Pocas series pueden presumir de estar creadas con una receta tan perfecta que consiguen detener el tiempo y dejarnos paralizados en el asiento. Las tramas son un hilo invisible que te empuja de forma involuntaria por todos los capítulos, como si de una ensoñación se tratase. La única decisión que parece que podemos tomar ante In my skin es dejarse llevar. Lucy Forbes consigue con gran maestría reflejar en un total de 10 capítulos (5 por temporada) la crudeza de una adolescente con un vida complicada allá por donde se mire. No se añaden edulcorantes, no existe anestesia, no se emplean fantasías inverosímiles, no hay compasión que valga, Bethan Gwyndaf es un personaje que se muestra tal y como su creadora lo ha sentido.
Es precisamente esta verdad áspera puesta en unas interpretaciones sinceras por la que ficción se alzó en 2022 con dos Premios BAFTA, a mejor guion dramático y a mejor serie de drama. La construcción de una identidad en un entorno hostil, ser adolescente y lesbiana en un pueblo pequeño, una madre con bipolaridad, un padre violento y alcohólico, las necesidades de aparentar una vida perfecta, los pocos recursos económicos, la comida "basura" para sobrevivir, el cuidado de todo el mundo, la vergüenza social y las mentiras por bandera. Todo ello en episodios de 30 minutos, y dos temporadas ya disponibles en RTVE Play.
Mentiras para caer de pie
Difícil es contar algo sin hacer spoiler, pero lo que sí es evidente desde el primer minuto de esta encrucijada es que Bethan miente, todo el rato a todo el mundo. ¿Por qué? Pues por salvarse, por no meter en líos a su familia, por mantener las apariencias en un mundo donde cada gesto cuenta, por ansiar ser "normativa", sin darse cuenta de que nadie a su alrededor es como ella cree. Todos visten un disfraz social, outfits casi traslúcidos, ya que se transparentan de lejos sus inseguridades y dramas personales.
Es lesbiana, duerme en una casa sucia, no hay comida en su nevera, tiene un padre alcóhólico y violento, tiene una madre con Trastorno Bipolar y en plena crisis, sus tardes consisten en cuidar de unos y otros. Sin embargo, la joven se esfuerza durante la primera temporada en cubrir su realidad con planes de cine falsos, paseos por museos o una heterosexualidad que no es cierta. Negar evidencias, mentir a sus profesoras, huir del instituto sin dar explicaciones, besar a una chica a escondidas, utilizar un lenguaje malsonante para demostrar que está bien, bromear para ser aceptada. Un mirar a otro lado que irá cambiando, poco a poco, en la segunda temporada.
El machismo imperante
La desigualdad de género se respira en el ambiente, aunque no por igual, sino con tintes generacionales. Es decir, los jóvenes de la clase actúan siendo obscenos, denigrando con gestos o palabras a las compañeras, insultando a la protagonista por gustarle las chicas.
Por otro lado está el padre de Bethan, que es la violencia en estado puro. No se puede desvelar nada de la trama para mantener la sorpresa, pero con él vivimos distintos grados de agresiones machistas, incluso algunas irreversibles. Dilwyn cree firmemente que la mujer con la que comparte cama es de su propiedad y debe de estar sometida a él, una idea peligrosa que lo llevará a protagonizar momentos verdaderamente desgarradores, algunos en presencia de su hija.
Otra forma de machismo se visibiliza con la abuela, madre de Dilwyn, que consiente que su nieta, la cual debería estar estudiando y teniendo una rutina de adolescente, se encargue de cuidar a sus progenitores. Especialmente, hace hincapié en la necesidad de servirle, incluso, la comida al padre, algo a lo que Bethan intenta oponerse y que poco a poco logrará.
La bipolaridad en la figura materna
La primera temporada se traduce en una Katrina en pleno episodio de Trastorno Bipolar, y esto es necesario tenerlo claro para no estigmatizar al colectivo. Es decir, Bethan se hace cargo de una madre con enfermedad mental reconocida, pero que, además, justamente está pasando un brote que la hace mantenerse desconectada de la realidad y medicada en un centro especializado. La joven la ama, la cuida, aunque la respuesta de la adulta sea negativa o agresiva debido al estado preciso en el que se encuentra. Conforme avanza la trama veremos que el ciclo cambia y suceden acontecimientos inesperados (que mejor no contar). Son momentos doloroso para una chica que precisa de su figura materna y que, a su vez, esconde por no decir quién es en realidad.
Falsas apariencias que se irán cayendo a medida que Bethan se llena de valor, refuerza su identidad y admite públicamente que no es "popular" o "guay"; pero también puede ser ella misma. El mayor giro dramático sucederá en la segunda temporada, cuando aparecerá alguien que le cambiará la vida para siempre.
In my skin, Jodie Foster:Hollywood en la piel (videopodcast que ha recibido el premio Iguales en el deporte) son tres contenidos de RTVE Play que se enmarcan en la semana del Orgullo LGTBIQ+. Además, el catálogo para ver gratis incluye películas que tratan desde distintos puntos de vista los temas que interesan y afectan a este colectivo.