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Lazos de sangre

Chicho Ibáñez y el feminismo en el 'Un, dos, tres'

Noticia Lazos de sangre 
RTVE.es
6 min.

Chicho Ibáñez Serrador era un genio y nadie dirá lo contrario después de ver el documental de Lazos de sangre. Fue el encargado de llevar el cine a la televisión con su serie Historias para no dormir, pero por encima de todo fue el encargado de colarse en los hogares españoles durante la emisión del Un, dos, tres y hacer reír a familias completas. Fue su gran éxito televisivo y se nota, lo trataba con mucho mimo y cariño y no dejaba ningún cabo suelto. Por eso quizás extraña que se arriesgase tanto con sus decisiones, pero no hay duda de que fueron un éxito, sobre todo aquellas que tenían que ver con el papel de la mujer, y es que el 'Un, dos, tres' fue el primer programa de la televisión española y europea en apostar por el feminismo.

Televisión Española le propuso en 1972 que se encargara de un concurso de televisión que aumentase los contenidos culturales de la cadena y, para sorpresa de todos, Chicho accedió a dirigir el proyecto. Un trabajo que necesitaría de mucho trabajo y que reunía lo mejor de todos los concursos, preguntas, subastas, premios y diversión a raudales. Fue una decepción para su padre Ibáñez Menta, pero él estaba bastante contento por hacer ese cambio en su carrera y en su vida.

Una decisión arriesgada pero exitosa

Se enfrentó al reto con ganas e ilusión pero los problemas le persiguieron desde el principio, el primero de todos que Kiko Ledgard no podía continuar siendo el presentador, había sufrido un terrible accidente y no se encontraba preparado para retomar la actividad telivisiva. Era el momento de buscar un sustituto, fueron muchos los nombres que salieron en aquella lista pero ninguno convencía al realizador. Fue entonces cuando pensó en Mayra Gómez Kemp, que había participado en el programa anteriormente con papeles secundarios. Vio en ella un diamante en bruto y supo que solo tenía que pulirlo un poco para tener a la sustituta perfecta.

Chicho tomó una decisión inesperada, sobre todo porque hizo algo que no se solía hacer en la televisión española y europea: escoger a una mujer como presentadora. Fue la última en incorporarse al equipo pero enseguida se puso a la cabeza. "Le daban un folio y decía que se iba al camerino y que volvía en media hora", cuenta Raúl Sénder, compañero de Mayra en el programa sobre la presentadora. Era una persona comprometida con su trabajo y que siempre buscaba dar el 100% de sí misma, como Chicho, quizás por eso se llevaban tan bien.

Mayra Gómez Kemp en 'Un, dos, tres', 1985 RTVE.es

Ella fue la mejor presentadora del programa, la que más tiempo estuvo y quien compartió más temporadas con Chicho. Fue quien la descubrió y quien le dio su gran oportunidad y por eso siempre estará agradecida, apesar de los desencuentros que tuvieron después. "Subía el nivel de la televisión esos años", dice Joaquín Reyes sobre Mayra Gómez Kemp.

Las azafatas más famosas de la televisión

Ella fue la mayor apuesta del programa por el feminismo, pero no la única. Prácticamente todo el protagonismo residía en las mujeres con el papel de las azafatas. ¿Quién no quería ser una chica del 'Un, dos, tres'? Era el caso de Lydia Bosch que afirma en el documental que era el sueño de su vida: "Nunca me había imaginado poder estar en el programa de mis sueños, para el que todas las familias se reunían frente a la televisión", pero ahi estaba, fue una de las grandes afortunadas que consiguieron entrar en la familia del 'Un, dos, tres' y que después darían el salto a la fama.

Otros nombres como Victoria Abril, María Casal, Marta del Pino, Irene Foster, Silvia Marsó o Kim Manning comenzaron su carrera en el 'Un, dos, tres' y después cosecharon mucho éxito en televisión y en el cine. Todas querían llevar las gafas del programa y divertir en casa con las ocurrencias de Chicho.

Era imprescindible que fuesen guapas, "pero sin insultar", como dice Luz Sánchez-Mellado en el documental. Eran mujeres llamativas pero sin apabullar que derrochaban simpatía frente a las cámaras. Eran una muestra de la parte más sensible a la belleza de Chicho, porque él era un adorador de la mujer y así se declaraba, le encantaba lo que representaban, esa belleza tranquila y simpática que causaba sensación. Por eso, una de las imágenes más normales en el programa era la de Chicho sentada y rodeado por las azafatas, una estampa poco común para la televisión pero que ejemplifica muy bien la situación del programa.

Chicho Ibáñez con las azafatas del 'Un, dos, tres' en 1972 RTVE.es

La creación de las verdaderas sex-symbol

Igual que con las azafatas, Chicho quiso darle un papel a la mujer en las actuaciones. Mujeres poderosas que acapararon las miradas como Marta Sánchez, que apareció en el 'Un, dos, tres' con un top y una minifalda de cuero provocando la subida de temperatura del plató. Ese conjunto fue idea de Chicho, que supo que Sánchez tenía que hacer una apuesta más arriesgada con su estilismo. "Chicho fue el creador de esa sex symbol que decían que había en mí", cuenta Marta Sánchez cuando le preguntan por esa primera aparición que le cambió la vida.

Y no solo a ella, también a Joaquín Reyes que se acuerda a la perfección de aquel momento: "La recuerdo como un despertar interior, como si fuera el despertar de la primavera". Así estarían muchos de los espectadores con ella y más tarde con Sabrina Salermo, ellas desafiaron a la moda y a la cultura de la época gracias a Chicho y comenzaron a vestir como nadie se atrevía, a demostrar el poder que tenía la mujer y a reivindicar el papel de la mujer en la televisión. "Si empiezas a atar cabos te das cuenta de que también había ahí un germen del empoderamiento de la mujer en televisión", dice la periodista Luz Sánchez-Mellado y no le falta razón. Ese es, sin duda, el motivo que más orgullo le da a Pepa Ibáñez, la hija de Chicho, más que cualquier éxito comercial y no tiene dudas: "Él era un activista, y eso me encanta".

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