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Se acaban las restricciones y decimos adiós a la mascarilla: Europa ya da por acabada la pandemia

DatosRTVE
6 min.

A mediados de enero, la incidencia por coronavirus estaba completamente disparada en toda Europa, registrando cifras nunca antes vistas. Con el estallido de la variante ómicron y el precedente de Sudáfrica, donde la curva de contagios creció precipitadamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) vaticinaba que en los siguientes dos meses más de la mitad de la población europea se habría contagiado de la enfermedad.

Aunque es complicado saber realmente cuánta gente la ha contraído en este tiempo -no todos los contagios se reportan, como ocurre en algunas comunidades de España con los positivos con test de antígenos; una persona puede contagiarse más de una vez en apenas unas semanas-, es indiscutible que ómicron ha elevado la curva de casos hasta niveles nunca vistos.

En los siguientes gráficos se muestra la subida en el número de contagios detectados de ómicron y cómo esta ha desplazado a delta, la predominante durante buena parte del último año.

Europa, con la incidencia en máximos

En febrero, la incidencia en todo el mundo comenzó a descender después de experimentar el pico de contagios más elevado hasta la fecha. No solo en Europa: también sucedía lo mismo en Norteamérica y Latinoamérica. Oceanía y Asia emprendían el mismo camino, aunque en las últimas semanas los casos han comenzado a ascender de nuevo.

Echando un vistazo a nuestros vecinos, los datos recopilados por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) indican que la incidencia comenzó a subir en gran parte de ellos a principios de diciembre. Dos meses más tarde, Lituania, Dinamarca y Letonia son los territorios donde la curva más ha tardado en bajar superando los 6.000 casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas.

Francia, Portugal, Georgia y Países Bajos también han registrado altas cifras de contagios, especialmente durante el mes de febrero. Los últimos datos muestran una tendencia de casos a la baja en todos los países. Y ninguno de ellos ha experimentado subidas recientes, aunque los descensos se ralentizan cada día y las curvas comienzan a ser líneas horizontales.

Adiós a la mascarilla en varios países y a los datos diarios en España

Pese a las reticencias de la propia OMS para tratar la COVID como una enfermedad endémica -el caso de la gripe-, lo cierto es que la organización veía "plausible" el fin de la pandemia en Europa. Varios países, como Dinamarca, Noruega, Suecia o Finlandia, optaron hace un mes por eliminar todas las restricciones hasta entonces vigentes y volver a la normalidad prepandémica.

Los países europeos relajan las restricciones aunque sigue alta la incidencia

El pasaporte COVID, la medida estrella entre los países de nuestro entorno y de la mayoría de las comunidades en España, también ha pasado a un segundo plano. En principio, seguirá siendo necesario para viajar hasta junio de 2023, pero las limitaciones a las interacciones sociales parecen cada vez más lejos.

En ese sentido, el nivel de inmunización ha pasado también a un segundo plano. En Austria, donde la vacunación llegó a ser obligatoria a principios de febrero ante la baja tasa de vacunación en plena sexta ola, el gobierno ha decidido dar marcha atrás y suspender su requerimiento durante al menos tres meses.

Y también la mascarilla, ahora el símbolo más visible de la pandemia, tiene los días contados en la mayoría de los interiores. En Francia, donde las medidas han sido especialmente duras, dejará de ser obligatoria en espacios cerrados a partir del 14 de marzo, una medida que ya se había tomado -con matices- también en Reino Unido, Finlandia y Dinamarca, entre otros países. Francia sigue los pasos de Bélgica, donde desde el pasado lunes las mascarillas solo son obligatorias en el transporte público, hospitales y residencias de mayores.

Sin embargo, algunos expertos alertan de que esta desescalada de medidas puede ser contraproducente. "Los países que han retirado la mascarilla en interiores tempranamente, como Dinamarca, Noruega o Suecia, han tenido repuntes en la incidencia, en las hospitalizaciones y en el número de fallecimientos; y podemos vernos ante una situación de esta naturaleza", señala el epidemiólogo Daniel López Acuña en declaraciones a RTVE.es.

En España, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que “pronto” la mascarilla no se requerirá en nuestro país. El camino podría iniciarse esta semana: el Ministerio de Sanidad y las comunidades abordarán la nueva estrategia de control de la COVID-19 en el Consejo Interterritorial y la gran incógnita por despejar es cuándo y dónde se podrá quitar la mascarilla en interiores, aunque fuentes de Sanidad aclaran que el tema no ha estado sobre la mesa en la ponencia de alertas.

A día de hoy, algunos expertos lo ven aún precipitado. "No deberíamos hacerlo mientras tengamos una incidencia tan alta, y mientras tengamos también un índice de positividad elevado", afirma López Acuña. "Considero que el momento pertinente para retirar la mascarilla en interiores es cuando se ha frenado la transmisión comunitaria, solo hay brotes aislados, tenemos incidencias de entre 25 y 50 casos por cada 100.000 habitantes".

"Hay que recordar que el sitio de mayor transmisión son los interiores mal ventilados, y que, como consecuencia, la única barrera que tenemos para poder evitar la transmisión es la mascarilla en estos sitios, además de ventilarlos mejor", señala quien fue director de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

¿Fin de la mascarilla en interiores? Hay expertos que aún lo ven precipitado

Junto al fin de estas medidas, algunos territorios han decidido dejar de publicar datos diarios sobre casos, ingresos y fallecimientos por COVID, como era tradición desde que se detectaron los primeros contagios. España se ha sumado: desde esta misma semana solo ofrecerá información de la vacunación un único día y los informes del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) pasarán a ser bisemanales desde el 14 de marzo.

La OMS pide a los países no eliminar las pruebas de detección

Ante estas estrategias de reducción de la vigilancia, la OMS ha alertado de que el abandono de las pruebas de detección de COVID-19 en muchos países está dificultando un seguimiento adecuado de la pandemia, que "está lejos de su fin", justo ahora cuando cumple dos años.

"El virus sigue expandiéndose a niveles aún demasiado rápidos y, aunque ha habido una tendencia descendente, seguimos por encima de los 10 millones de casos semanales", ha recordado la responsable de la unidad técnica anticovid de la OMS, Maria Van Kerkhove.

Mientras que su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha apuntado que muchos países en Asia-Pacífico están sufriendo fuertes aumentos de contagios y muertes, mientras en otras latitudes numerosos países han reducido drásticamente los tests, lo que reduce la habilidad para ver dónde está el virus y cómo se propaga.

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