Tiene tan solo 26 años, pero tiene mucha cultura de moda. Guillermo Décimo está llamado a triunfar en las pasarelas, porque tiene ganas de comerse el mundo y nunca va a pasar desapercibido. Este joven diseñador ha presentado su nueva colección en Madrid, ha llenado la fría sala de Ifema un domingo por la mañana y ha sentado en primera fila a su maestra, Ana Locking. Su desfile, de principio a fin, ha sido una fantasía, como el título de la canción de Sara Montiel que ha sonado cuando ‘les’ modelos han lucidos sus fabulosos vestidos. Todo ha salido de sus manos. Cada salida ha sido recibida con aplausos. Guillermo Décimo se centra en el vestido y empieza su ‘show’ con la modelo María Muñoz vestida de novia, caminando con elegancia con un conjunto de vestido y abrigo impresionantes, tanto como la corona gigante que ha hecho el artista Rafael Peinador. ¡Cuánto talento junto!
Teatral y dramático
Los vestidos tienen un aire historicista. Hay un potente vestido mini con un llamativo escote inspirado en la moda del 1800, época en la que, a veces, vestirse será sinónimo de desnudar el pecho y los hombros. “Lo he hecho de 0 a 100. Y todo lo he hecho a mano, como se hace tradicionalmente la alta costura. Todo es artesanía, y además he reciclado mucho”, revela, vestido de rojo. Llaman la atención sus uñas largas, su desparpajo, su valentía. Y su pasión. “Mira, este vestido negro era un vestido de hace años, lo he deshecho entero y lo he vuelto a reconstruir entero. Y ya ves, es un diseño nuevo”. Llama la atención un minivestido que parece una escultura, porque lleva un gran trabajo de interior, con el corsé y las ballenas provocando esa forma tan sensual y atrevida.
Las 18 salidas que ha preparado para el desfile han tenido una buenísima acogida, encadenando un aplauso con otro. El casting ha ayudado mucho, ya que son vestidos imponentes, y no todo el mundo sabe llevarlos. Los tacones altísimos y finísimos han hecho que algunas modelos se caigan al suelo, pero estaban tan metidas en el papel que hasta el tropezón parecía parte de la coreografía. Pase lo que pase, el espectáculo debe continuar, y eso que en esta ocasión no era lo principal. "He madurado creativamente", dice orgulloso rodeado de vestidos. "Antes mis desfiles eran mucho más teatrales, pero ahora yo siento que hay más moda que espectáculo".
El espíritu de Galliano
Dice Guillermo Décimo que tiene muchas referencias estéticas de la pintura de los siglos XVIII y XIX, sobre todo de los retratos de corte, en los que reinas y reyes llevan trajes suntuosos, barrocos y, a veces, exagerados. Se nota en la pasarela: vemos un vestido de corte imperio y cuerpo de gran volumen que llena la pasarela, un conjunto de falda y chaqueta que conecta Balenciaga con Galliano, un abrigo de piel sintética roja que no tiene rival, un vestido morado que se retuerce pegado al cuerpo y desemboca en un bajo de tul y un conjunto de falda y bómber cubierta de rosas grandes que resulta ideal.
Llama poderosamente la atención un minivestido lencero. “Normal que os guste, está hecho con encajes antiguos unidos por un ganchillo que me hace una artesana de 80 años de Burgos. También me ha hecho estos guantes, con cinco agujas y son costuras. Son una joya”, revela orgulloso. Dice que esta colección se inspira en los sueños que tiene una joven que ha llegado a casa de fiesta y cae rendida en la cama. Y en esa dimensión, donde todo es posible, tiene cabida todo el universo de este burgalés con un nombre tan ‘royal’. Cuenta que le apasiona la moda desde que era un crío y que ha crecido bebiendo de los grandes, desde Cristóbal Balenciaga a Christian Lacroix y John Galliano cuando estaba en Dior. Se nota.
Su desfile ha sido una oda la costura, a la alta costura, y también un homenaje a ese Galliano teatral y teatrero, dramático y genial. Incluso al final, cuando ha salido a saludar con una capa y a todos nos ha recordado al Galliano que cerraba cada desfile disfrazado de Napoleón Bonaparte, astronauta o torero. El desfile ha contado con una performance que ha recreado un baile de época, pero ‘customizado’ por el imaginario del diseñador, jugando con los géneros y las etiquetas: es decir, sin género y sin etiquetas. En un principio se le comparó con Palomo Spain, pero ha dejado claro que estábamos muy perdidos. Tiene su propio estilo y se está haciendo su propio camino. Un camino que, por lo que parece, le va a llevar muy lejos. “Ego te da mucha visibilidad, te conecta con la gente”, dice sobre esta plataforma que impulsa y celebra el talento joven. Y premia.
El premio es para Rubearth
El ganador de esta 19ª edición ha sido Gabriel Noguerias, de la firma Rubearth, que se lleva por segunda vez consecutiva el Mercedes-Benz Fashion Talent y el pase directo a la pasarela de Praga. Su colección es intimista y nos traslada a su país, Venezuela, y a otros lugares de Sudamérica, como Colombia. De allí son los bolsos y gorros que ha encargado a la tribu wayú. El Premio Allianz EGO Confidence in Fashion lo ha ganado Evade House, y todo en un día en el que hemos visto las propuestas de firmas como Alejandre, Compte, Emeerree, Georgiela Studio,Juan VG, NIMPH, REPARTO y Vanda Janda, que viene de Praga.