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¿Es el momento de decir adiós a la mascarilla en interiores? Los expertos advierten de que sería "precipitado"

SAMUEL A. PILAR
7 min.

La última gran medida preventiva que sigue en pie para hacer frente a la pandemia de coronavirus, la obligatoriedad de usar mascarilla en interiores, podría estar muy cerca de su final, según ha anunciado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien ha asegurado que "pronto" se suprimirá su obligatoriedad. El jefe del Ejecutivo ha aclarado que esta decisión se adoptará cuando lo indique el Ministerio de Sanidad, que se reúne con las comunidades autónomas en el Consejo Interterritorial de Sanidad este 10 de marzo en Zaragoza para abordar el nuevo sistema de vigilancia de la COVID-19. Se acaban las restricciones y decimos adiós a la mascarilla: España, al igual que el resto de Europa, parece dar por terminada la crisis sanitaria.

El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, también ha vaticinado que la mascarilla podría desaparecer “en un periodo corto de tiempo”. En su opinión, actualmente “las mascarillas ya se podrían evitar en casi todos los escenarios”, puesto que “probablemente no tenga sentido en lugares donde la misma gente interacciona cada día”.

Los baremos hospitalarios mantienen su senda decreciente desde el mes de febrero, con la media nacional de ocupación en planta y UCI en riesgo bajo desde hace dos semanas. A pesar de que el descenso de contagios parece haberse ralentizado en los últimos días, esta evolución epidemiológica favorable ha impulsado al Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas a replantearse una nueva estrategia de control de la pandemia, que podrían ratificar este jueves en el Consejo Interterritorial de Zaragoza.

De la nueva estrategia ya se conocen algunas líneas básicas, como que estará centrada en los más vulnerables y en los casos graves, se dejarán de contar diariamente los contagios; y tampoco se llevará a cabo la realización de pruebas de diagnóstico de infección activa con carácter general, los rastreos o el aislamiento de leves y asintomáticos. La supresión de la mascarilla en interiores, salvo para entornos muy concretos, podría sumarse a esta batería de medidas.

Una decisión "precipitada"

Para muchos especialistas, el fin de la mascarilla en interiores es un paso necesario, pero consideran que darlo ahora es "precipitado". Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS), opina que "no deberíamos hacerlo mientras tengamos una incidencia tan alta, y también un índice de positividad elevado". Para este epidemiólogo, "el momento pertinente para retirar la mascarilla en interiores es cuando se ha frenado la transmisión comunitaria, solo hay brotes aislados, y tenemos incidencias de entre 25 y 50 casos por cada 100.000 habitantes". El último dato aportado por el Ministerio de Sanidad indica que la tasa de contagios se sitúa en 431 casos y España sigue en nivel de riesgo alto en incidencia acumulada.

"Los países que han retirado la mascarilla en interiores tempranamente, como Dinamarca, Noruega o Suecia, han tenido repuntes en la incidencia, en las hospitalizaciones y en el número de fallecimientos. Tenemos en cambio ejemplos como el de Japón, que no ha retirado el uso de la mascarilla y mantiene niveles de incidencia y de hospitalización mucho menores a las de países como Corea del Sur, Vietnam o Hong Kong, donde han experimentado repuntes bárbaros", advierte López Acuña.

En esta misma línea, Juan Antonio Sanz Salanova, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (SEMPSPH), avisa de que "todavía estamos en una incidencia de casos alta, y en algunos parámetros estamos aún en riesgo muy alto, aunque el número de contagios se ha reducido. Creo que hay que ser prudente, que es de lo poco que deberíamos haber aprendido de la pandemia".

"Lo más conveniente sería esperar a tener una incidencia más baja, por lo menos estar en 50 casos por 100.000, o una cifra similar, que en unas pocas semanas estaremos. O incluso quizá fuera prudente esperar a que pase Semana Santa, porque será un momento en el que haya mucho más riesgo de contagio", estima este experto.

Jonay Ojeda, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), reconoce que "probablemente la situación epidemiológica todavía tiene margen de mejora por delante, ya que incluso en algunas comunidades autónomas el descenso de los contagios se ha frenado esta semana", pero considera que "tenemos que estar preparados, es decir, que dado que el uso de la mascarilla es una de las pocas medidas que está condicionada por una ley estatal, probablemente ahora sea el momento de revisar esa norma para que cuando la situación epidemiológica lo permita en cada una de las comunidades, al igual que otras medidas, estas puedan flexibilizar su uso".

Ojeda aprovecha para reclamar a Sanidad y a los Gobiernos autonómicos un consenso "que en general ha costado bastante durante la pandemia", ya que ahora "volvemos a tener una buena oportunidad por delante en la que nuestras autoridades de salud pública deberían ponerse de acuerdo y utilizar criterios parecidos". "Al igual que en otros momentos de la pandemia el Interterritorial ha sido capaz de establecer criterios comunes para tomar medidas o dejar de tomarlas, sería muy positivo que hubiera un acuerdo para que no haya mucha discordancia entre las medidas que se vayan tomando en las diferentes comunidades autónomas", valora.

Diversas posturas entre las comunidades

Aunque la decisión en última instancia recae sobre el Consejo de Ministros, la ministra Carolina Darias siempre se ha remitido al criterio de los expertos, la evidencia científica y la evolución de la situación epidemiológica. Comunidades como Cataluña abogan por comenzar a quitar las mascarillas progresivamente en las escuelas. Madrid, en palabras de su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, cree que "no puede ser una decisión que tome el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de manera unilateral", sino que "es el momento de abrir el debate dentro de la Comisión de Salud Pública sobre cuándo, cómo y dónde".

El presidente andaluz, Juanma Moreno, apuesta por una retirada "de manera gradual y responsable", mientras que el extremeño, Guillermo Fernández Vara, ha afirmado que quizá "haya llegado el momento de tomar la decisión". El consejero de Salud asturiano, Pablo Fernández Muñiz, defiende que se "avance con prudencia" en esta medida; y su homóloga en el País Vasco, Gotzone Sagardui, ha criticado que haya "mucha elucubración" sobre este asunto, y también ha pedido "prudencia".

Excepciones donde debería continuar

A pesar de que, una vez tomada la decisión, deje de exigirse por ley la mascarilla en interiores como criterio general, todos los especialistas consultados por RTVE.es coinciden en apuntar a que su uso en determinados ámbitos debería continuar. "Mantenerla en hospitales, en residencias geriátricas, y desde mi punto de vista también en el transporte público", indica Daniel López Acuña, quien cree que "la regla sería que todo interior con la potencialidad de no estar suficientemente ventilado debería ser un espacio donde debería usarse la mascarilla".

"Se tome la medida que se tome, confío en que el buen sentido de la gente le lleve a seguir usando la mascarilla. Yo creo que la gente está siendo más prudente que las decisiones de las autoridades sanitarias", manifiesta el exdirectivo de la OMS.

El portavoz de SEMPSPH, Juan Antonio Sanz Salanova, considera que, además, una vez adoptada esta medida, "tendremos que estar muy atentos y seguir vigilando las variaciones de la incidencia", con el objetivo de "ser rápidos en la toma de medidas, porque este virus nos ha enseñado que no nos da tiempo. Cuando empezamos a notar las cifras altas, ya es tarde porque aunque tomes medidas muy rápidamente, hasta dentro de quince días no vas a ver sus efectos". "En la pandemia nos hemos caracterizado por ser muy rápidos quitando medidas, pero muy lentos en volver a tomarlas", asegura

Jonay Ojeda, portavoz de SESPAS, confía en que "pueda plantearse un escenario tranquilo hasta el verano e incluso más allá", aunque eso no impide que "necesitamos tener un sistema de vigilancia muy fino, muy sensible, ya adaptado a la nueva situación". "Nosotros abogamos por gripalizar el sistema de vigilancia, pero no por gripalizar las medidas, que podrían seguir siendo medidas de protección para la COVID, ya que en algún momento podrían ser necesarias si la situación epidemiológica empeora", afirma.

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