Altas temperaturas, sudor y mascarillas: una de las tres ha perdido su protagonismo este verano en España. Las mascarillas dejarán de ser obligatorias en exteriores a partir del 26 de junio, poco más de un año después de que se decretaran obligatorias en todo el país por la pandemia coronavirus.
"Me parece buena idea que en la calle se pueda ir sin mascarilla", ha comentado un viandante a los micrófonos de TVE. “Ni en exteriores ni en interiores me voy a quitar la mascarilla", ha zanjado otro.
La ciudadanía celebra el fin de las mascarillas
A las puertas de estío, el Gobierno ha hecho el anuncio tan esperado por muchos. "Me parece que es correcto ahora mismo, conforme están las cosas”, ha opinado una mujer. La incidencia acumulada baja décima a décima cada día, hasta los 95,9 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, unas cifras que parecen insuficientes a los epidemiólogos para relajar las medidas. Pero el presidente Pedro Sánchez lo ha vinculado también al cumplimiento “escrupuloso” de los objetivos marcados vacunación.
“"Estamos hartos de la mascarilla"“
“Me parece bien, estamos hartos de la mascarilla", ha celebrado otro peatón. En ese hartazgo, ha coincidido María I., preguntada por RTVE, que lamenta el tiempo perdido sin poder “vernos las caras”. “Me parece que creemos que nos hemos acostumbrado y no nos hemos acostumbrado”, ha comentado sobre ese esperado recuentro con los “rasgos de humanidad” de los desconocidos por la calle.
Pero otros tienen dudas y seguirán usando las mascarillas
"Este será el último fin de semana con mascarillas en los exteriores", ha dicho Sánchez. Pero no será así para todos. "El motivo principal por el que la seguiré llevando mascarilla es por mi propia seguridad, ya que hasta ahora no he cogido el COVID y quisiera seguir así”, ha contado Anna R. a RTVE. “Y por la seguridad de los demás, ya que el hecho de no tenerlo o de creer que no lo tienes, no te exime de ir contagiando por ahí”.
“"Podríamos esperarnos a que la vacunación avanzara un poco"“
Anna ha vuelto a insistir en que “mirar por el bien de los demás” está en el centro de sus razones, pero lo cierto es que hace cinco años le diagnosticaron diabetes, considerado un factor de riesgo de COVID grave.
Más allá de la pandemia, “cualquier proceso vírico supone un gran riesgo para mí al alterar los niveles de azúcar; podría provocarme un shock que me deje ciega o incluso un coma por una subida”, ha elaborado la joven, a la que todavía no le ha llegado el turno para la vacuna.
Este, de hecho, es el argumento de otros ciudadanos, que consideran que "podríamos esperarnos a que la vacunación avanzara un poco", cuando más del 28 % de la población ha recibido la pauta completa y más del 47 % tiene al menos una dosis.
Obligatoria en interiores y cuando no se pueda guardar la distancia
“Para mí, va a ser a más fácil llevarla en interiores si sé que al salir tengo ese descanso”, ha reflexionado María I. Y es que la mascarilla continuará siendo obligatoria en espacios cerrados y cuando no se pueda guardar la distancia de seguridad entre las personas al aire libre.
“"Si veo que hay un cúmulo de gente, me la pondré"“
"Si veo que hay un cúmulo de gente, me la pondré", ha asegurado una joven, preguntada en el Telediario, aunque algunos temen que la novedad pueda hacernos bajar la guardia y se generalicen los incumplimientos.
"Si ya había ciertas personas que incumplían cuando todo era más estricto, ¿qué garantiza que no vayan a hacerlo ahora? Por mi parte, seguiré como hasta ahora, que no me ha ido tan mal", ha concluido Anna R.
El próximo miércoles, en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, el Ministerio de Sanidad informará a las comunidades autónomas, algunas de las cuales han echado en falta más debate de la cuestión. En cualquier caso, la aprobación se hará por decreto ley en el Consejo de Ministros. Se derogará el artículo de la Ley de Nueva Normalidad que desde finales de mayo de 2020 nos obliga a llevarla.