El coronavirus llevará este año a la economía de la Eurozona a una recesión “sin precedentes”. La Comisión Europea (CE) estima una caída del Producto Interior Bruto (PIB) europeo del 1,4 % en 2020, con una mejoría en 2021. El impacto, por tanto, será temporal, pero de la rapidez y determinación con que actúen gobiernos e instituciones para contrarrestarlo, dependerá la eficacia y el alcance de sus efectos.
El organismo anunció la creación de un "fondo de respuesta" de 25.000 millones de euros para hacer frente a la expansión de la pandemia, que ya ha dejado más de 2.800 muertos y casi 40.000 casos en España. Horas más tarde, el Banco Central Europeo (BCE) advirtió de que no será suficiente: sin nuevas medidas, los Veintisiete estarán abocados a una crisis como la de 2008.
En primer lugar, porque nos enfrentamos a un escenario de incertidumbre, con una alta volatilidad en los mercados financieros y con los tipos de interés por los suelos. También porque muchas economías, como la española, aún no han conseguido recuperarse completamente de la anterior recesión. Y, por último, porque no se trata de una crisis económica convencional, en la que la contracción de la demanda esté obligando a los gobiernos a elevar el gasto o a bajar los tipos de interés para facilitar el acceso al crédito; la del coronavirus es una crisis donde la actividad económica se está hundiendo porque las empresas no pueden producir porque no tienen suministros o porque el estado de alarma obliga a sus trabajadores a quedarse en casa.
Ante este contexto, las políticas de gobiernos e instituciones no deberían enfocarse a reestablecer el nivel de actividad anterior, ya que no tendrían efectos; las medidas en este caso deben orientarse a evitar una crisis social derivada de la falta de ingresos.
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Esto obligará irremediablemente a los Estados a endeudarse de forma masiva, obligando a las instituciones financieras a financiar parte de sus planes de estímulo. El BCE, por ejemplo, ya ha anunciado un programa de compra de 750.000 millones de euros en activos públicos y privados para combatir el impacto de la pandemia en las economías comunitarias.
Las adquisiciones, aseguró el supervisor, serán "flexibles" y no se distribuirán de forma regular a lo largo del tiempo y el espacio, lo que permitirá a los Gobiernos financiar sus planes de estímulo cuando consideren necesarios.
Asimismo, los ministros de Economía y Finanzas de la UE (Ecofin) han aprobado este lunes suspender temporalmente la aplicación de las reglas presupuestarias comunitarias que exigen el control del déficit y la deuda, lo que supone que los gobiernos podrán elevar su gasto público todo lo necesario para hacer frente a la pandemia.
1. Coronabonos para financiación
Por su parte, la Comisión Europea ha abierto la puerta a la utilización de nuevos instrumentos financieros como son los coronabonos, conocidos formalmente como ‘bonos de estabilidad europea’ o ‘eurobonos’. Estos títulos de deuda pública son emitidos por el conjunto de miembros de la zona euro con el objetivo de mutualizar el riesgo.
Su implantación ha sido tradicionalmente solicitada por economías como la española o la italiana; sin embargo, cuentan con la oposición de países como Alemania y Países Bajos ya que les obligaría a asumir un mayor riesgo a cambio de reforzar la protección de otros países más expuestos.
La puesta en marcha de los coronabonos será uno de los puntos de la reunión que mantendrán este martes los ministros de Economía y Finanzas de la Eurozona con el fin de explorar nuevas vías de respuesta a las consecuencias económicas del coronavirus.
"Realmente se interpone en el camino hacia el consenso con respecto a medidas adicionales", han apuntado fuentes holandesas a Europa Press, tajantes en su rechazo a este instrumento.
2. Fondo europeo de rescate
Una de las políticas que suena con más fuerza es el impulso del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Esta herramienta, creada tras la recesión económica de 2008 y con un fondo disponible que asciende a los 700.000 millones, tiene como objetivo asegurar la estabilidad financiera de la zona euro en periodos de crisis.
El debate, sin embargo, está en la condicionalidad vinculada a estos créditos o líneas previas a un rescate. En la última reunión del Eurogrupo la medida valoraba llegar a los 400.000 millones de euros, sin embargo, según Reuters, finalmente no salió adelante.
Estos préstamos a través del MEDE son la vía preferida por Países Bajos y también por Alemania. Según ha publicado la agencia de noticias Bloomberg, Berlín estaría dispuesta a canalizar un préstamo de emergencia a Roma con una condicionalidad "mínima”.
Además, la activación de una línea de crédito a un país a través del MEDE abriría la puerta a que el BCE pueda resucitar su programa de compras ilimitadas de deuda pública (OMT, por sus siglas en inglés), diseñado durante la pasada crisis económica, aunque nunca fue utilizado.
3. Plan Marshall de inversiones públicas
El presidente del Gobierno abrió la puerta este domingo a la implantación de un ‘plan Marshall’ de inversiones públicas a nivel europeo para el proceso de reconstrucción cuando finalice la crisis sanitaria.
El conocido como ‘plan Marshall’ contempló una serie de inversiones que llevó a cabo Estados Unidos para ayudar a los países europeos que habían quedado devastados tras la Segunda Guerra Mundial.
En la misma línea, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) también ha reclamado la puesta en marcha de esta iniciativa ya que se requiere un “esfuerzo internacional coordinado” para afrontar este desafío “a escala planetaria”, afirmaba el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.
4. Fondo de desempleo europeo
“¿Qué más podemos hacer?”, se preguntaba Pedro Sánchez de forma retórica. “Crear un fondo europeo de desempleo, que sea una prestación complementaria a los fondos de desempleo nacionales, sobre todo en un momento tan crítico como el que vamos a vivir desgraciadamente durante los próximos meses y que estamos sufriendo en muchos hogares”, explicó.
Esta medida se vería reforzada con los llamados estabilizadores automáticos con los que cuenta cada país. Estos instrumentos fiscales operan de forma anticíclica, estimulando la demanda en recesión. Por ejemplo, cuando la economía cae, aumentan automáticamente los gastos por transferencias de desempleo.
Además, el presidente respaldó algo que piden expertos y analistas: que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) financie los desembolsos necesarios. “Que ampare muchas de esas medidas de liquidez que estamos poniendo los países”.
En esta línea, para financiar el coste de la deuda, existiría también la posibilidad de que Europa adelantase el gasto que tenía presupuestado hasta 2027.
5. Renta mínima
Otra de las medidas sobre la mesa para evitar una crisis social -que podría desencadenar en impagos masivos y, a su vez, en la quiebra de empresas y entidades financieras- es la implantación de una renta mínima de emergencia.
Así lo defendió el vicepresidente del Banco Central Europeo y exministro de Economía, Luis de Guindos, en una entrevista en La Sexta el pasado domingo. "Tiene que actuar el Estado en este período transitorio para que después de la crisis sanitaria, con un impacto económico intenso y profundo, no se produzca una crisis social", afirmó.
6. Bajada de impuestos
Con el objetivo de recapitalizar el tejido productivo cuanto antes, algunos partidos de la oposición han reclamado una suspensión o bajada de impuestos a los colectivos afectados.
Por ejemplo, el Partido Popular (PP) pide que se reduzca a la mitad el impuesto de sociedades a las empresas de sectores como turismo u hostelería; así como que se aplace el cobro del IVA y el pago de las cotizaciones a la Seguridad Social de todas las empresas afectadas.
Vox reclama la exención del pago de cuotas al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA) y Mutualidades de Previsión Social durante tres meses, además de una bajada generalizada de impuestos y aplazamiento de deudas tributarias.
Y Ciudadanos, por su parte, propone un año de tarifa plana de 60 euros mensuales para autónomos que reabran negocio tras el cese de actividad o una moratoria sin intereses para impuestos y cotizaciones.
7. Unidad y liderazgo político
La respuesta de la política económica, por tanto, tiene que hacer frente a una situación sin precedentes en la economía, que tendrá una "intensidad incierta", aunque "muy acusada" en el corto plazo, advertía el Banco de España.
Una de las opciones es que el Estado asuma íntegramente la contracción de la economía, es decir, que se haga cargo de toda la pérdida de ingresos que sufran los agentes económicos durante los próximos meses. Para ello, deberá endeudarse masivamente para ofrecer a la población todos los ingresos que han dejado de ganar.
La alternativa es que los gobiernos únicamente asuman una parte de la pérdida de ingresos. Esta es la opción por la que se ha decantado, de momento, el Gobierno de España. El objetivo es estar en la mejor situación posible cuando la economía repunte, una vez superada la crisis.
En cualquier caso, estos momentos requieren de respuestas políticas y liderazgos fuertes porque las soluciones técnicas pueden no llegar a ser suficientes. Además, será especialmente importante dar una respuesta coordinada entre los Estados miembros y las instituciones europeas, ya que, de no hacerlo, el coronavirus podría llegar a prorrogar sus efectos durante más tiempo.