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Precariedad laboral y falta de recursos: la brecha socioeconómica dispara la transmisión del coronavirus

PALOMA DE SALAS
6 min.

La brecha socioeconómica está marcando el repunte de contagios de la COVID-19 de la última semana en Madrid, un fénomeno que se ha replicado en ciudades como Barcelona, Zaragoza o incluso Estocolmo.

La precariedad laboral, la situación económica y las condiciones de las viviendas son los factores que contribuyen a esta diferencia, según los expertos. "Se ha visto en Barcelona, en Estados Unidos o en Estocolmo. El por qué puede ser multicasual: las personas de los barrios más desfavorecidos tienen mayor presencialidad en el trabajo, las que tienen mayor nivel de renta pueden teletrabajar y no están expuestos en el lugar de trabajo ni de camino a este", explica a RTVE.es el epidemiólogo de la Sociedad Española de Epidemiología, Pedro Gullón.

Este viernes, Madrid registraba un tercio de los nuevos positivos en el país y pasaba de los 324 notificados el lunes, a los 1.535 del jueves o los 1.199 al término de la semana. Este incremento no se distribuye por igual en toda la comunidad, sino que está siendo especialmente acusado en los distritos con las rentas más bajas, donde el Gobierno regional recomienda ya no salir de casa Usera, con una incidencia de 585,37 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, acumula uno de los peores datos de Europa, seguida del Puente de Vallecas (467,94), Carabanchel (436,59) o Villaverde (423,64), frente al 121 que registra Pozuelo de Alarcón, el municipio más rico de España.

Varios estudios han establecido la correlación entre las condiciones socioeconómicas con la transmisión del virus. Recientemente, el Insitut Hospital del Mart de Investigaciones Médicas señaló que la pandemia ha afectado más a los barrios más empobrecidos en Barcelona: el distrito con la renta media más baja, Nou Barris, registró una incidencia 2,5 veces superior a la de Sarrià-Sant Gervasi, con la mayor renta.

Esta desigualdad también se ha percibido en las últimas semanas en Zaragoza, una de las ciudades más afectadas por la pandemia desde el fin del estado de alarma. Allí, las zonas de Delicias o Las Fuentes registraban el 10 de agosto una tasa de contagios casi ocho veces mayor que la media de la comunidad, en torno a 500 casos por cada 100.00 habitantes.

A mayor precariedad, mayor probabilidad de contagio

El País Vasco, en cambio, parece ser la excepción que confirma la regla. Según los datos oficiales del Departamento de Salud vasco, las mayores incidencias se están registrando en zonas con un nivel de renta medio-alto, como Zuia en Álava (1.014 casos por 100.000 habitantes) con un brote especialmente preocupante en una residencia de ancianos, Orexa (909) o Azpeitia (710,73) en Guizpúzcoa, con varios brotes asociados a la hostelería y el ocio nocturno, uno de los escenarios donde resulta más difícil contener la propagación del coronavirus SARS-CoV-2.

La precariedad laboral, la situación económica y las condiciones de las viviendas son los factores que contribuyen a esta diferencia, según los expertos. "Se ha visto en Barcelona, en Estados Unidos, en Estocolmo... El por qué puede ser multicasual: las personas de los barrios más desfavorecidos tienen mayor presencialidad en el trabajo, las personas con mayor nivel de renta pueden teletrabajar y no están expuestos en el lugar de trabajo ni de camino a este", explica a RTVE.es el epidemiólogo de la Sociedad Española de Epidemiología, Pedro Gullón.

Las personas de los barrios más desfavorecidos tienen mayor presencialidad en el trabajo y están más expuestas

El fenómeno ocurría también en primavera, pero la diferencia, según Gullón, es que durante el confinamiento solo trabajaban de forma presencial los profesionales esenciales.

En estos casos, el tipo de empleo- hostelería, atención o cuidado de personas o actividades laborales irregulares- impiden el cumplimiento de las medidas de seguridad que recomiendan las autoridades. Consecuentemente, la probabilidad de transmisión intrafamiliar aumenta. "Cuando hay un caso en una familia, se hace más complicado el confinamiento. No es lo mismo poderte confinar en una casa con dos o tres habitaciones o baños separados, que una vivienda donde se convive con mucha gente", asegura Gullón.

La imposibilidad de realizar la cuarentena porque paraliza la actividad laboral ha hecho que los cribados aleatorios en zonas como Carabanchel apenas hayan tenido voluntarios. "La gran mayoría, como son empleados de rentas bajas, no tienen la capacidad de decirle a su jefe que tienen que quedarse en casa 14 días. Se trata de gente que no se puede permitir estar sin trabajar", explica a este medio el médico adjunto del Hospital Infanta Leonor de Vallecas, Rafael O'Beijinho.

El coronavirus se ensaña con las rentas más bajas

Aislamiento y protección, claves para frenar la transmisión

Por eso, los expertos inciden en la importancia de la protección de las personas más vulnerables. "Para contener la epidemia, no podemos ignorar los determinantes sociales. Se tienen que hacer más esfuerzos en barrios con población más vulnerable. Asegurar la igualdad de oportunidades en el aislamiento es clave, pero también la protección financiera que puedan necesitar las familias", señala el portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública, José Jonay Ojeda.

Alicia Waldorf, vecina de Villaverde Alto, ha sido testigo de la vulnerabilidad del barrio durante años. Colaboradora de varias asociaciones, en los últimos meses se han centrado en asistir a los vecinos afectados por la pandemia. Cree que las peores consecuencias económicas llegarán en septiembre. "Hay casas donde viven nueve personas, zonas como San Cristóbal, donde la población es un 90 % de migrantes... Si no tienen ingresos, es imposible que se puedan permitir las mascarillas", lamenta a este medio.

"No podemos ignorar los factores socioeconómicos para contener la pandemia"

Rafael O'Beijinho asegura que en su hospital, entre el 25 % y el 30 % de las camas ya son exclusivamente para pacientes de COVID-19, solo por detrás del Gregorio Marañón y el Hospital 12 de Octubre de Madrid. Aunque el doctor confirma que los casos son más leves y más jóvenes que en los primeros meses de la pandemia, da cuenta de la saturación del sistema sanitario en una de las zonas con mayor incidencia.

Este virus entiende perfectamente de clases y la gente que más necesita es la que más sufre las consecuencias

"El problema es que hacer la PCR a los contactos está bien, pero solo es una pata del control. Lo fundamental es el aislamiento y son muy pocos los que pueden hacerlo. Muy pocas personas disponen en sus casas de una habitación extra en la que aislarse y, aunque lo pudieran hacer, la gran mayoría no puede estar sin trabajar. Es por esto que estamos viendo una vez más que este virus entiende perfectamente de clases y la gente que más necesita es la que más sufre las consecuencias".

El doctor pone como ejemplo la imposibilidad de alojar a pacientes asintomáticos a los que se les prohíbe la entrada a los albergues. "¿Qué hacemos, ocupamos una cama con un paciente joven o sano?". La solución pasa por el Hotel Colón, dice, algo que puede demorarse varios días. "No pueden faltar medios para aislar a los pacientes que lo necesitan, porque si no, la única solución para parar la transmisión comunitaria es el confinamiento", advierte.

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