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La sexta dosis: el bien más preciado o cómo aprovechar la vacuna hasta la última gota

SOFÍA SOLER
7 min.

"Tenemos que repartir más de 410 dosis de la vacuna en las próximas 4 horas en Brooklyn Army Terminal (antes de las 7 de la tarde), se acepta a cualquier persona de la comunidad mayor de 18 años, sin cita previa", decía el mensaje, que circuló por los móviles de los neoyorkinos el pasado 14 de enero. Poco después, pese a que comenzaba a anochecer, decenas de personas hacían cola en la calle para recibir el ansiado antídoto contra la COVID-19.

No hubo pinchazo para todos y las autoridades de la alcaldía de Nueva York aseguran que fue un bulo que se descontroló. Sea como fuere, la escena es una buena muestra de que, cuando la producción y distribución todavía es escasa, nadie quiere que se desaproveche ni un milílitro del fármaco. Tampoco en nuestro país. Saber qué hacer cuando el medicamento está a punto de caducar y obtener hasta una sexta dosis de cada vial -en lugar de cinco- son los dos retos sobre la mesa.

Las clínicas de EE.UU. reparten por sorteo las vacunas sobrantes

Rompecabezas logístico en los centros de salud

Los viales, esos pequeños frascos que guardan la vacuna, llegan congelados al centro de salud. “Entonces, tenemos cinco días para gastarlos, conservados en neveras", cuenta Sandra, enfermera en Valencia, a RTVE. Las dosis de Pfizer-BioNTech se reconstruyen con 1,8 ml. de suero y, a partir de ese momento, deben administrarse antes de que pasen seis horas, según se indica en la ficha técnica de la Agencia Europea del Medicamento.

“Muchas veces lo que nos ha pasado es que no sabíamos si diluir otro vial antes de asegurarnos de que teníamos a las cinco o seis personas para administrarles las dosis”, reconoce Sandra. Este rompecabezas logístico es la causa de escenas como la descrita en Brooklyn y está detrás de algunos de los escándalos en España -y en todo el mundo-, de responsables políticos, "saltándose la cola" de las vacunas.

Ante esta situación, las autoridades del estado de Nueva York no han tardado en dar una respuesta, ampliando el listado de grupos que pueden vacunarse para evitar que se desaprovechen las dosis: trabajadores esenciales, profesores, mayores de 75 años… En España, algunas comunidades autónomas aseguran que se han elaborado protocolos, aunque no se han precisado.

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Sandra confirma que no han recibido instrucciones y, a falta de órdenes, la solución “depende” del momento. “Hemos llamado a sanitarios y personal del centro de salud que no trabaja todos los días para que acudieran si querían vacunarse. O hemos esperado a tener que ir a una residencia y, con lo sobrante, vacunar al personal sanitario”, afirma. “A mí me daba igual vacunarme un día que otro. Se hacía en función de poder gastar todos los viales”.

Para Josep Maria Argimon, director del Institut Català de la Salut, se trata de aplicar el “sentido común”, más que de contar con un listado de situaciones, porque no lo es lo mismo un hospital o un centro de atención primaria que una residencia de mayores. En una rueda de prensa sobre la marcha del plan de vacunación en Cataluña, garantizó que existe un protocolo y que, de hecho, en algunos hospitales ya se ha vacunado a pacientes crónicos, "que serían de la segunda etapa". En cualquier caso, advirtió: familiares y políticos “no sería lo más recomendable”.

Falta de planificación

Jose Luis Cobos, portavoz del Consejo General de Enfermería, considera que esta "es una cuestión de planificación y gestión", más que de sentido común o de falta de un sistema informático adecuado. "Las vacunas se están poniendo por cita previa, sabemos exactamente a quién hay que ponérselas. Por el grupo al que pertenecen, se les llama y se les dice qué día y a qué hora tienen que venir. Nosotros hemos propuesto que se incorporen listas de reserva", ha señalado. "Tengamos en preaviso a un número determinado de gente a la que llamar si hay alguna dosis sobrante".

Sin embargo, en los últimos días, varios cargos políticos han tenido que dimitir o se han visto envueltos en polémicas por pasar por delante de los grupos prioritarios definidos por el plan de vacunación estatal. En algunos casos, como en el del consejero de Salud de Murcia, Manuel Villegas, se vacunó a otros altos cargos de la Consejería y funcionarios del Servicio Murciano de Salud, entre ellos su mujer. La polémica, que le ha costado el puesto, ha estallado también en Tarragona, País Vasco, Valencia, Alicante, Córdoba, Extremadura y Ceuta.

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Un problema internacional

Para el vicesecretario del Consejo General de Enfermería, en la mayoría de estos casos se ha actuado de "buena fe" para tratar de aprovechar las dosis antes de desecharlas, "pero al no estar organizado ni planificado, cada uno lo ha entendido a su manera. Y eso no puede ser". No obstante, no se trata de una disputa 'made in Spain': los mismos titulares se repiten en Irlanda, Austria, Estados Unidos, Bélgica o Israel. Ante las exigentes pautas de conservación de Pfizer, ¿qué hacemos con las dosis sobrantes?

Así, algunas clínicas estadounidenses hacen sorteos al final de la jornada para repartirlas entre voluntarios inscritos. En Israel, en ocasiones también se ha llamado a la población general para aprovechar las vacunas descongeladas o se han administrado a quienes acompañaban a los mayores, asegura el New York Times. Tras algunas polémicas con alcaldes, las autoridades austriacas han elaborado un protocolo en el que se prioriza al personal no sanitario vinculado a los hospitales, como fisioterapeutas o peluqueros. En la ciudad de Bruselas, en cambio, van a parar al cuerpo de bomberos, según la televisión pública valona.

Todavía hay comunidades que no pueden extraer la sexta dosis de los viales

La sexta dosis

El afán de aprovechar cada gota del antídoto ha dependido también de contar con el material adecuado. De cada vial, "se supone que tienen que salir seis dosis, pero con las jeringuillas que teníamos al principio solo salían cinco”, nos cuenta Sandra, sobre los problemas que se han encontrado durante las primeras semanas de vacunación.

Esta tampoco es una anécdota aislada. En la ficha técnica que emitió la Agencia Europea del Medicamento el pasado 8 de enero ya se indicaba que para “extraer 6 dosis de un mismo vial se deben utilizar jeringas y/o agujas con un volumen muerto bajo”. Es decir, unas específicas, que más precisas, para que no se pierda el líquido. Ahora, Pfizer ha actualizado su prospecto en el mismo sentido y los Gobiernos autonómicos se afanan por hacer acopio de las jeringuillas correctas, que se fabrican en la localidad oscense de Fraga.

En el centro de salud de Sandra el material tardó en torno una semana en llegar desde que comenzó la vacunación. Durante esos días, no se administró una dosis disponible en cada vial, una situación que todavía se prolonga en otras comunidades autónomas. Aunque el Ministerio de Sanidad asegura que ya se informó en verano, el consejero de Salud andaluz ha reconocido el “déficit” de suministros y la Comunidad de Madrid acaba de anunciar la compra de 280.000 jeringuillas, que llegarán a finales de enero.

Más vacunas, ¿menos problemas?

Como indica el experto en Economía y Salud, Vicente Ortún-Rubio, de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, "la limitación actual viene dada por la capacidad productiva, esto es, el número de vacunas que llegan". Para el profesor, un día más o un día menos no marcará la diferencia y, sin duda, la producción aumentará y, con ello, el ritmo de vacunaciones. "Tampoco hay que descartar la incorporación de una tercera vacuna que no sea ARN-m y no requiera ultracongelación, lo que agilizaría aún más el proceso", precisa.

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En declaraciones a RTVE, no obstante, advierte de posibles cuellos de botella en el futuro, "sobre todo de profesionales de enfermería de los que hace años andamos escasos". El problema -apunta- podría solucionarse con sanitarios jubilados e, incluso, otros funcionarios para labores de apoyo. "Obviamente encuadrados todos ellos en centros sanitarios". En la vacunación, como en la economía, no cabe duda de que el bien más preciado es el más escaso.

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