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Los casos importados ponen en jaque al plan de reapertura turística internacional que intenta salvar el verano

RTVE.es
5 min.

España se prepara para reabrir sus fronteras al turismo internacional y tratar de salvar en parte la temporada veraniega, aunque la entrada de ciudadanos extranjeros va a suponer una prueba de fuego para el sistema sanitario y su capacidad de descubrir y rastrear los casos importados de COVID-19. En el último mes se han detectado 96 de estos positivos, 24 en la última semana. No es ni mucho menos un buen dato, si se tiene en cuenta que las fronteras han permanecido prácticamente cerradas duante este tiempo y las llegadas internacionales se han mantenido en mínimos históricos.

No en vano, las autoridades sanitarias españolas ya han calificado a los casos importados como el "caballo de batalla" de las próximas semanas. Una vez que ha disminuido con fuerza el número de positivos locales, las estrategias de detección se están adaptando desde las últimas semanas hacia el control comunitario y el de los viajeros, ya que son los principales agentes potenciales de contagio en España.

El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha alertado de que el número de casos importados podría ir en aumento "a medida que se abren fronteras", por lo que todas las comunidades autónomas "van a tener que hacer un esfuerzo para controlar los casos y sus contactos".

Sanidad notifica un total de 96 casos importados en un mes

España reabrirá sus fronteras para todos los ciudadanos comunitarios a partir del 1 de julio, y la Comisión Europea ha propuesto también esta fecha para la reapertura de las fronteras exteriores de la zona Schengen, de manera gradual y sólo a determinados países en función de su situación y si hay reciprocidad. También ha recomendado a los estados de la Unión Europea la reapertura de las fronteras interiores el 15 de junio, dos semanas antes de lo planteado por el Gobierno español.

Casos sobre todo de América Latina y Estados Unidos

Los 96 casos importados confirmados desde el pasado 11 de mayo corresponden a personas de grupos que gozan de exenciones en las restricciones de movilidad y que vienen a España por causas de fuerza mayor o a trabajar. Muchos de ellos proceden de zonas sanitarias de alto riesgo, ya que España mantiene un tráfico aéreo muy intenso con el continente americano, tanto con Estados Unidos como con Hispanoamérica, aunque los visitantes extranjeros también pueden venir de países de la península Arábiga, el sudeste asiático o el norte de Europa.

Simón ha aclarado que estos positivos provienen fundamentalmente de zonas con epidemias activas y un nivel de transmisión importante, fundamentalmente América Latina y Estados Unidos. "Es cierto que hay muchos residentes en España que tienen origen o familia en América Latina y se quedaron allí retenidas por la pandemia, y ahora están regresando", ha dicho el experto sanitario, quien ha valorado que "no hay razón para impedir que vuelvan".

Cuando se detecta uno de estos casos importados, se pone en cuarentena, y se procede tanto a la identificación como al seguimiento de los contactos en el avión y en España.

"Ese es el reto que tenemos que poner en marcha", porque estos pequeños brotes, "si no se aplican medidas de prevención y control, podrían dar lugar de nuevo a transmisión comunitaria", ha recalcado SImón.

España registra 104 casos de coronavirus importados desde el día 11 de mayo

Refuerzo de Sanidad Exterior

Para evitar la transmisión comunitaria a partir de casos importados, se está reforzando Sanidad Exterior, que está integrada en el Ministerio de Sanidad y es la única competencia sanitaria exclusiva del Estado. Entre sus funciones, destaca el control y la vigilancia sanitaria del tráfico internacional de personas en puertos y aeropuertos. Este departamento "ya está haciendo un trabajo enorme para reducir los riesgos", en palabras del propio Simón.

Las autoridades sanitarias españolas aún no han definido el protocolo sanitario que se implantará en puertos y aeropuertos, aunque están estudiando la puesta en marcha de diferentes medidas de prevención, como la exigencia de pruebas diagnósticas o la toma de temperatura. En todo caso, se parte de la premisa de que ninguna de ellas podrá garantizar íntegramente la detección de los casos importados. "Un negativo puede ser un positivo al día siguiente", ha valorado el epidemiólogo sobre las pruebas diagnósticas, y también que la toma de temperatura corporal "no es la panacea de nada", debido a la multitud de casos en los que la COVID-19 cursa de manera asintomática o muy leve.

"Se pueden detectar algunos, pero no va a ser la solución", ha dicho Simón y ha insistido en que "va a ser el seguimiento y la responsabilidad de los pasajeros, los touroperadores o las compañías aéreas lo que permita identificar a las personas contagiadas y a sus contactos".

Plan piloto de Baleares

El primer paso de esta "desescalada" turística internacional es el plan piloto que se pondrá en marcha a partir del próximo 15 de junio en las islas Baleares, y que permitirá la llegada desde Alemania de casi 11.000 turistas en lo que resta de mes, que no tendrán que guardar cuarentena y deberán permanecer en el archipiélago al menos cinco noches.

Los turistas participantes en el programa, que se ejecutará de forma escalonada durante toda la segunda quincena de junio, tendrán que completar un cuestionario de salud durante el vuelo, someterse a un control de temperatura a su llegada, facilitar un número de teléfono e informar de dónde se alojan, ya sea en un hotel o su segunda residencia.

Si alguno tiene síntomas de COVID-19, habrá de comunicarlo a los servicios sanitarios, que enviarán a su alojamiento un equipo que le someterá a una prueba PCR y, en caso de resultar positivo, le trasladarán a apartamentos contratados para el cumplimiento de cuarentenas y someterán al mismo procedimiento a sus contactos estrechos.

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