El supervisor único europeo que se define en estos momentos es la clave para que pueda aplicarse al caso español la recapitalización directa de los bancos. Pero más que su creación, la clave de todo es cuándo ese nuevo mecanismo -cuyo pilar será el Banco Central Europeo- podrá funcionar de forma efectiva. Solo cuando eso suceda, Alemania consentirá en abrir la puerta a la inyección directa de fondos europeos en los bancos con problemas.
De hecho, al término de la cumbre europea de octubre, la canciller alemana, Angela Merkel, ya ha descartado que la banca española vaya a beneficiarse de esa fórmula, ya que esa posibilidad solo estará disponible en el futuro, una vez instalado el supervisor bancario.
Por eso, el modo en que se lleve a la práctica esa "puesta en marcha progresiva" acordada este jueves por los líderes europeos es crucial para España. No se conoce el calendario, pero sí que la "aplicación de su funcionamiento tendrá lugar a lo largo de 2013", según han incidido el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
Desde el Gobierno español se insiste en que el actual rescate bancario es asumible por el Estado, aunque sería más beneficioso para el país que ese dinero prestado a los bancos no sumase como deuda pública. Los 40.000 millones de euros que quiere pedir España al fondo de rescate permanente (MEDE) suponen aumentar la deuda pública en un 4%, un coste que -según han reiterado en Bruselas fuentes de la delegación española- “y se puede gestionar sin problemas”.
Bruselas puede beneficiar a España
Si se siguiese la propuesta presentada en septiembre por la Comisión Europea, el supervisor bancario único debería empezar por vigilar en enero de 2013 los bancos que han recibido o solicitado ayudas públicas.
En ese grupo entrarían las entidades españolas que necesitan capital, incluida Bankia, que absorbe más de la mitad de esos 40.000 millones de euros. Esa petición de fondos al MEDE se concretará, según lo señalado hasta ahora, en noviembre, cuando también se entregará el primer tramo de ayuda.
Según el documento elaborado por Bruselas, el 1 de julio de 2013 empezaría la segunda fase, con la extensión de la supervisión europea a los bancos sistémicos, es decir, cuyos problemas internos pueden ocasionar daños a las economías nacionales y europea. En 2014, la vigilancia del mecanismo único se ampliaría al resto de las 6.000 entidades financieras de la zona euro, incluidas las cajas regionales alemanas, cuya supervisión europea ha aceptado finalmente Berlín en contra de su deseo inicial.
Por eso, la clave será si, una vez que el mecanismo único vigile al primer grupo de entidades –y antes de que tenga bajo su mano a toda la banca europea-, podrá ya inyectarse directamente en ellos fondos europeos. Eso significaría que las ayudas a Bankia y el resto de bancos españoles incluidos en el programa de rescate podrían dejar de contar como deuda del Estado español.
Respecto a este punto, Berlín insiste en que no se podría hacer porque sería aplicarlo de forma retroactiva, ya que la ayuda a los bancos españoles se empezaría a desembolsar en noviembre y el supervisor único no empezará a funcionar hasta algún momento del año que viene. "No va a haber ninguna recapitalización directa retroactiva. Solo habrá, una vez que sea posible la recapitalización, esa posibilidad en el futuro", ha reiterado Merkel.
¿Qué significa ser efectivo?
Para tomar esa decisión se perfila como vital el concepto “efectivo”: ¿Qué se entiende por efectivo y quién decidirá cuándo se ha logrado esa efectividad? Por lo filtrado hasta ahora por el Eurogrupo, la efectividad de la supervisión la evaluará un organismo independiente de prestigio, sin más precisiones.
Además, la posibilidad de la recapitalización directa –tal y como se lee en todos los documentos de conclusiones de las sucesivas cumbres relacionados con este asunto- dependerá del MEDE, que seguirá “sus procedimientos normales de decisión”, es decir, dependerá de lo que decidan por unanimidad los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, el Eurogrupo, que son también quienes controlan ese fondo de rescate.
Y dentro del Eurogrupo es determinante la posición de Alemania, que insiste una y otra vez en que el desarrollo de la supervisión bancaria única “debe ser prioritaria la calidad y no la rapidez”.
Después de la cumbre del pasado junio, se dió por hecho que España podría beneficiarse de esa fórmula para evitar que el rescate de sus bancos pasara a contar como deuda pública, ya que los líderes europeos insistieron en la necesidad de romper "el círculo vicioso" entre quiebras bancarias y riesgo soberano, en un momento en el que España era castigada con fuerza en los mercados -con la prima de riesgo acercándose a los 600 puntos-, precisamente por esa relación.
En las conclusiones de aquel Consejo Europeo de junio se leía que los líderes de la UE debían "estudiar" las propuestas sobre el mecanismo único de supervisión "con carácter urgente antes de finales de 2012". Después, "cuando se establezca un mecanismo único y efectivo de supervisión de los bancos de la zona euro", el fondo de rescate europeo "podría tener la posibilidad de recapitalizar directamente los bancos".
Sin embargo, durante las ruedas de prensa posteriores, tanto el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, como el del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, aseguraron que España podría acogerse a esa recapitalización directa una vez que se contara con el supervisor único y apuntaron que lo deseable es que estuviera creado en enero de 2013.
Pero, después, un grupo de países encabezados por Alemania puso en cuestión la aplicación al caso español, ya que consideran imposible que la supervisión única esté operativa antes de 2014. Las palabras de Merkel al término de la cumbre de octubre remachan esa posición.