Si hace unos días te contábamos que Taylor Swift había ganado la batalla legal a su antigua discográfica y podría recuperar, al fin, los derechos de sus cinco primeros álbumes, ahora la de Pensilvania ha tenido que hacer frente a un nuevo varapalo: un fondo de inversión acaba de comprar los derechos de varios años de su música. Un obstáculo más que se suma a la larga batalla judicial en la que la artista lleva inmersa desde que comenzó a despegar su carrera a nivel internacional.
Big Machine, el origen de la disputa
Desde que lanzó por sorpresa Folklore, Taylor Swift no ha hecho más que escalar puestos en listas de música tan importantes como la Billboard 200. Pero muchos de sus oyentes desconocen la gran lucha que la artista ha tenido que lidiar para hacerse de nuevo con los derechos de todos sus lanzamientos. De hecho, todo el revuelo vino a raíz de la compra de Big Machine, la discográfica que puso en marcha Debut, Fearless, Speak Now, Lover, Red y 1989.
Los problemas comenzaron cuando Scooter Braun y Scott Borchetta, representantes de artistas como Justin Bieber y Demi Lovato, compraron gran parte de la discográfica con la que firmó Swift con tan solo 15 años. Y precisamente, en esa acción de compraventa también adquirieron los derechos de los temas de la cantante por un valor de 300 millones de dólares.
Ahora bien, ¿hay solución a esto? ¿Taylor volverá a estar en posesión de lo que es suyo? La intérprete de "Fearless" está haciendo alarde precisamente de ese título y llevó a cabo una denuncia donde ponía de manifiesto que ninguno de los dos -ni Scooter ni Scott- le dejaban cantar temas de sus discos anteriores en directo o que ni siquiera podría utilizar sus canciones en ningún formato audiovisual. Pero el contrato que Swift firmó cuando comenzó su carrera artística no decía nada sobre realizar nuevas versiones, así que la cantante tendría vía libre para regrabar sus temas a finales de 2020.
Shamrock Holdings, el nuevo obstáculo de Swift
¿Te imaginas a una artista internacional luchando por recuperar sus derechos? Es una realidad de la que Taylor parece no desvincularse. Tras dar un paso hacia delante hace unas semanas, la artista ha visto cómo Shamrock Holdings, un fondo de inversión totalmente desvinculado a la industria discográfica, está ahora en posesión legal de los derechos de cinco de sus álbumes.
"Hace unas semanas, mi equipo recibió una carta de una compañía de capital privado llamada Shamrock Holdings informándonos de que habían comprado la mayor parte de mi música, vídeos y portadas a Scooter Braun", comenzaba Taylor en su cuenta oficial de Instagram. "Esta ha sido la segunda vez que se ha vendido mi música sin mi conocimiento. La carta me decía que querían comunicarse antes de la venta para informarme, pero que Scooter Braun había requerido que no se comunicaran conmigo ni con mi equipo o el trato se cancelaría", finalizaba la intérprete en su misiva.
De ser ciertas sus palabras, a Taylor no le quedaría más opción que meterse de nuevo al estudio y emprender la ardua tarea de versionar todas y cada una de las canciones que compusieron sus cinco primeros proyectos discográficos. Porque está en posesión de las letras, pero carece de la propiedad de los audios. De ahí que quiera regrabar sus temas y luchar por que plataformas de streaming tales como Spotify -de la que ya se ausentó una temporada por no adecuarse a lo que ella entiende como modelo de negocio-, empleen su música y paguen por las nuevas versiones y no por todos aquellos temas que queden en manos del fondo de inversión. ¿Logrará movilizar a sus fans para conseguir tal acontecimiento?