Las dificultades para entrar en Estados Unidos están generando un nuevo fenómeno en Centroamérica conocido como "flujo inverso".
Desde finales de enero, unas 2.000 personas, en su mayoría venezolanos, han decidido voluntariamente regresar a su país de origen.
Una decisión comprensible para muchos. "Ya han tenido un desgaste económico y emocional, y, también, han tenido exposición a múltiples riesgos", explica el asesor en flujos migratorios Jaime Andrés Polanco.
Cambio de ruta en el trayecto de vuelta
Al llegar a Panamá, muchos migrantes evitan cruzar nuevamente la peligrosa selva del Darién y buscan alternativas más seguras. Una de ellas es la vía marítima hacia Colombia.
Sin embargo, este trayecto también representa riesgos, ya que, además de embarcaciones comerciales, operan lanchas de tráfico ilegal de migrantes. "Se presentan naufragios, porque las embarcaciones no están adecuadas y también por el sobrecupo", advierte Polanco.
Desde el inicio de este "movimiento inverso", al menos un hundimiento ha sido registrado en la costa entre Panamá y Colombia. En uno de estos incidentes, una niña venezolana de ocho años perdió la vida, evidenciando los peligros de la travesía de regreso.
La política migratoria de Trump continúa endureciéndose
La crisis humanitaria en países como Haití y Venezuela ha empujado a familias enteras a buscar nuevas oportunidades en el extranjero. Durante este proceso, muchos niños han nacido en medio del desplazamiento continuo.
"Su realidad es la movilidad. Estamos ocho días, un mes, seis meses en este proceso y luego nos vamos y nos tenemos que mover", explica Polanco, refiriéndose a los llamados "niños de la migración".
Mientras tanto, la política migratoria en Estados Unidos sigue endureciéndose. La reciente deportación de 200 venezolanos, presuntos delincuentes, de EE.UU. a El Salvador ha generado un enfrentamiento entre la Casa Blanca y los jueces.
El expresidente Donald Trump ha invocado una antigua ley del siglo XVIII para desoír las órdenes judiciales que exigían el regreso de los aviones que transportaban a los deportados. Venezuela, por su parte, ha declarado que no descansará hasta recuperar a quienes considera "secuestrados".