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El FMI mejora las previsiones económicas de España pero prevé que este año tenga la mayor tasa de paro de la UE

DIANA FRESNEDA
7 min.

Las pesimistas previsiones económicas que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estimaba en enero para España, tras registrar la recesión más profunda entre los países europeos en 2020, han sido mejoradas este martes al proyectar un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) este año del 6,4 % -cinco décimas más que en la anterior estimación- y un 4,7 % en 2022, recuperando así los niveles previos a la crisis antes de 2023, si bien el número de parados será el más alto de la Unión Europea (UE), alcanzando el 16,8 % este año y el 15,8 % en 2022.

De hecho, el organismo estima que la tasa de paro en España se situará por encima incluso de Grecia (16,6 %) y cuadruplicará casi la de Alemania (4,4 %), unos datos que en este caso no mejoran la previsión anterior y que se conocen el mismo día que Eurostat publica que la tasa de paro en España aumentó 2,5 puntos porcentuales en febrero, lo que supuso la segunda mayor subida interanual de toda la UE, y que el ministerio de Trabajo detalla que el paro rebajó en marzo el umbral de los 4 millones.

El organismo lo deja todo en manos de la efectividad de las vacunas y de un uso generalizado en toda la población. “Los retrasos en la inoculación podrían dar lugar a mutaciones de virus resistentes a las vacunas, además de comenzar nuevos brotes en cualquier lugar y en cualquier momento, por lo que es posible que se requieran nuevas restricciones para ralentizar la transmisión”, alerta el organismo en la actualización de su Informe de Perspectivas Globales (WEO, por sus siglas en inglés), lo que podría conducir a un nuevo deterioro de las cuentas de los países.

No obstante, el organismo se muestra optimista en sus previsiones y señala que, incluso con una “gran incertidumbre” sobre la trayectoria de la pandemia, una salida a esta crisis económica y de salud es cada vez “más visible” gracias a las vacunas, la adaptación a la vida pandémica y las ayudas fiscales, especialmente en Estados Unidos (EE.UU.). “Nuestras estimaciones sugieren que el colapso severo del año pasado podría haber sido al menos tres veces mayor si no hubiera sido por el rápido apoyo de las políticas en todo el mundo”, recalca.

Las proyecciones publicadas hoy se sitúan en línea con las estimadas en marzo por el Banco de España, que calcula un crecimiento del PIB del 6 % este año, y con las presentadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que estima un repunte de la economía del 5,7 %, pero dejan lejos el objetivo del 7 % para este curso dibujado por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Si bien, España crecería este año a un mayor ritmo que los países de la eurozona y las economías avanzadas, solo igualada por EE.UU. (6,4 %), y a una velocidad muy superior al resto en 2022, con un crecimiento del 4,7 %, solo superada por el Reino Unido (5,1 %). De cumplirse las expectativas del FMI, la economía española podría recuperar los niveles prepandémicos en los próximos dos años.

Tras conocer estas cifras, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha destacado que, aunque España está aún "lejos" de la recuperación total, "poco a poco" se están viendo los efectos de la reactivación económica en estos últimos meses, al tiempo que ha adelantado que el Consejo de Ministros de la próxima semana aprobará el Plan de Recuperación y Resiliencia.

Divergencias en la recuperación de los países

A nivel global, el organismo dirigido por Kristalina Georgieva también mejora sus previsiones y cifra el repunte para este año en el 6 %, cinco décimas más que su estimación anterior, mientras que en 2022 el crecimiento será del 4,4 %, dos décimas más. Se trata del mayor crecimiento de la economía mundial en más de medio siglo, sin embargo, la recuperación es desigual entre los países, las diferencias continúan ampliándose y esto puede provocar desequilibrios a largo plazo.

De hecho, alerta el FMI, muchas partes del mundo podrían tardar años en unirse a Estados Unidos y China en recuperarse por completo de la pandemia. “El panorama de recuperaciones divergentes que está surgiendo, con una mayor probabilidad y extensión de cicatrices en muchos de los mismos países que tienen un espacio fiscal limitado, sugiere un camino desafiante por delante”, señala en su informe. Entre las economías avanzadas, se espera que Estados Unidos supere este año su nivel de PIB anterior a la COVID-19, mientras que muchos otros como los europeos no lo harán hasta 2022.

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Respecto a las economías de mercados emergentes y en desarrollo, salvo China que ya recuperó sus niveles previos a la crisis en 2020, el resto de países no lo hará hasta bien entrado 2023, lo cual puede crear “brechas significativamente más amplias en los niveles de vida” de sus ciudadanos frente a los de economías más avanzadas. Y es que las pérdidas acumuladas de ingresos per cápita durante 2020-22, en comparación con las proyecciones prepandémicas, equivalen al 20 % del PIB per cápita de 2019 en los mercados emergentes y las economías en desarrollo (excluida China), mientras que en las desarrolladas se espera que las pérdidas sean relativamente menores al 11 %.

Esto, a su vez, ha implicado la reversión de los avances en la reducción de la pobreza, explica el organismo, que calcula que 95 millones de personas ingresen a las filas de pobreza extrema en 2020 y que haya 80 millones más de desnutridos que antes de la irrupción de la pandemia. Además, para 2024 la producción mundial seguirá siendo un 3 % más baja que la proyectada antes de la crisis, y los países que dependen del turismo y los servicios serán los que más sufrirán, según apunta el FMI, aunque prevé que las pérdidas sean menores que tras la crisis financiera de 2008.

“Gracias a una respuesta política sin precedentes, es probable que la recesión del COVID-19 deje cicatrices más pequeñas que la crisis financiera mundial de 2008”, explica.

La transición a una economía pospandémica puede ser “larga y difícil”

Todo ello, sin embargo, está rodeado de “un alto grado de incertidumbre” en el que existen muchos riesgos a la baja y al alza y en el que, gran parte de su evolución, depende aún “de la carrera entre el virus y las vacunas”.

Mientras continúa la pandemia, explica el FMI, las políticas deben centrarse primero en "escapar de la crisis", priorizar el gasto en atención médica, brindar apoyo fiscal bien focalizado y mantener una política monetaria acomodaticia. Posteriormente, a medida que avanza la recuperación, se deberán limitar las cicatrices económicas a largo plazo con miras a impulsar la capacidad productiva (por ejemplo, la inversión pública) y aumentar los incentivos para una asignación eficiente de los recursos productivos. “Es un equilibrio delicado, especialmente dada la incertidumbre imperante", apunta, si bien "cuando el apoyo finalmente se reduce, debe hacerse de manera que se eviten precipicios repentinos".

Además, el FMI alerta de una recuperación del mercado laboral “incompleta”, “con un desempleo y subempleo aún elevados”, por lo que insiste en hacer “más hincapié” en la reconversión y capacitación de los trabajadores, así como ampliar los subsidios a la contratación para incentivar la creación de empleo y dedicar recursos a revertir las pérdidas de aprendizaje entre los niños durante la pandemia. Además, en su informe destaca los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) puestos en marcha en España como un instrumento “esencial” para “evitar que el desempleo aumente aún más y ayudar a proteger a los grupos de trabajadores más afectados”.

A su juicio, la transición a una economía pospandémica puede ser “larga y difícil” y, si no se compensan las medidas políticas, “la crisis tendrá efectos persistentes a medio plazo en las empresas, los mercados laborales y la acumulación de capital humano”, sentencia.

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