¿Qué datos pueden analizarse cuando estalla una guerra? El número de combates, su magnitud, las víctimas de cada choque o la cantidad de refugiados que han abandonado el país. Cualquier conflicto puede traducirse en datos que casi siempre terminan anotados en partes militares o documentos de inteligencia. Pero la invasión rusa de Ucrania va camino de convertirse en el primer gran conflicto en el que los propios civiles están contribuyendo a la monitorización de lo que ocurre sobre el terreno.
Los bandos evitan hablar de sus propias bajas, pero los vídeos, las fotos y las publicaciones en redes sociales, o las noticias geolocalizadas en plataformas como Liveuamap, están sirviendo para hacer reconstrucciones casi en tiempo real del conflicto, como la que muestra el siguiente mapa, que registra las acciones militares día a día desde el inicio de la invasión de Rusia hasta el 25 de marzo.
Esta visualización se ha elaborado con los datos recopilados por el Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED), una organización estadounidense que lleva recolectando y analizando datos del conflicto en Ucrania desde 2018.
Las fuentes que utilizan se han multiplicado por dos desde el estallido de la guerra, explica uno de los responsables del proyecto a DatosRTVE. Una circunstancia que les obliga ser mucho más exhaustivos en la verificación de las fuentes antes de localizar los ataques, definir quiénes son sus responsables y contabilizar número de bajas.
La información está en constante actualización. El número de civiles y militares muertos en Ucrania es particularmente difícil de seguir en este momento y el recuento puede ir con retraso, advierten desde ACLED. Es más que probable que el número real nunca se conozca. No obstante, su trabajo y el de otras fuentes permite reconstruir con cierto detalle algunos enfrentamientos del primer mes de guerra en Ucrania.
La ofensiva en datos
Tras la explosión de violencia del 24 de febrero, el 14 de marzo es la jornada en la que se han confirmado más combates en todo el país, con un total de 52 enfrentamientos (sin tener en cuenta la magnitud o el número de víctimas causados por los mismos). El 24 de marzo ha sido hasta la fecha el día con más bombardeos: 70 ataques de distinto alcance. Los ucranianos han estado sometidos a una media de 40 bombardeos aéreos o terrestres al día, lo que en término medio equivale a un bombardeo cada 36 minutos, ataques que se han concentrado sobre todo en el este del país.
Los últimos datos sitúan el epicentro de los combates en las ciudades de Mariúpol, al sur, y en Kiev. La ciudad portuaria de la provincia de Donetsk, un punto estratégico para Rusia, ha quedado reducida a escombros. En la capital, las fuerzas rusas no han conseguido entrar y los combates se concentran en los municipios que la rodean al este y el oeste. Un área metropolitana en la que Ucrania ha recuperado la ciudad de Irpin en los últimos días, aunque sus combates todavía no están incluidos en la base de datos de ACLED.
El periodo de más actividad en el oblast (provincia) de Donetsk se ha registrado entre el 7 y el 9 de marzo. Se han librado 32 combates y hay 45 ataques confirmados, según los datos provisionales ofrecidos por ACLED. Entre los enfrentamientos de aquellos días destaca un bombardeo de la aviación rusa sobre el bulevar Mir y la calle Torgovaya, del que aún se desconoce el número de víctimas.
En torno a Kiev, los combates se intensificaron entre el 4 y el 14 de marzo. De todos ellos, destaca el choque entre ejércitos en Hostomel. En los enfrentamientos por el control del aeropuerto de la capital también intervinieron las defensas territoriales ucranianas y se saldó con la muerte de medio centenar de soldados rusos en dos días.
Dónde han tenido lugar las principales batallas
Lugansk, con una media de ocho ofensivas al día, y Járkov, con seis, son las siguientes regiones donde se han producido más enfrentamientos. Pero la batalla más violenta hasta la fecha se libró en Chernígov, un territorio estratégico en el avance hacia Kiev, en torno al 2 de marzo.
Las fuerzas ucranianas y rusas se enfrentaron cerca de las aldeas de Pamiatne y Khoroshe Ozero, en el mismo territorio donde tuvo lugar la Batalla de Kruty durante la guerra soviético-ucraniana de comienzos del siglo pasado. Ucrania afirma que dañó considerablemente a las fuerzas rusas, y los reportes de vecinos de la zona aseguran que el combate se saldó con al menos 200 muertos.
Destacan, asimismo, batallas en las primeras semanas de guerra como la que se produjo el 14 de marzo en Mariúpol -saldada con 150 muertes y una decena de vehículos blindados perdidos-; o la del 8 de marzo en Vovchansk (Járkov), donde las fuerzas ucranianas se enfrentaron a 120 paracaidistas rusos.
Otros reportes informan del derribo de cuatro aviones rusos, 70 fallecidos y 300 heridos en los combates a las afueras de Mykolaiv el primer fin de semana de marzo, o de la cruenta lucha por el control de Schastia, en la oblast de Lugansk, durante el segundo día de la contienda.
Iniciativa de las ofensivas
La información recopilada por ACLED también permite saber quién ha tenido la iniciativa de los ataques, una balanza se ha decantado casi siempre del lado de Moscú. El 14 de marzo, día de la mencionada batalla en Mariúpol, Moscú capitaneó nueve de cada diez choques que se produjeron en el país.
Ahora bien, Ucrania también ha emprendido la ofensiva en jornadas puntuales: el Ejército ucraniano o sus facciones afines han encabezado más de la mitad de los enfrentamientos que se produjeron el primer día de marzo. Y lideraron una serie de operaciones entre el 8 y el 10 de marzo en Kiev, Járkov, Sumy, Donetsk, Mykolaiv, Zaporiyia y Poltava.
Lejos del terreno, Rusia ha lanzado la mayoría de los ataques a distancia, con bombardeos aéreos, cohetes, misiles, y otras operaciones. Las jornadas de mayor intensidad en este sentido fueron el 13 y el 21 de marzo. En el primer caso, Rusia precipitó su ofensiva sobre 46 localidades de todo el país, mientras que hace una semana encabezó choques en Kiev, Járkov, Sumy, Chernígov, Donetsk, Lugansk, Zaporiyia, Mykolaiv, Rivne, Dnipropetrovsk y Odesa.
El ataque más sangriento hasta la fecha contra un objetivo militar se registró el 28 de febrero en la oblast de Sumy, en el nordeste de Ucrania. El Gobierno de Zelenski acusó al Ejército ruso de estallar una bomba termobárica sobre los barracones de las fuerzas ucranianas en la localidad de Ojtirka. Se calcula que murieron 70 soldados.
Víctimas y derechos humanos
Más allá de los movimientos militares, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) ha contabilizado la muerte de casi 1.200 civiles -entre ellos, 91 menores- y más de 1.900 heridos en lo que va de contienda, aunque advierte de que las cifran podrían ser mucho mayores.
Para el ACNUDH, estos datos constatan el "grave deterioro de los derechos humanos en el país" e indican que se están produciendo "serias violaciones" tanto de la ley internacional humanitaria, como de la ley internacional de Derechos Humanos.
El informe emitido por la oficina que lidera Michelle Bachelelt destaca que no se están respetando ni los principios de distinción ni la prohibición de ataques indiscriminados, con "cientos de edificios residenciales, hospitales, escuelas, guarderías y otros objetivos civiles dañados o destruidos" por las bombas.
El Alto Comisionado denuncia la conducta de las fuerzas rusas, "caracterizada por el uso extendido de explosivos de amplio alcance en áreas pobladas, incluyendo bombardeas de artillería pesada y múltiples lanzamientos de cohetes, misiles y ataques aéreos". Pero, al mismo tiempo, advierte de la existencia de denuncias de que las Fuerzas Armadas ucranianas han participado en bombardeos similares en territorio de Donetsk y Lugansk, controlado por facciones afines a Moscú.
¿Para qué sirven estos datos?
"Comprender, monitorizar y, en última instancia, mitigar la amenaza de la violencia". Estos son los objetivos por los que el Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED) trabaja para crear una base de datos de conflictos casi en tiempo real. Un recurso que utilizan agencias gubernamentales de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y algunos países europeos; organismos internacionales, como el Banco Mundial, Naciones Unidas o la OTAN; y organizaciones no gubernamentales, que lo utilizan para definir estrategias militares y políticas o para garantizar la seguridad del movimiento y del envío de material por parte de organizaciones humanitarias.
Lamentablemente, este tipo de información no sirve por sí sola para detectar crímenes de guerra, violaciones de los derechos humanos o abusos por parte de las fuerzas de seguridad. Pero su combinación con investigaciones posteriores y material audiovisual recopilado por otras fuentes ya se ha usado para llevar a los responsables de estos delitos ante los tribunales.
A esto es a lo que se dedican grupos como Bellingcat, que está documentando incidentes que dañan o impactan sobre la población civil. Una tarea de verificación de vídeos y fotografías en la que se implican desde hablantes de ucraniano hasta personas capaces de localizar geográfica y cronológicamente un acontecimiento. Su objetivo principal es identificar eventos para los que existan evidencias en fuentes abiertas.
"Documentar estos incidentes es importante porque el Gobierno de Rusia ha declarado que no trata de atacar a los ciudadanos y que evita dañar infraestructuras civiles", afirma el grupo en un artículo publicado en su web. Entre las fuentes que utilizan hay fotografías y vídeos publicados en redes sociales que son revisados para verificar su originalidad y la ausencia de manipulación.
Poder trabajar de forma remota es algo "particularmente importante en situaciones en las que es peligroso que los investigadores estén sobre el terreno", añade la ONG Amnistía Internacional. Su departamento de verificación, el Crisis Evidence Lab, ya ha documentado 11 posibles violaciones de los derechos humanos en la guerra de Ucrania. Un trabajo fundamental, especialmente cuando la desinformación y los bulos son una cara más de la guerra.