría ser devastadora. Además, hay que tener en cuenta la posibilidad de coinfecciones -padecer ambas enfermedades simultáneamente-, lo que podría agravar los cuadros clínicos de quienes las padezcan, aunque aún no se sepa con exactitud cómo otros virus o bacterias cambian el curso de la COVID-19.
Sin embargo, al ser ambas enfermedades respiratorias, las actuales medidas de prevención contra la COVID-19 (mascarillas, higiene de manos, distanciamiento físico...) podrían ayudar significativamente a reducir el impacto de la gripe. Un efecto que ya ha sido comprobado en el hemisferio sur, donde están a punto de dejar atrás el invierno austral y la incidencia de la gripe ha sido menor que otros años.
Vacunación contra la gripe, más importante que nunca
A pesar de esta previsión, los expertos insisten en que este año la vacuna de la gripe es más importante que nunca. Por este motivo, el Ministerio de Sanidad ha adelantado la vacunación a la primera quincena de octubre, que se realizará al mismo tiempo en todas las comunidades y ciudades autónomas.
Los grupos de población a vacunar frente a la gripe serán, en primer lugar, personas mayores, preferentemente a partir de los 65 años de edad, haciendo especial énfasis en aquellas personas que conviven en instituciones cerradas como residencias. Después, tendrán prioridad las personas con menos de 65 años de edad que presentan un alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe.
"El uso de mascarilla y demás medidas nos van a servir para prevenir las dos enfermedades, eso es verdad, pero no significa que desaparezca el virus de la gripe", advierte Isabel Jimeno, quien insiste en la importancia de que los grupos de mayor riesgo se vacunen contra la gripe, algo que también han recomendado encarecidamente las autoridades sanitarias internacionales.
"La OMS ha pedido que los países refuercen sus programas de vacunación de neumococo, gripe o tosferina para adultos o personas en riesgo. Es lo que hay que hacer ahora mismo, a la vez que seguir poniendo todas las medidas para evitar los contagios de coronavirus", añade, recalcando que de esa manera va a haber menos gente que padecerá gripe y que, si la padece, en muchos casos será menos grave.