La liberación de la ciudad de Bucha muestra uno de los horrores más duros vistos hasta ahora en la guerra de Ucrania, una masacre sobre la población civil que deja decenas de cadáveres abandonados en las calles, algunos maniatados y ejecutados de un disparo. "Ay Dios, por qué, por qué", se lamenta una de las supervivientes de esta barbarie, todavía en estado de shock.
Muchos de los vecinos han cavado tumbas con sus propias manos para enterrar a las víctimas. La fiscalía ucraniana cifra los fallecidos en más de 400 en pueblos de los alrededores de Kiev, mientras continúan las investigaciones. Un proceso que está siendo complejo, ya que, según afirman las autoridades ucranianas, las tropas rusas habrían minado los caminos antes de retirarse.
En localidades como Bucha, situada al noroeste, cerca de 300 personas han tenido que ser enterradas en fosas, mientras que, en Irpin, ya se han recuperado al menos 50 muertos ayudados de voluntarios que han vuelto a la ciudad, devastada por los bombardeos, para ayudar en las evacuaciones de los civiles. "Yo saqué a mi familia de aquí a principios de marzo, pero volví y ahora estoy ayudando a retirar cadáveres. La destrucción es muy grande", dice Dima, un voluntario ucraniano.
Ucrania han descrito los ataques como “ejecuciones sumarias” contra civiles y el presidente Volodímír Zelenski, lo ha calificado de "genocidio". Las imágenes de los fallecidos han provocado una condena internacional. Países como Alemania y Reino Unido piden que se investiguen como "crímenes de guerra" contra la población, mientras que Rusia niega los asesinatos masivos y lo tilda de "provocación" por parte de Ucrania.
Cerca de 300 muertos localizados en Bucha
La ciudad de Bucha se ha convertido en uno de los principales testimonios de los efectos de la guerra. "Dispararon y mataron a tres personas sin motivo, solo porque hicieron fotos con su móvil", asegura Alexi a RNE, mientras añade que él mismo enterró a esas tres personas.
El alcalde de la ciudad, Anatoly Fedoruk, ha cifrado en al menos 280 las personas que han sido enterradas en fosas, ya que era imposible hacerlo en los tres cementerios del municipio, todos ellos al alcance de los militares rusos. "En algunas calles, se pueden ver entre 15 y 20 cuerpos en el suelo", pero "no puedo decir cuántos más hay en los patios, detrás de las vallas", ha indicado. "Estas son las consecuencias de la ocupación rusa, de las acciones del enemigo", ha añadido.
Al menos 20 personas vestidas de civil yacían sin vida en una calle de Bucha, según ha informado AFP. Uno de los hombres tenía las manos atadas con una banda de tela blanca, la misma que habían utilizado para mostrar que no tenían armas, ha descrito Fedorouk, tras afirmar que hay "hombres y mujeres de todas las edades". "Lo que más me impactó fue un niño de quizás 14 años", ha lamentado.
Salen los primeros evacuados de Bucha
De la ciudad, también han comenzado a salir los primeros evacuados. Muchos de los civiles han llegado en coches particulares o de voluntarios hasta improvisados hospitales de campaña. "Cuando hablo de estos bárbaros no puedo ni respirar. Son unos monstruos, me han tenido secuestrado durante 35 días", ha contado un residente de la ciudad a TVE.
Andrii, otro vecino de la localidad, también relata a TVE el horror que ha vivido. "Los rusos vinieron a mi casa y me detuvieron. Me pusieron una capucha y me interrogaron", cuenta enseñándonos las señales de las ataduras en sus muñecas.
“Los rusos vinieron a mi casa y me detuvieron. Me pusieron una capucha y me interrogaron“
"Los rusos no nos permitían ni salir en los autobuses humanitarios. Los proyectiles volaban muy cerca. Nos tenían allí en la calle y empezamos a cantar el himno de Ucrania. Yo no quería morir, porque quiero ver cómo crecen mis hijos y mis nietos", ha relatado, por su parte, Yania, otra vecina que ha escapado de los ataques.
A su lado, Elena hace un relato estremecedor de lo que le ha ocurrido. "Yo sobreviví a la Segunda Guerra Mundial y esto está siendo aún más terrible", dice, con el cuerpo aterido por el frío y por el miedo acumulado tras haber sido rehenes de las tropas rusas y víctimas de los bombardeos masivos.