Ola es periodista y lo primero que cuenta a TVE es que en el 2014 entrevistaba a personas que huían de las bombas del Donbás. "Jamás pensé que yo iba a estar en este lado algún día", explica.
Su historia es la de los 6 millones y medio de desplazados internos que hay ahora en Ucrania. Con lo mínimo huyó de Irpín, con su marido y su hija de cuatro años. Y aún se ahoga al pensar que este jueves hace un mes que caen las bombas.
Entre lágrimas, pero con seguridad, relata que "me siento todavía cerca de mi casa, la reconstruiré y volveré".
Leópolis, cerca de la frontera con Polonia, se ha vuelto una ciudad clave para los desplazados que pasean por sus calles. Aunque parecen turistas, la mayoría son desplazados internos, personas que han dejado sus hogares, que han perdido su trabajo, niños que no pueden ir a la escuela.
Los profesionales que les atienden en varios centros que hay en la ciudad nos cuentan que el primer paso que tienen que superar es psicológico: entender que quizá vayan a estar esta ciudad mucho tiempo. "Tienen que asimilar que su hogar se ha destruido y que quizá la guerra no sea corta", indica una de las voluntarias.
Centros para ayudar a los desplazados
Uno de los centros que se usa ahora para atender a los desplazados era antes un lugar en el que se grababan conciertos para la radio.
Actualmente, sirve para dar información a los recién llegados y lo atienden voluntarios que les ayudan a buscar trabajo.
Oleg es profesor universitario, ha llegado desde Járkov y enseña a TVE la foto que hizo a un tanque ruso desde su ventana un día antes de huir. Su plan, según dice, es "volver a empezar mi vida en Járkov".
Hablar del futuro se ha convertido en algo doloroso. Cuando Ola es preguntada sobre él solo responde a un mes vista, porque el 25 de abril es su cumpleaños y se ha pedido de regalo la paz.