El 24 de enero de 2003 fue asesinado Juan Francisco Ledesma, portero de un inmueble situado en la calle Alonso Cano de Madrid. Parecía un crimen más en un año especialmente violento en la capital. Dos días después, el departamento de Homicidios de la Policía Nacional recibió un informe de balística que fue clave. La munición empleada en el crimen resultó ser de un calibre muy extraño que procedía de la antigua Yugoslavia. Así lo relatan diferentes testimonios en la docuserie El Asesino de la baraja, que ya puedes ver gratis en la plataforma de vídeos de RTVE Play
A lo largo de tres capítulos, este true crime desgrana las pesquisas de una complicada investigación donde el arma que el asesino utilizó para matar a 6 personas y herir gravemente a otras dos, fue determinante para acotar su caza. Un arma que 20 años después sigue desaparecida.
Fotograma de la serie original de RTVE Play 'El Asesino de la baraja'. RTVE
Encuentran una primera esquirla
El 5 de febrero de 2003 encuentran el cuerpo de un joven, Juan Carlos Estacio, junto a una marquesina de autobús en Alameda de Osuna. El Grupo X de Homicidios de la Policía Nacional se hace cargo de la investigación. En un primer momento llama la atención de que la víctima ha sido ejecutada de rodillas, además aparece una carta de una baraja a los pies del cadáver: un as de copas.
Junto al cadaver en la Alameda de Osuna aparece de forma fortuita una carta de la baraja española: un 'as de copas'. RTVE
La policía no tenía pistas; debían encontrar al menos la vaina del proyectil. “Dedujimos que se había ido por la alcantarilla, con lo cual tuvimos que redoblar el esfuerzo a la hora de encontrar la esquirla. Una esquirla no es un trozo de bala. Es una laminita de metal. De hecho, hay que saber lo que estás buscando y aun así, incluso por el color, tampoco es algo que sea muy evidente”, explica en la serie Oscar Carrión, inspector de Policía Nacional Grupo X (2000-2012). Finalmente encontraron una esquirla debajo de la rueda de un coche.
Un calibre extraño
Ese mismo día, otro suceso en un bar de Alcalá de Henares, reclama la atención de la policía. Un individuo acabó con la vida de dos personas y dejó herida de gravedad a otra.
Se encontraron cuatro vainas y restos de proyectiles. Pero, en aquel momento, los investigadores no tenían muy claro ni el calibre, ni el tipo de arma que se había utilizado. “No era un calibre ordinario y hubo que esperar a la pericia de balística para determinarlo”, explica el inspector.
Fotograma de la serie original de RTVE Play 'El Asesino de la baraja' donde se recrea el bar Rojas, donde el asesino mató a dos perosnas y hirió grave a una tercera. RTVE
El punto de inflexión: balística conecta los 3 casos
El análisis de los restos balísticos encontrados en el escenario del crimen conecta por primera vez los casos de la calle Alonso Cano, Alameda de Osuna y el del bar en Alcalá de Henares.
El departamento de balística consiguió conectar todos los casos. RTVE
Este es un punto de inflexión para los investigadores, que ahora saben que se enfrentan a un asesino en serie.
“Si eran las mismas balas, era la misma pistola, y si era la misma pistola pues iba a ser el mismo autor. Y eso cambió completamente las reglas del juego, la manera de trabajar, la filosofía, todo. Porque para empezar, empezamos a trabajar contrarreloj. Hay que ir a por este tío y hay que encontrarle y hay que evitar que mate más; porque va a seguir matando”, recuerda Oscar Carrión.
Un retrato robot y un recoge vainas
El 7 de marzo, en Tres Cantos, el asesino intenta matar de nuevo. Hirió de gravedad a un joven al que disparó sin mediar palabra e intentó disparar también a su acompañante, Anahid C. La chica trató de protegerse agachándose y cubriéndose la cabeza con los brazos. La pistola se encasquilló y cuando levantó la cabeza ya no había nadie.
La declaración de la superviviente permitió realizar el primer retrato robot del asesino.
Retrato robot de El Asesino de la baraja. RTVE
El asesino confeccionó un recoge vainas para no dejar pruebas. RTVE
“Nosotros deducimos que había confeccionado un recoge vainas de forma artesanal, cosa que yo en los treinta y muchos años que he estado en el tema de investigación de policía judicial, jamás había visto algo similar. Tienes que tener un mínimo de sentido, de cómo aplicar a esa ventana extractora por donde sale la vaina, aplicarlo con cuidado para no interrumpir el disparo. Tiene su trabajito y su complejidad”, explica en la serie Joaquín Palacios, agente de la UOPJ Guardia Civil 1979-2016.
Una Tokarev procedente de los países del este
El invento del asesino hace desaparecer la vaina, pero el proyectil ha atravesado la cabeza de la víctima. Así que la Guardia Civil está convencida de que tiene que haber restos de ese proyectil en la escena. ¿Estaría este caso relacionado con los otros tres de Madrid? El proyectil aparece y el departamento de balística de la Guardia Civil se pone a trabajar para intentar extraer la máxima información posible.
Cada pistola deja su marca. Pronto deducen que tanto en los casos de Madrid como en Tres Cantos se había usado la misma pistola, una Tokarev procedente de los países del este.
"Ya cuando de repente nuestro departamento de balística nos hila los cuatro casos, el nuestro con los tres de Policía. Ahí es cuando ya te planteas: es un asesino serie”, explica en la docuserie Javier Rogero, Capitán Jefe de la UOPJ Guardia Civil (2000-2005).
Munición muy poco habitual
Policía y Guardia Civil se encuentran ante una munición poco habitual. Sospechan que alguien la ha traído desde fuera del país de manera ilegal. “O es una persona originaria de los Balcanes, de la antigua Yugoslavia, o es un español militar o miembro de las fuerzas de seguridad que han estado desplegadas en esa zona”, señala Pedro Solís, Cabo 1º del Dpto. Balística Guardia Civil (1995-2010). Por eso, empezaron a investigar a todos los militares jóvenes, hasta una franja de edad, que hubieran estado en la guerra de los Balcanes y hubieran tenido algún tipo de tratamiento psicológico.
Once días después, vuelve a matar en Arganda donde acaba con la vida de un matrimonio. En la autopsia se recuperan de la cabeza del hombre tres envoltorios del proyectil de la bala y confirman que es la misma pistola.
Pistola Tokarev procedente de los países del este. RTVE
Tras los crímenes de Arganda, el equipo conjunto de Policía Nacional y la Guardia Civil decide explicar todo a los medios de comunicación.
Varias líneas de investigación
Según el testimonio en la docuserie de Manuel Marlasca, periodista de Interview que siguió de cerca el caso, mientras en Madrid crecía el temor a un nuevo asesinato, los investigadores se centraron en la pistola. Había sólo 36 Tokarev registradas en la Comunidad de Madrid. Se requisan y comprueban. Llegan a detener a 3 personas en Arganda aunque se termina descartando su implicación en el caso.
Los investigadores van consiguiendo las fotos de militares que habían estado destinados en los Balcanes y se las van enseñando a los supervivientes. Pero los militares no son los únicos que han podido introducir en España un arma de forma ilegal. Se llegó a investigar también a miembros de la Federación Madrileña de Tiro Olímpico, incluso de la Federación de Castilla La Mancha, miembros de la seguridad privada con adiestramiento en el uso de armas de fuego, incluso otra línea de investigación se centró en los circuitos de importación de armas.
Una testigo del bar Rojas, en Alcalá de Henares, identifica a una persona que encajaba en el retrato robot como autora de los homicidios. Se le sometió a vigilancia 24 horas y finalmente se procedió a su detención para poder practicar registros. El detenido, un joven de 25 años, trabajaba como portero de discoteca y era conocido por sus ideas xenófobas. Tras el registro, “no encontraron indicio alguno que le relacionase con los homicidios que estábamos investigando”, afirma Jesús Santamaría, Inspector de Policía Nacional Grupo V (1999-2011).
El asesino desaparece y decae la tención sobre el caso
Con el paso de los meses, no volvió a haber noticias del asesino de la baraja. Los medios de comunicación pierden interés por el caso, hasta que el 3 de julio la Policía Nacional recibe una llamada de la comisaría de Puertollano manifestando que había una persona que había aparecido diciendo que él era el asesino de la baraja. La persona que se entregó fue Alfredo Galán Sotillo, que había sido militar profesional.
Foto policial del Asesino de la baraja. RTVE
“Se ha entregado, al parecer, porque iba bajo los influjos de bebidas alcohólicas en cierto estado de embriaguez. Allí al principio no le hicieron caso, pero cuando dijo que podía aportar un dato que le quitaría las dudas a los investigadores y aportó el dato de que él pintaba un puntito por detrás a las cartas. Era de los pocos datos que habíamos conseguido mantener a salvo de los medios de comunicación, pues en ese momento a ellos les determina claramente que efectivamente es el asesino de la baraja”, concluye Javier Rogero.
La carta encontrada en Tres cantos, en el escenario del intento de asesinato, estaba marcada con un puntito azul. RTVE
En el registro de la casa de su padre en Puertollano, donde llevaba viviendo una semana, hallaron un proyectil que había sido percutido, pero no había sido deflagrado. Según declaraciones a la policía del asesino confeso, arrojó a un contenedor de basura la pistola junto con una redecilla de color roja.
La pistola no aparece en ninguno de los registros. Nunca se ha encontrado.
El asesino de la baraja, en RTVE Play
El nombre de Alfredo Galán forma parte de la historia de la crónica negra de España. ¿Por qué lo hacía? ¿Cómo elegía a sus víctimas? ¿Por qué dejaba un naipe junto a la escena del crímen? La serie documental trata de dar respuesta a todas las preguntas que surgen en torno a este caso. Ya puedes ver la serie completa en la plataforma de vídeo on demand gratuita RTVE Play por tiempo ilimitado.
Los tres capítulos del Asesino de la baraja acaban con la detención del responsable pero a partir de ahí se abre una nueva pregunta. Ya no es el quién sino el por qué. RTVE