Solo los recuerdos le sirven ahora a Ana Obregón para mantenerse a flote. Acaba de enterrar a su madre, justo un año después de despedirse de su hijo, de su Aless. Una carambola del destino, cruel carambola. Ana estaba muy triste días antes de que se cumpliera el primer aniversario de la muerte de su pequeño, quería vivirlo en la intimidad, quería estar a solas con él en el cementerio y pidió a los reporteros que respetaran ese deseo. "Lo he aguantado un año en silencio pero ya no puedo más .Solamente quiero estar con mi hijo en PAZ!!!!", dijo en su cuenta de Instagram. Justo cuando atravesaba ese duro momento, ese terrible aniversario, ha fallecido su madre, otro disgusto para ella pero ahora es peor porque está más vulnerable, está en un momento de fragilidad. Y para no romperse del todo, para seguir adelante se aferra a los momentos felices. Y hace unos minutos, en la red social que le sirve como desahogo, ha recuperado uno de ellos, y una emotiva petición.
Ana ha compartido una foto de su madre y su hijo juntos en la casa de Mallorca. Al lado estas emotivas palabras: "¿Cuántos cuentos me contaste mamá cuando era pequeña para que me durmiera? ¿Y cuantos te conté a ti ,mi Aless, que cada noche querías uno distinto y ya no sabía que inventarme? Esta noche necesito que desde donde estéis me contéis un cuento muy bonito , tan bonito como está foto que os hice en Mallorca. Así podré dormir y olvidarme por unas horas de esta vida sin vosotros". Ese es su deseo: olvidarse de la realidad, de la vida sin su hijo y su madre.
Por suerte no está sola. Sus cuatro hermanos están muy pendientes de ella. Todos han perdido a su madre pero los cuatro son conscientes del estado de Ana, de su frágil estado emocional, golpeado con dureza: primero con la muerte de Aless y ahora con la muerte de su madre. Todos los hermanos viven relativamente cerca y esto les permite estar junto a ella. Y están sus amigos, que han ido al tanatorio a decirle que no está sola, y Alessandro Lequio, su ex y el padre de Aless, que se mantiene más unido que nunca a ella. Los días se hacen llevables pero las noches son más difíciles. Y a Ana solo le queda un consuelo, que su madre y su hijo estén juntos: "Ahora los dos amores de mi vida están juntos para siempre".