De la antipolítica a liderar los sondeos electorales, de un cómico iracundo a un joven trajeado, de la indignación a asaltar el poder: el Movimiento Cinco Estrellas afronta las elecciones generales de este domingo en Italia con posibilidades reales de alcanzar el Gobierno, una perspectiva que le ha llevado a suavizar sus aristas y a moderar el discurso con el que surgió hace ya una década, alimentado por el descontento de los italianos.
"Este último año ha mudado, ha cambiado muchísimo", resume Matteo Albanese, profesor de Historia Social en la Universidad de Lisboa y buen conocedor de los movimientos políticos en Italia, desde el neofascismo al comunismo. "Es un problema típico de los partidos de este corte, crecer para gobernar", señala Daniele Albertazzi, especialista en populismo y partidos políticos de la Universidad de Birmingham.
El Movimiento Cinco Estrellas (M5S) nació de las calles, del hastío de muchos italianos por la corrupción, de la emergencia social que provocó la crisis económica. Sus fundadores, el cómico Beppe Grillo, articularon todo ese descontento, primero en forma de protestas y luego, en 2009, en una plataforma que se sigue resistiendo a reconocerse a sí misma como un partido político.
Porque la base de su discurso ha sido el rechazo a los partidos tradicionales, a su manera de gestionar los asuntos comunes. Sobre esa ola, en 2013 ya consiguió ser el partido más votado, con 8,7 millones de votos, el 25,5 %, aunque el pacto entre el Partido Democrático, a la izquierda, y el Popolo della Liberta’, a la derecha, le dejó fuera del Gobierno.
Un partido consolidado
En cualquier caso, su presencia en la política italiana es ya amplísima: en la última legislatura contaba con 88 diputados y 35 senadores; tiene una quincena de eurodiputados, integrados en el Grupo Europa de la Libertad y la Democracia Directa -junto al UKIP británico o Alternativa para Alemania-; y sus concejales se cuentan por miles. Y ostenta, además, las alcaldías de Turín y Roma, la capital del país.
La asunción de cargos políticos conlleva, naturalmente, un desgaste, como ha evidenciado el caso de una decena parlamentarios movimentistas que fingían entregar parte de su salario a un fondo para pequeñas empresas, tal como se había acordado en la formación, pero en realidad se quedaban con el dinero apalabrado. Un escándalo menor, pero que ha salpicado a la campaña de un partido que hace gala de honradez y transparencia.
También su gestión municipal ha sembrado dudas, especialmente la labor de Virginia Raggi como alcaldesa de la capital. "Parecía que con colocar a gente honesta y limpia era suficiente, pero Roma es una ciudad enorme, una unidad administrativa muy compleja. La gestión sin personas experimentadas ha resultado un desastre, la situación no ha mejorado", asegura Matteo Albanese.
“Es un movimiento transversal, con gente de izquierdas y gente de derechas“
En principio, ese desgaste no ha perjudicado sus perspectivas electorales, ancladas en una base fiel. "Es un movimiento transversal, con gente de izquierdas que desafía a las fuerzas tradicionales y gente de derechas que rechaza a Forza Italia”, explica Albanese.
Un movimiento transversal
Esa transversalidad se refleja en su programa, indica Daniele Albertazzi: "Algunas propuestas son de izquierdas y otras de derechas, y si haces la media parecería una formación de centro. Pero no es así, porque muchas de sus propuestas son muy radicales, revolucionarias".
De hecho, el Movimiento Cinco Estrellas defiende una medida tan progresista como la renta básica universal, la protección del medio ambiente es uno de sus pilares y aplica la democracia participativa que pregona: tanto su programa como su candidato, Luigi di Maio, han sido votados por sus electores a través de internet.
Al mismo tiempo, defiende posturas conservadoras en aspectos como la crisis migratoria, uno de los asuntos que han dominado la campaña electoral: "Cuando ha habido que votar en el Parlamento sobre la inmigración o la nacionalidad de los niños nacidos en Italia de padres migrantes, el Movimiento Cinco Estrellas se ha alineado con las fuerzas de extrema derecha", remarca Albanese.
También se aproxima a las propuestas de La Liga en aspectos como la relación con la Unión Europea, ya que ambas formaciones comparten euroescepticismo, aunque para estas elecciones el M5S ha dejado fuera del programa el referéndum para salir del euro. "Nunca ha sido una propuesta seria, porque dejar el euro sin dejar la Unión Europea es imposible; eso es algo que se dice en la oposición", opina Albertazzi, quien, sin embargo, constata que ha habido "un cambio" ante la perspectiva de alcanzar el poder.
Viraje hacia la moderación
Esa transformación se deja ver, por ejemplo, en las reuniones de Luigi di Maio con inversores internacionales en Londres, para tranquilizarles sobre la permanencia de Italia en el euro. O en la presentación, este jueves, de sus futuros ministros, un ejercicio de política ficción que justifica en que los italianos sepan quienes ocuparán las carteras antes de acudir a las urnas.
“Es gente muy moderada, no hay ningún revolucionario ahí“
"Es una respuesta a [el líder de Forza Italia, Silvio] Berlusconi, que se presenta como un hombre de Estado y ha ignorado a la izquierda, solo carga contra el M5S repitiendo que no tienen experiencia, que no son de confianza", explica Albertazzi. "Son todos académicos, expertos, caras conocidas de la sociedad civil... Es gente muy moderada, no hay ningún revolucionario ahí", apostilla.
También el candidato movimentista representa la imagen que ahora pretenden transmitir, de juventud y moderación, de renovación. "Es un truco muy común en los partidos populistas, un juego habitual: hay un padre fundador y un sucesor más convencional", subraya Albertazzi, que recuerda también el caso de Matteo Salvini en La Liga, fundado por el volcánico Umberto Bossi.
Albanese rechaza el calificativo de populista -"cada formación o líder que ha criticado la política de austeridad en Europa ha recibido ese estigma", argumenta-, aunque admite que el Movimiento Cinco Estrellas destila algún gesto de ese tono: "Esa división entre una élite corrupta, que trabaja para destruir al pueblo, y el propio pueblo, como una unidad ideal, casi un cuerpo místico, sí es populista. Y de derechas", comenta.
El tabú de las alianzas
En cualquier caso, este especialista destaca la habilidad de Di Maio, del que señala su "pedigrí de derechas, puesto que es hijo de un militante del [neofascista] Movimiento Social Italiano", para moverse entre las diferentes corrientes de la formación, así como la "confianza completa" que ha depositado en él Beppe Grillo. "Internamente, es un movimiento muy autoritario y la última palabra es la suya; si decide quitarle, en cinco minutos deja de ser candidato", asegura.
Con estos mimbres, los últimos sondeos publicados antes de la campaña sitúan al Movimiento Cinco Estrellas como la fuerza con mayor intención de voto. Así, el promedio de encuestas del instituto You Trend le da un 28 % de apoyo, mientras que los expertos consultados por RTVE.es difieren: Albertazzi cree que superarán el 30 %, mientras que Albanese opina que rondarán el 26 %.
Cada punto es valioso, especialmente con el nuevo sistema electoral, que premia las coaliciones y que fue pactado por Matteo Renzi y Silvio Berlusconi precisamente para penalizar las opciones del M5S. Salvo sorpresa, habrá que pactar, lo que supone romper un tabú arraigado en la formación: "Han construido una narración calificando al resto de partidos de feos, será difícil de justificar ante sus votantes", advierte Albanese.
“Se acerca la hora de la verdad, tienen que hacer una elección“
Di Maio, con todo, ya ha abierto la puerta a posibles alianzas, aunque sin concretar demasiado. Para Albertazzi, la más natural sería el Partido Democrático, aunque cree que para este sería un suicidio, mientras que la opción de La Liga, el gran temor de Bruselas, se le aparece como "ciencia ficción". En cualquier caso, será el último paso en la definitiva institucionalización del Movimiento Cinco Estrellas, señala: "Se acerca la hora de la verdad, tienen que hacer una elección".