Chicho Ibáñez Serrador fue un genio que tocó todos los géneros, nos hizo verdaderos regalos en cine, teatro y televisión y sus obras son ejemplo para muchos casi desde el principio. Su mayor éxito llegó con Un, dos, tres... responda otra vez, pero hay mucho más allá del mejor programa de la televisión, películas que desafiaban a la censura, programas que se atrevieron a romper tabúes en y otros que enseñaron que en la televisión había espacio para todos. Ya sabemos del gran fenómeno que se formó alrededor del Un, dos, tres, pero estos son los otros programas de Chicho que no tienen nada que envidiar y que hemos repasado en el documental de Lazos de sangre.
Historias para no dormir
Fue una serie de ficción de terror. Los capítulos no tenían conexión entre sí, eran historias autoconclusivas, pero compartían lo más importante: el terror y el toque de Chicho. Este tipo de programas tenían mucho éxito en Europa, pero fue la primera vez que se le dio hueco en la televisión de nuestro país. Con Historias para no dormir Ibáñez consiguió un premio Ondas y otros reconocimientos como la Ninfa de Oro del Festival de Montecarlo.
Historia de la frivolidad
Este programa se emitió como un especial de televisión. Estaba dirigido por Chicho y guionizado por él mismo junto a Jaime de Armiñán. La música era obra de otro grande, Augusto Algeró, y el reparto lo protagonizaban actrices de la talla de Irene Gutiérrez Caba.
Este gran equipo hizo historia con un programa en el que se sucedían diferentes sketches en los que se narraba una historia de la humanidad, el erotismo y el esfuerzo de los censores de todos los tiempos por ocultar lo que se consideraba indecente.
Es uno de los programas de TVE con más premios de su historia, consiguió la Rosa de Oro, la Ninfa de Oro del Festival de Monecarlo, la Taga d'Argento del Festival de Milán y el primer Premio de la Prensa del Festival de Montreux.
Al principio fue rechazado por Francisco Ortiz, el censor de RTVE, que se negó a emitirlo, incluso dijo que renunciaba a su puesto si se emitía 'La historia de la frivolidad', pero Ibáñez no aceptaba un no por respuesta. Presentó su programa y volvió con un programa lleno de premios que Ortiz no pudo rechazar. Así se enfrentó Chicho a la censura y al mismísimo censor, un papel que más tarde eliminaria en 1974 cuando ocupó el puesto de Director de Programas en TVE.
Waku waku
Waku waku fue una apuesta muy original para la televisión. Se trataba de un concurso en el que se emitían vídeos de comportamientos de animales y los concursantes, que eran siempre rostros conocidos de nuestro país, debían adivinar como acababa el vídeo. El programa contó con tres presentadores: Consuelo Berlanga, Nuria Roca y Rosa García Caro. Y entre los famosos estuvieron presentes grandes nombres como Jesús Hermida, Sara Montiel, Massiel o Luis Merlo.
Hablemos de sexo
Si hay un programa revolucionario sin duda es este. Por primera vez en televisión se hablaba de sexo abiertamente y en primer time. El programa pretendía que este tema dejase de ser tabú para la población y se entendiese como algo natural y biológico que debíamos conocer. "Rompió todo lo que tenía romper en ese momento", dice Alejandro Ibáñez en el documental sobre el programa que dirigió su padre.
El secreto de su éxito fue la elección de Elena Ochoa para presentarlo, una reconocida psicóloga y profesora universitaria que consiguió encandilar a los españoles y hacerles entender que el sexo no debía ser un tema problemático. "Con Ochoa ocurre lo mismo que con Mayra inventa a una comunicadora que existe pero que todavía no ha ejercicio", cuenta Ángel Antonio Herrera sobre el papel de Ochoa. Hablemos de sexo fue un programa sin precedentes, se emitió en los años 90 y tuvo tal aceptación en el público y la crítica que se llevó el premio Ondas.
El semáforo
El Semáforo fue un talent show que aterrizó en Televisión Española para dejar claro que todo el mundo tenía su lugar en la televisión. El programa consistía en dejar a la gente mostrar su talento y que el público decidiera si aplaudia la actuación o si la recibía con una cacerolada.