Yema de huevo, guanciale o panceta, queso, pimienta y, por supuesto, la pasta son los cinco ingredientes básicos
También puedes adaptar la receta y sustituyendo el bacon por berenjena, tienes una receta vegetariana
Preparar pasta fresca es fácil y una experiencia para lo peques de la casa, indaga en Cocina RTVEy encuentra más recetas
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Que nadie os enrede preparar pasta fresca en casa es lo más fácil del mundo y no, la salsa carbonara no lleva nata, leche, ni sucedáneos. Apunta: guanciale (parecido a la panceta que le da la grasa y textura a la salsa), yema de huevo y mucho queso. Todo lo que pase de ahí no es una carbonara.
Hacer pasta en casa
Para preparar pasta fresca básica basta con una encimera amplia, un buen rodillo y un cuchillo afilado. Una máquina de laminar ayuda pero no es necesaria para la elaboración de las formas de pasta más comunes como ravioli, tortellini, lasaña, canelones, tagliatelle y demás.
La pasta fresca se puede consumir inmediatamente o en el transcurso de las 48 horas siguientes. Podemos guardarla en la nevera, tapada. También la podemos congelar, pero entonces conviene dejarla secar durante una hora y envolver en film en porciones. Cuando la vayamos a consumir, la sacamos del congelador y dejamos que se atempere durante un par de horas antes de entrar en contacto con el agua hirviendo.
Haremos pasta fresca nosotros mismos. ¿Cómo? Mezclamos la yema del huevo con la harina y la leche.
Amasamos con las manos y cuando tengamos la masa a punto, la incorporamos en un bol, lo filmamos por encima con papel film, con la pasta en contacto con el papel. Dejamos en nevera una hora.
Estiramos la pasta bien fina, y le damos forma de espagueti o tallarín con una máquina apropiada, aplanadora y cortadora.
Ponemos a hervir la pasta en una olla con abundante agua y un poco de sal y durante dos-tres minutos (la pasta fresca no necesita más). Escurrimos guardando un poco de agua de la cocción aparte. Reservamos.
Cortamos el guanciale (o en su defecto, la panceta) en daditos y lo doramos ligeramente en una sartén sin aceite, con su propia grasa bastará.
Mientras, separamos las claras de las yemas, batimos las yemas y le añadimos el queso rallado al momento y pimienta molida con generosidad.
Incorporamos la pasta sobre el guanciale, sacamos la sartén del fuego y le añadimos la mezcla de la yema, queso y pimenta a la pasta. Removemos bien.
Por último, le añadimos un poco de agua de la cocción que hemos reservado para que la salsa quede bien cremosa.
Incorporamos la pasta al plato y espolvoreamos por encima un poco más de Pecorino antes de servir.