Brendan Fraser y Michelle Yeoh se han coronado en la gala de los Oscar, y aunque ambos han tenido recorridos distintos, este premio supone para ambos su resurrección en Hollywood.
Fraser, gran estrella del cine de acción de los noventa y principios de los 2000, con taquillazos como La momia o George de la jungla, se apartó de la primera línea de la industria tras sufrir abusos sexuales en 2003. Deprimido, quemado por esa misma industria que lo había encumbrado pero que ahora lo exprimía, y físicamente agotado por sus interpretaciones de riesgo -que le conllevaron varias lesiones-, pasó a un segundo plano. Aunque no ha dejado de trabajar desde entonces, lo ha hecho con papeles pequeños y en películas menores, ignorado por la Academia. Hasta hoy.
Los Oscar han reconocido su excelente trabajo en The Whale, el drama de Darren Aronofsky en el que interpreta a un hombre con sobrepeso -270 kilos logrados gracias a que engordó para el film y a las prótesis- que intenta recuperar la relación con su hija. Sin embargo, con esta estatuilla también celebra la vuelta por la puerta grande a una industria que le dio la espalda.
"Estoy muy agradecido a Darren Aronofsky por darme un salvavidas creativo y por arrastrarme a este barco suyo, La ballena", ha dicho en un discurso emocionado, pero más contenido que otros que ha pronunciado en esta temporada de premios.
En él, ha hecho una sutil referencia su dura historia personal, de ascenso y caída. "Empecé en este negocio hace 30 años, y las cosas no siempre han sido fáciles, pero sí que conté con algo que no agradecí en su momento, hasta que dejé de tenerlo", ha dicho, en referencia al apoyo de su equipo y su familia. "Es como si estuviera en una expedición buceando en el fondo del océano, y el aire me llegara solo a través de un tubito que vigila gente importante en mi vida, como mis hijos", ha asegurado.
Michelle Yeoh hace historia
La actriz de origen chino se ha convertido en la primera asiática en ganar el Oscar a mejor actriz protagonista, y en ser la segunda mujer no blanca en hacerse con esta estatuilla, después de Halle Berry, quien precisamente ha sido quien le ha entregado el premio. "Gracias Academia, esto es historia", ha exclamado Yeoh en su discurso.
"Para todos los niños que se parecen a mí y que están viendo hoy la tele, esto es un faro de esperanza y oportunidades, esto es la prueba de que se puede soñar en grande y que los sueños se cumplen", ha dicho. Y a las mujeres, concretamente, les ha lanzado un consejo: "Chicas, no dejéis que nadie os diga nunca que se os ha pasado el arroz".
Esa parte del mensaje tiene un significado especial teniendo en cuenta la trayectoria de Yeoh. Se dio a conocer por su papel en El mañana nunca muere, y a principios de los 2000 alcanzó el éxito con Tigre y dragón. Desde entonces, ha participado en algunas películas de artes marciales, pero estaba sin trabajar hasta que llegó Crazy Rich Asians en 2018, una popular comedia romántica que impulsó de nuevo su carrera, y que le permitió protagonizar la que ya es definitivamente la película del año, Todo a la vez en todas partes.
A sus 60 años le ha llegado al fin el reconocimiento de Hollywood. Lo ha logrado por su excepcional trabajo como una madre atormentada por las vidas no vividas en la rompedora mezcla de ciencia ficción, acción, artes marciales, humor absurdo y reflexión sobre las relaciones humanas que es Todo a la vez en todas partes.